Érase una vez un cuento que no tuvo final feliz. Su protagonista fue Gregorio Manzano y sus personajes principales los jugadores del Atlético de Madrid. Por aquel entonces el conjunto rojiblanco se encontraba hundido, sin ambición, con un juego pésimo y muy lejos de la "zona Champions” donde los altos cargos del reino del Manzanares defendían que debía entrar el Atlético de Madrid.

 Era un frío  y gris domingo de noviembre del año 2011 y al conjunto indio le tocó visitar el Coliseum Alfonso Pérez, uno de los estadios vecinos de los rojiblancos. Allí se libró una dura batalla que dejó aún más herido al conjunto colchonero. Un penalti en el minuto 83 hacía al Atlético de Madrid agonizar en la Jornada 12. Aquel día la tarde  no avisó a los colchoneros de lo que se les venía encima, todo lo contrario, el encuentro empezó como un camino de flores para los de entonces Gregorio Manzano: Alberto Lopo cometió un grave penalti sobre Diego Rivas que le costaba la tarjeta roja y un gol en contra para los suyos. El Atlético de Madrid contra diez pareció tener todos los factores del cuento a su favor. Sin embargo, este iba a ser un día triste para los rojiblancos que debieron enfrentarse al peor de los enemigos: un juego propio nefasto.

Fue Abdelaziz Barrada el que se convirtió en la bruja rojiblanca en un tanto de falta directa que empataba el encuentro al filo del descanso. Pero lo peor estaba por llegar, nada más arrancar el segundo periodo Michel gracias a un testarazo confirmaba la remontada azulona. Domínguez intentó cambiar la historia y a diez minutos del final igualó el encuentro, pero dos minutos más tarde el turco Arda Turán cometió un penalti sobre Diego Castro que convertió él mismo para darle una victoria al Getafe y los tres puntos. Los rojiblancos quedaban así a 10 puntos de la Champions y cinco del colista - que aquel día dejó de ser el Getafe-.

Aquella fría tarde invernal sólo fue un capítulo más del feo cuento de Gregorio Manzano, que se fue del Reino rojiblanco a diez puntos de la zona Champions y eliminado en la primera ronda de la Copa del Rey ante un Albacete de segunda B. Así sin perdices y con un final muy adelantado se marchó el técnico de la caja de cal india, en una temporada que parecía augurar lo peor.

Una y no más Santo Tomás

Pero quien dijo que las segundas partes nunca fueron buenas se equivocó, porque aquel año el Atlético logró renacer de sus cenizas gracias a un hombre que hoy en día es la mitad del escudo rojiblanco: Diego Pablo Simeone, convertido en los tiempos que corren en emperador del Manzanares. El Cholo se encontró a un equipo hundido y a base de esfuerzo y trabajo logró limpiar y sacar brillo a sus colores. Los rojiblancos se impusieron al final de temporada como campeones de la Liga Europea de la Uefa y de la Supercopa de Europa, desplegando un juego que dejó atónita a toda Europa. 

Pero si algo sacó de aquel 6 de noviembre de 2011 el Atlético fue conocimiento, los rojiblancos aprendieron a levantarse más fuertes de las caídas y a no repetir errores pasados. Ahora, casi cinco años después, los del Manzanares suman diez partidos consecutivos sin perder contra el rival vecino, no habiendo encajado ni un solo gol contra los azulones.

Aquel domingo gris ya quedó muy atrás para los atléticos, enterrado en la historia rojiblanca. Mañana los hombres del Cholo volverán al Coliseum Alfonso Pérez, con otra forma de juego y mucho más seguros de sí mismos. Ahora su perspectiva es muy diferente, en segunda posición de la Liga BBVA y con 25 puntos más que el Getafe.

El cambio es abismal, lo que no permitirá a los del Cholo relajarse en un encuentro que se presenta muy disputado. Esta vez el protagonista principal es otro, que se ha convertido más bien en el Hada Madrina rojiblanca y espera, esta vez sí, encontrar un final feliz y poder seguir comiendo perdiz por mucho tiempo más.