Cuando los resultados no son los esperados, la potente luz del foco se centra en aquellas personalidades de las que se esperaba un rendimiento superior al mostrado. Este es el caso de Koke, quien no ha empezado la nueva temporada con buen pie. Dos empates ante recién ascendidos han puesto en juicio a los grandes pilares de la plantilla, incluido el propio Diego Pablo Simeone.

La nueva campaña tendía a perfilarse como las recientes. Un inicio a toda máquina que pondría al cuadro rojiblanco en los primeros puestos con un juego convincente y unos resultados que en tiempos pasados hubieran sido inimaginables. Nada más lejos de la realidad. El equipo ha comenzado el año con dos empates ante dos equipos en teoría inferiores (Alavés y Leganés), que han puesto en parte en jaque a ciertos nombres de la plantilla. El equipo ha sido criticado por su falta de gol, pese a las incontables ocasiones que ha tenido de cara a portería, y por la pérdida de intensidad si se compara con años pasados. Algunos achacan este bajón a la pasada final de Champions de la que todavía siguen acordándose y otros al nuevo planteamiento físico para esta temporada, es decir, desde algunos sectores se apunta a que Simeone ha decidido no empezar a máxima potencian desde el principio para reservar fuerzas que les permitan acabar la temporada lo mejor posibles. Pese a que un inicio el capitán Gabi afirmara que el equipo estaba preparado este año para disputar todas la competiciones, algunos apuntan a que se centrarían en la consecución del único título que aún falta en sus vitrinas, la Champions, dejando la Liga en un segundo plano al ver la pelea por el título como una lucha demasiado complicada y que puede mermar a la plantilla de cara a otros objetivos.

Más allá de teorías, lo que sí queda en claro es que Koke no ha sido hasta el momento el jugador al que el Calderón estaba acostumbrado a ver y disfrutar en los últimos años. Ya sea por forma física o simplemente una mala racha, el rendimiento del jugador se ha visto afectado y directamente el juego del equipo también, ya que Koke es uno de los máximos encargados de dirigir el juego rojiblanco.

Los números le avalan

En las últimas temporadas, Koke ha demostrado ser un seguro para el equipo. Su calidad le ha impulsado a ser uno de los mejores centrocampistas de La Liga y como muestra de ello, el gran número de asistencias en los últimos años está ahí. Desde el año 2010, Koke se ha posicionado como el líder del juego del equipo. Pero no fue hasta la temporada 2012/2013 cuando se convirtió en el verdadero asistente de la plantilla. Sus números no han bajado de las diez asistencias por temporada, llegando a las 13 en los años 2014 y 2016, coincidiendo casualmente con los mejores años del Atlético de Madrid en la última década. Es por ello que el equipo necesita de Koke para alzarse a lo más alto. Sus asistencias han dado títulos al club del Manzanares y se espera que sea así esta temporada pese al mal arranque.

Un balón de oxígeno con la selección

Pese al flojo inicio de temporada, Koke ha empezado a dar muestras de que recupera su mejor versión, al menos con la Selección Española. Dos grandes partidos ante Bélgica (amistoso) y Liechtenstein (partido clasificatorio para el Mundial de Rusia 2018) le han servido para recuperar sensaciones y la confianza que probablemente necesitaba para volver a su mejor versión.

Koke supo llevar la batuta del juego de la Selección cuando contó con los minutos necesarios. Fue titular en el amistoso ante Bélgica en el que España se impuso por 2-0 y repitió titularidad y protagonismo en el primer partido clasificatorio ante Liechtenstein en el que España venció fácilmente por 8-0 con un Koke en línea ascendente del que se esperan grandes cosas esta temporada como ya hiciera años atrás.

Los jugadores no pueden rendir sobre el césped a su mejor nivel en todo momento. Las bajadas y subidas son algo principal en la carrera de cualquier futbolista. El mejor factor con el que puede contar Koke en estos momentos es el tiempo. La temporada acaba de comenzar hace escasas semanas, por lo que queda mucha competición todavía y por ende, mucho tiempo para recuperar la mejor versión del mediocentro madrileño.