El Fénix tiene su origen en la mitología egipcia, y a través de Heródoto pasó a la griega y posteriormente a la romana. En su mito, el Fénix, se consumía por el fuego y al tiempo resurgía de sus propias cenizas. Antoine Griezmann ya conoce el ardor de la derrota, y las cenizas que ella trae, esa sensación que dura en el interior de quien se ha quedado a las puertas del éxito. Pero el francés también sabe es que de la derrota y la rabia y el dolor que ella trae consigo también puede nacer la fuerza, las ganas de superarse y crecer. Y el ex de la Real Sociedad, ya convertido en una estrella mundial quiere seguir superándose. Tras la sanción por acumulación de tarjetas que le impidió jugar en la primera jornada ha llegado su momento. El momento de resurgir de las cenizas y convertir la rabia en fuerza, y sobre todo en juego. El Atlético le necesita.

Cuando Simeone salió en rueda de prensa tras el partido contra el Alavés y dijo que solo Griezmann era indiscutible en la delantera nadie se sorprendió. Gracias, en parte, a seguir la filosofía del argentino, Antoine se ha convertido en un jugador capaz de desequilibrar una semifinal de Eurocopa y de ser el máximo goleador y mejor jugador de dicha competición. De marcar en el Allianz Arena para meter a su equipo en la final de la Liga de Campeones. De anotar 32 goles en una temporada sin ser un delantero centro. En definitiva se ha convertido en un jugador total, ultra necesario para su equipo como en su día lo fueron Falcao o Diego Costa.

Cuando el francés salte al terreno de Butarque el sábado comenzará su nuevo reto: superar sus cifras del año pasado y contribuir con ello a conseguir un título para el Atlético. Ya el año pasado se superó marcando 12 goles más que la temporada 2014/15. Pero, ni en las buenas, ni en las malas, el fútbol son solo cifras. Y fuera de las cifras Griezmann no se queda corto: hace mejor a sus compañeros, combina con ellos y le da velocidad a la circulación de balón de su equipo, da todo en defensa... En definitiva no es -solo- un goleador, es un jugador de equipo, es el paradigma del cholismo: talento y calidad conjuntada con mucho trabajo.

En definitiva, y como ha reconocido el propio Griezmann: "Lo he pasado mal por estas derrotas, pero ahora estoy más motivado para volver a ganar. No quise llorar ya que quería ofrecer ayuda a mis compañeros y demostrar que tengo un carácter fuerte". De esa motivación y de esas ganas de ayudar al colectivo dependen muchas de las opciones de llegar a la gloria del Atlético. Como el Fenix, Antoine ha renacido de las cenizas de la derrota. Y ya desde el sábado querrá demostrarlo.