¿Dónde se fue el dueño del balón parado? ¿Dónde se fueron las estrategias minuciosamente preparadas por Diego Pablo Simeone que hacía temblar a los rivales cuando el colegiado señalaba un córner ante el Atlético de Madrid? ¿Dónde se marchó la fuerte eficacia del conjunto rojiblanco a la hora de lanzar faltas y saques de esquina? La respuesta es cuanto menos compleja, y puede deberse a múltiples factores, pero la realidad es que el Atlético ha perdido la chispa arriba que le proporcionaba el balón parado.

"Duros como diamantes, agobiantes hasta la extenuación para sus rivales y capaces de sacar petróleo de cualquier jugada a balón parado" esa era la estricta definición del Atlético en sus temporadas pasadas, en esta, el problema es que su viejo amigo, que de tantos apuros sacó a los rojiblancos, ha decidido no funcionar. El mejor arma y aliado de las anteriores campaña se ha dado de baja en un Atlético de Madrid que lo echa de menos, que se servía de los córners, faltas, e incluso algún que otro penalti, para diluir partidos atascados y que ahora ante su falta de gol no logra ni desatascar con su pasada eficacia a base de testarazos.

Antes la fórmula estaba clara: balón parado + Koke = gol. Ahora su aplicación es más dudosa, el madrileño colgaba  balones al área que se convertían en perfectos caramelos para los rematadores, y pese a que los defensores lo estaban esperando, el gol era lo más probable que podía suceder. Este curso, el Atlético, bien por falta combinativa con sus centrocampistas o simplemente por falta de acierto  a la hora de rematar, no acaba de concretar, y es un problema grave que le ha pasado factura a los colchoneros en los últimos encuentros. Que se lo digan al Sevilla, que en el Calderón creó una auténtica fortaleza atrás que acabó desesperando a los hombres del Cholo, que lo intentaron de todas las maneras y no obtuvieron ningún premio.

La mejor solución en tiempos difíciles

El balón parado siempre ha aparecido cuando más lo necesitaba el Atlético, hace dos temporadas, en aquella campaña que los rojiblancos estuvieron a punto de coronarse un doblete histórico mermado por la cabeza de Sergio Ramos, los colchoneros abrieron la liga marcando un gol de Costa tras un córner. Pero cuando más necesitó el Atlético las faltas y los saques de esquina, fue en la recta final, cuando la presión se empezaba a notar en cada partido. Ante Levante, Sevilla, Valladolid, Granada, Eibar… el Atlético solucionó sus problemas a base del balón parado y así de córner en córner llegaron hasta el gol definitivo de Godín.

Esa inercia se mantuvo en la temporada pasada, cuando el Atlético se quedó sin Costa y tiró de su balón parado para tocar techo y exprimirlo al máximo. Porque el conjunto del Manzanres si algo sacó todo el jugo es de  sus goles y por ello,  los saques de esquina se convirtieron en una forma de defender y atacar al mismo tiempo. Porque un gol le hacía dejar muerto el partido, haciéndose más sólido atrás, respaldado ya en los tres puntos hasta que el árbitro pitaba el fin de los 90 minutos.

El Atlético extraña al balón parado

Pero de esto queda ya muy poco, los números no engañan, y el Atlético en este curso liguero sólo ha marcado tres goles de córner y uno de libre directo de Griezmann. En las jugadas largas tras los saques de esquina tan sólo Godín y Saúl han visto portería; fuera se quedan jugadores clave como Gabi, Koke o Juanfran. Las razones por las que al Atlético le cuesta tanto anotar gol son múltiples, pero gran culpa, la tiene el balón parado y es que el último tanto que el Atlético marcó de esta manera fue de Saúl Ñiguez el 13 de diciembre del pasado año.

Los números sin duda son preocupantes para un Atlético que acostumbraba a ser el mejor de la Liga a balón parado. En la campaña 2012/13 anotó nueve goles así, en la que se coronó campeón de Liga 13 y en el pasado curso 14. Que a estas alturas de temporada el Atlético tan sólo haya logrado anotar tres dianas, de esta manera, debe ser fuente de preocupación de Diego Pablo Simeone.

Tal y como recalcaba @Atleti_Data, el Atlético lleva 28 córners seguidos sin rematar entre palos, el último que fue ocasión lo remató Savic ante el Levante, lo que quiere decir que los rojiblancos tienen una flagrante falta de eficacia. El problema  es que la concentración en estas jugadas ha bajado y ha  hecho pasar al balón parado de Simeone de su mejor virtud a uno de sus peores defectos, porque a los del Manzanares esto les pasa factura tanto arriba como en defensa y es algo a lo que el dirigente indio debe encontrar la solución cuanto antes si no quiere acabar extendiendo cheques que no vaya a ser capaz de pagar –cosa que por cierto, nunca ha hecho-.

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