El Atlético de Madrid se llevó tres puntos más que importantes en Sevilla. Ante el Betis, los de Simeone, consiguieron la segunda plaza aprovechando la derrota del Real Madrid. El gol de Koke bastó para vencer al Betis de Mel. A pesar del marcador tan apretado, el equipo rojiblanco dio muestras de una nueva cara. Los madrileños no se encerraron atrás y tan solo la falta de gol sostuvo la minoría de goles. Partido compuesto por tramos de buen juego, tramos de buena solidez defensiva, tramos de gran juego contragolpeador y sobre todo un partido con mucho ritmo.

Mejoría de Koke y mejoría del Atleti, directamente proporcionales

El partido del Villamarín no se presuponía un partido fácil. A pesar del bajo rendimiento de los béticos en su estadio, el estado de forma del Atleti igualaba las posibilidades. Simeone había perdido la fórmula que pareció llegar a su mejor punto ante el Valencia hace cuatro jornadas. El Atlético encontraba el gol temprano y se echaba atrás peligrosamente, incluso en partidos ese gol ni siquiera llegó. El equipo parecía haber perdido frescura, dinamismo, ritmo. Su fe en su poder defensivo le hacía acomodarse al borde de un precipicio y mantenerse firme allí. Tanto fue así que se había olvidado de atacar.

Volvió la presión alta y con ella el gol

Ante el Betis, por fin, vimos un cambio de actitud y un cambio en casi todas las facetas. El equipo de Mel quiso ahogar el medio campo con tres mediocentros todoterrenos.  Pero Simeone también sorprendería. El equipo comenzó con un 4-3-3. El Atlético hizo una gran primera parte.  Gran disposición táctica, ocupación del terreno, respuesta al ahogo pretendido por el rival y presión muy alta. Una presión que trajo consigo el gol del partido. Hasta tres jugadores persiguieron un balón  en área rival, con maldad, con ansia y voracidad. Recordando aquel Atlético que acobardó al Barcelona en los cuartos de la Champions League hace dos temporadas.

Uno de esos ‘ acosadores’, que curiosamente acabaría marcando en el rechace de esa jugada, sería Koke. El canterano mostró una cara mucho más cercana a lo que debe enseñar el centrocampista. El 6 rojiblanco realizó una primera parte muy seria. Internado en la línea de tres junto a Tiago y Gabi, pero muy asociado a Carrasco y Filipe, el canterano encontró su partido. Dio muestras de comodidad, de confianza. Pedía todos los balones, aparecía en todo momento. Estaba concentrado, serio, sin perder balones y persiguiendo cada uno como si fuera el último. Mostró garra en defensa y demostró inteligencia y frescura en ataque.

El partido se rompió por momentos y se mantuvo un ritmo muy alto

Sin embargo el físico de Koke comenzó a verse resentido con el paso de los minutos y con el estilo de partido que se había creado. El Atleti, que volvió al 4-4-2 y amenazó con echarse atrás, buscaba el segundo.  Y el Betis el empate. Sin embargo, pese al paso adelante de los verdiblancos, el Atleti no esperó y convirtió el partido en un correcalles. El partido se transformó en un partido roto y descosido. Tiago en un bando y N’ diaye por otro hacían la función de pegamento para sostener el caos del partido.  Sin embargo serían Godín por un lado y el desacierto de cara a gol en el otro, los responsables de que el marcador no cambiara.

Todo a babor

El partido nos dejó una mejora general y una mejora individual por parte de Koke. Pero el partido también aumentó la creencia de un hecho permanente esta temporada, y es el abuso del juego del equipo por parte izquierda. El partido se volcó por este lado zurdo, y el Atleti tuvo en este ángulo su mejor fábrica de jugadas. Estamos acostumbrados a ver tanto a Juanfran y Filipe acabando jugadas en sus carriles, incluso ser un constante ataque. Sin embargo, el lateral español hace de su carril una autovía poco transitada, donde tan solo el propio Juanfran es participe de ella. El brasileño por su parte, a pesar de ser otro incansable atacante (cerca del final arrancó varios ataques a la portería bética), se encuentra en una carretera más convencional y transitada. Por su carril es más normal presenciar más tráfico de futbolistas.

Filipe cada vez, si no ya, está más cerca de su nivel. El jugador se encuentra cómodo en el campo rival y no es nuevo su gran ‘feeling’ con Koke cuando se trata de combinar. Sin embargo, durante esta temporada, se ha acostumbrado a tener más compañeros. Primero fue Óliver, luego vendría el argentino Correa y actualmente Carrasco. El propio  Griezmann también se dejó ver en algunos partidos por este lado izquierdo donde se arriman los jugadores, como si niños se trataran, al corro donde más balón se toca. Ante el Betis fue otro ejemplo más de esta constante.