Sin lugar a dudas, uno de los mejores partidos de esta campaña. Campo difícil para los equipos grandes, bajas y todo o nada. El Atleti respondió a todo con un gran partido. Completo, práctico, gustoso, vistoso y bonito. Con dominio, con valentía con superioridad. Eficaz. Superando en algunos tramos la crecida rival con psicología de calma y paciencia. La búsqueda de gol fue el motor de un partido muy completo.

No es nada nuevo, el Atleti se crece ante los equipos  más grandes. Pero esta vez no se metió atrás y aguantó un resultado favorable, no. Esta vez  el equipo quiso jugar, quiso ganar y quiso ser dueño y señor. La defensa joven no se arrugó, Kranevitter se acopló a la perfección y estuvo a la altura, Griezmann estuvo en todos los lados y hasta el juego aéreo respondió.  Los cambios funcionaron, el equipo convenció, se ganó en Mestalla y sigue en la posible pelea mínima que pueda dejar el Barça.

Además, se vio un plus en el Atleti, poco visto los últimos meses. Sus ganas de ganar y de buscar el partido. Griezmann creó y creó tanto que el Simeone hizo un movimiento ofensivo con el empate. El cambio de Torres por Kranevitter sorprendió a todos con una clara intención de ofensividad y busqueda del partido. Aprovechando los laterales ofensivos que tan acostumbrados están en ataque, el Cholo metió dos puntas y dejó  a Griezmann junto a Saúl. Creación y llegada. Sin renunciar a nadar, queriendo ganar.

Griezmann y… Kranevitter

Griezmann elevado al máximo exponente y el argentino realizando un partido mayúsculo tácticamente

El Atleti culminó un gran partido. Distinto a sus clásicos partidos de eficacia y guardia defensiva intensa. El Atleti jugó, no le quemó el balón y jugó con la intención de mover a un  Valencia que se vio superado y fue descolocado. El centro del campo ahogó la salida de un equipo ché nervioso en la creación. Vietto y Griezmann, con el mono de trabajo puesto, fueron importantes en la primera línea de presión, custodiados por un Gabi, de nuevo muy serio y cómodo, y un Kranevitter sobresaliente. Entre las dos líneas tendieron una trampa a la salida de balón valencianista, el punto débil.

El argentino cuajó un partido soberbio y una lección táctica. Inteligencia, buen hacer y tranquilidad. Realizó lo que se echa de menos de Tiago. Supliendo al otro argentino, Augusto, el ex de River demostró ser diferente. Tácticamente más parecido al portugués. Sabe lanzar la presión pero sabe defender sin perseguir. Es inteligente. A la hora de crear usa pocos toques, no lo rifa, no conduce. Juega sencillo, da soluciones. Y lo más importante, no solo la quiere en su campo, también la quiere entre líneas. Allí donde antes, no la quería nadie.

No la quería nadie, más que Griezmann. El francés eclipsó la gran noticia de Kranevitter. El principito realizó un partido de los grandes, de los que hacen subir el caché y de los que diferencian a un jugador superlativo.  No son los goles y las diferencias que marca, que también, si no ya todo lo que dá durante todo el encuentro. Ante el Valencia, Griezmann jugó un partido de letras mayúsculas.

Tuvo sus momentos en la temporada que tan solo era un jugador que aparecia por gol o en contadas ocasiones. Pero parece que el gol del Bernabéu le ha elevado la moral. En Mestalla el francés dio una lección de jugador franquicia. Supo aparecer allí donde estaba la acción, siempre con soluciones. Lección de calidad en pases y peligro. Lección de inteligencia y lectura de partido. Velocidad o pausa. Espacio o cercanía. Gol. El 7 rojiblanco fue un jugador de smoking,  puesto encima del mono claro. Porque Griezmann no solo es capitán general del ataque colchonero, también es el primer currante y ante el Valencia recuperó muchos balones y ayudó al aborto de creación del rival. Con Griezmann así, es más fácil todo.

A Simeone lo que es de Simeone

 El técnico argentino ha vuelto a conseguir sacar a su equipo del bache, volver a encontrar el mejor estado colectivo e individual y mantener el hambre

Todo fue positivo en Mestalla. Podría haber elogios para todos. Para la profundidad lateral, para el gran partido de los jóvenes centrales, tan solo corrompidos por la calidad puntual de Alcacer, el buen estado y el aplomo demostrado de Gabi, las soluciones que da Saúl, las posibilidades Vietto, los goles desde el banquillo. Pero algo ha cambiado o algo pasa detrás de estos jugadores para que se haya recuperado la mejor versión. Algo proviene desde el banquillo. Simeone, con la parte que le corresponde a Ortega y al resto de integrantes técnicos, han resucitado a un Atleti atascado hace unas semanas.

De nuevo el Cholo se reinventa. La capacidad de restructuración de este equipo le ha costado a Simeone mucho tiempo y muchos cambios pero parece haber encontrado de nuevo el camino. Su poción se basa en la insistencia, en el trabajo. Al caldero mágico del cholismo se añaden un trabajo físico clave que hace que el Atleti corra más que ninguno. Unas gotas de  confianza y psicología que hacen que el Atleti no se rinda, no baje los brazos. Siempre alerta, siempre luchando y cada vez encontrándose más a gusto. Eso no se consigue con dinero o una varita mágica. Eso se llama Simeone.

El propio técnico se había visto encallado en un bache de juego y resultados. Pero ha conseguido salir. Ha mantenido al equipo con la concentración y ganas de siempre hasta que ha podido encasillar todo para volver a encoentrar el buen camino de juego y resultado. El mejor Griezmann, el mejor Gabi, sustitutos de Tiago cada vez más parecidos, defensa no cambia a pesar de bajas.  Los cambios vuelven a ser acertados.  Ayer Torres marcó al poco de salir, Carrasco también y no se notó su larga ausencia. El segundo desde el córner. El equipo juega y no deja jugar. Simeone lo ha vuelto a conseguir, y tiene a su equipo en forma y en su mejor momento, entrando al mes de Marzo.