Qué bien se está cuando se está bien. Eso es lo que piensan ahora todos los jugadores rojiblancos que ganan jueguen como jueguen. Así es el fútbol. No hizo grandes méritos el Atlético para imponerse al Rayo, pero se impuso. Salió el Principito del Manzanares  para construir el cuento de Hadas en el Barrio de Imperial y le dio al Atlético un gol de esos que valen Ligas. Le restan dos jornadas a la Liga BBVA y los rojiblancos se resisten a dejar de creer.

Mucho ruido y pocas nueces

Alineó el Cholo Simeone –desde la sombra de la tribuna del Vicente Calderón- a los menos habituales, muy consciente el argentino de las cuatro finales que le restan al conjunto rojiblanco, o cinco, en función de cómo le vayan las cosas  en Múnich el próximo martes. Lo importante aquí es que el técnico indio miró por la acumulación de minutos en las piernas de sus titulares y los consecuentes problemas de cara a los últimos choques y decidió jugársela y sentar en el banquillo a sus hombres de máxima confianza como Griezmann, Torres o el mismo Koke.

Arriba, en el primer asalto, la ausencia de "los de siempre" apenas se apreció gracias a un incansable Correa que puso en grandes apuros a  Juan Carlos; porque lo de Vietto, fue otra historia. Sin embargo, sí se notó en un centro del campo en el que se echó de menos a jugadores como Augusto, Koke y Saúl Ñiguez -por no acordarnos de Tiago-.

La primera del choque la tuvo un Rayo que en ningún momento se amedrantó ni por el rival, ni por el ambiente, en el que por cierto, no cabía un alfiler. Los de Paco Jémez se jugaban la vida y los tres puntos eran obligatorios, así que decidió salir a jugar Bebé que se la puso a Jozabed que disparó picadito y el esférico salió susurrando al palo izquierdo de la portería de Oblak. Como respuesta el Atlético presionó arriba ante el creciente nerviosismo de la defensa rayista que perdió dos pelotas, en zona de alto riesgo, que cerca estuvieron de costarle el partido a los de Jémez en el minuto 6’ por la insistencia de un "trotamundos" Correa.

El Rayo no se echó para atrás, se olvidó de los errores y comenzó a hacer lo que más le gusta: atacar defendiendo. Ante los imprecisos pases entre líneas del corazón rojiblanco -que acabaron costándole tres fueras de juego a Vietto  y tres carreras en vano- el Rayo aprovechó algunos espacios, en la zaga rojiblanca, para tantear los guantes de Oblak,  pero se encontró una y otra vez con las ganas del esloveno de dejar pequeño el Zamora.

En los minutos finales de la primera mitad recuperaba el Atlético, como anfitrión, el dominio del esférico y la peligrosidad recordando que lo que se disputaba allí era, ni más ni menos,  la corona de España. Llegaron los rojiblancos, con las ganas de Correa pero con una fuerte imprecisión en los pases entre líneas. Necesitaba mucho más el Atlético en la segunda mitad.

Foto: Daniel Nieto / VAVEL. com
Foto: Daniel Nieto / VAVEL. com

Griezmann se agarra a la Liga

En los primeros minutos del segundo asalto  no hubo cambio alguno en el juego de los rojiblancos, entró Koke por Gabi, pero parecía más bien un cambio premeditado en vistas al partido del martes. Ante el juego atascado de los locales al Cholo se le acabó la paciencia y decidió sacar a su pareja de oro para pegarle el antepenúltimo tercer tiro a la Liga en el centro del objetivo. Fue como en los mejores cuentos de hadas. De negro a blanco, o mejor dicho, a rojiblanco. Fue pisar Fernando Torres y Griezmann el terreno de juego y renacer el Vicente Calderón. 

Llegar y pegar. Ni un minuto le hizo falta al galo para darle a su equipo el gol que tanto buscaba. Controló mal Crespo, olvidándose claro, de que con Griezmann delante no se pueden tener esos fallos, y allí estaba el galo, que con su sinfonía propia la bajó con el pecho y la empujó con todo el alma al fondo de las redes de la portería de Juan Carlos. Esos goles valen Ligas.

Gracias al acierto de su ídolo entró el Atlético en su salsa. Con un gol a favor, el encuentro se puso como más les gusta a los colchoneros: aguantando las emebestidas respaldado en un defensa sólida y con mucho peligro a la contra. La tuvo Torres que tras un pase del autor del gol sólo ante Juan Carlos no supo convertir. 

Los minutos corrían a favor de los rojiblancos, pero no se le hicieron cortos a un Atlético que se econtró con un Rayo al que se le vieron ganas de seguir entre los mejores la temporada que viene. Con las galopadas de un Griezmann que quería el segundo, la intención de Torres , la seguridad de Oblak y el afán de un título del Vicente Calderón se acabó el duelo. 

En el  Barrio de Imperial quieren fiesta. Sí, ese mismo Barrio que se resiste a dejar de creer  tiene la posibilidad de alzarse nuevamente con la corona de España - al gusto del juego y la puntería del FC Barcelona- y por qué no, de Europa.