El Atlético de Madrid vuelve a tener ante sí la oportunidad de meterse en una final de Champions. La victoria por la mínima cosechada a orillas del Manzanares le sitúa con una pequeña ventaja con respecto al Bayer de Múnich, pero no será fácil. Superar al conjunto alemán supondrá mucho más que estar en una final, la tercera para los rojiblancos. Las cuentas pendientes con el Bayern de Múnich llevan sin saldarse más de cuarenta años y ahora el Allianz Arena será el escenario para que los colchoneros cierren una herida que lleva abierta demasiado tiempo.

En aquella final del año 1974 en la que el Atleti rozó la Copa de Europa con la punta de los dedos, hubo un protagonista especial, Luis Aragonés. “El Sabio” fue el autor del gol que virtualmente les convertía en campeones. Ya se estaban disputando los minutos finales de la prórroga, faltaban menos de diez para el final del encuentro, y él fue el encargado de botar una falta al borde del área. El balón pasó por encima de la barrera y se coló por la escuadra. Sólo una fatalidad podía privar a los colchoneros de ser campeones de Europa.

Luis marcó ante el Bayern el gol  que hizo soñar con la Copa de Europa

Pero es el Atleti y a partir de ahí empezó a gestarse esa denominación de “el pupas”. La fatalidad quiso que un alemán de nombre impronunciable, aunque los rojiblancos lo recuerdan como si fuese el nombre de un familiar, Schwarzenbeck, acabase con sus sueños. Apenas tres minutos después lanzó a la portería defendida por Miguel Reina desde fuera del área. El balón raso sorteó una maraña de jugadores y sorprendió al guardameta que vio como el esférico se colaba inexorable hasta el fondo de la red.

El partido agonizaba y con las tablas en el marcador la UEFA tenía estipulado un partido de desempate. Este se jugó en el mismo escenario dos días después. La gran decepción hizo que los Reina, Melo, Heredia, Eusebio, Capón, Adelardo, Luis, Alberto, Salcedo, Becerra y Gárate no pudiesen con la maquinaria alemana que arrasó al conjunto colchonero por 4-0. El Atleti lo había tenido al alcance de sus manos y aquel Bayern se lo arrebató.

Nunca más se han vuelto a encontrar en estas cuatro décadas. Finalmente se han cruzado sus caminos y los rojiblancos van a tener que tirar de eso que ellos llaman “coraje y corazón” para consumar la venganza. Por ellos y también por aquella generación de futbolistas y de aficionados, que no pudieron gozar de las mieles del triunfo. “Ganad por nuestros mayores”, que rezaba un letrero en el Calderón en la previa al partido de ida. Pero sobre todo por él, por Luis Aragonés. Él fue el encargado de hacer soñar entonces y todos le tendrán presente en un día tan importante.

Cualquiera de sus arengas antes de un partido sería válida para la ocasión. Pero aquella previa a la final de Copa del 92 sea la que todos recuerdan y se podría repetir en el vestuario rojiblanco en la previa al partido: “¿Lo han entendido? ¿Sí? Pues esto, esto (señalando la táctica en la pizarra), no vale para nada. Lo que vale es que ustedes son mejores y que estoy hasta los huevos de perder con estos. Son el Atlético de Madrid y hay 50.000 (en este caso toda una afición) que van a morir por ustedes. Por ellos, por la camiseta, por su orgullo, hay que salir y decir en el campo que sólo hay un campeón y va de rojo y blanco”. Nadie podría haberlo dicho mejor: ganad por nuestros mayores, ganad por Luis.