La temporada del Real Betis Balompié pasará a la historia como una de las peores actuaciones globales (jugadores, cuerpo técnico y directiva) a lo largo de sus casi 107 años de vida. El año verdiblanco ha sido caótico, y en el terreno de juego lo sucedido no ha sido para nada diferente, sino más bien todo lo contrario. La parcela deportiva se puede catalogar de ‘catástrofe’, pues la imagen del Betis ha sido de equipo moribundo desde antes de mediados de curso.

Para la elaboración del Betis 13/14, la dirección deportiva dio salida a 12 jugadores que formaron la primera plantilla la temporada anterior. Abultado número de jugadores que se fueron del club entre ventas y cumplimientos de contratos que no fueron renovados para un equipo que perdía gran parte de su base en el año que competiría en Europa. Para remplazarles, fueron dados de alta 13 nuevos jugadores. Por tanto, hombres de la vanguardia como Pabón, Campbell y Pozuelo dejaron su sitio a Braian Rodríguez, procedente del Huachipato por unos 700 mil euros, Cedrick, del Numancia, y ‘Chuli’, quien venía de marcar 15 goles con el Recreativo en Segunda y salió del club por 600 mil euros.

El ataque perdió potencial, tanto en la punta como en los costados, y los hombres para ocupar las demarcaciones más adelantadas eran: Rubén Castro, Jorge Molina, Braian Rodríguez, ‘Chuli’, Cedrick y Vadillo. Como el resto del equipo, la delantera no funcionó y, por ello, se acudió al mercado invernal. Leo Baptistao llegó cedido por el Atlético de Madrid por una desorbitada cantidad de dinero. La situación no se solucionó con la llegada del delantero brasileño, y la carencia de gol y falta de contundencia en el área rival siguieron latentes.

El registro goleador del Real Betis al final de la Liga fue de 36 tantos a favor, 21 menos de los 57 logrados tan solo un año antes

El registro goleador del Real Betis al final de la Liga fue de 36 tantos a favor, 21 menos de los 57 logrados tan solo un año antes. Las cifras hablan de menos de un gol por partido, quedándose sin marcar en 15 de los 38 encuentros que comprenden el calendario. De esos 23 encuentros en los que los verdiblancos vieron puerta, fue en 16 en los cuales hubo tantos de los delanteros. Es decir, 22 jornadas ligueras terminaron con cero goles de los jugadores específicos encargados de marcar. A esos 36 goles ligueros, hay que sumar 21 goles más, 16 en Europa League y 5 en Copa del Rey en un total de 16 partidos entre ambas competiciones. Lo cual refleja que el Betis 13/14 necesitó 54 partidos en tres competiciones para conseguir la misma cifra de tantos que hizo el Betis 12/13 en las 38 jornadas de Liga, 57.

La puntería fue uno de los múltiples puntos por donde el conjunto bético perdió fuelle. No amarrar ocasiones claras, disparos a los palos o querer ‘rizar el rizo’ cuando la jugada requería ser más directo. Los fallos de la delantera se sucedieron de manera continuada, el Betis perdonó y no fue perdonado. Terminó la Liga colista con tan solo 25 puntos, y siendo el 6º equipo con menor cantidad de goles marcados, solo por encima de Getafe, Levante, Granada, Osasuna y Elche. En cambio, en cuanto a llegadas a portería rival, los verdiblancos no estuvieron tan desaparecidos, siendo el 10º con más tiros por partido (13’1 de media) y el 11º a puerta (4’2 por encuentro). La puntería fue un mal endémico que los béticos no supieron curar, terminando por enquistarse, y ahí los delanteros tuvieron gran parte de culpa.

Rubén Castro

El curso de Rubén Castro es un símil de lo que ha sido el Betis este año, un mar de dudas. El delantero canario no pudo entrenarse en la pretemporada en Reino Unido debido a una lesión. En principio, los problemas físicos no parecían graves, pero con el paso de los días fueron agravándose, hasta el punto de no encontrar solución y tener que pasar por el quirófano meses más tarde. Una “entesopatía crónica de los isquiotibiales en su porción proximal” le obligó a ser intervenido, con el consecuente período de recuperación. Durante este mismo, se pudo ver a un Rubén Castro descentrado, con la cabeza en otro sitio y cazado en varios ocasiones de fiesta. A perro flaco todo son pulgas, y Rubén dio síntomas de ser la más grande de todas. La indisciplina mostrada por el delantero no había tenido precedentes en los años anteriores.

El ariete canario no comenzó la temporada ni mucho menos a punto. 52 minutos en el partido de vuelta ante el Jablonec en la vuelta de la eliminatoria previa de Europa League, ausencia en el estreno liguero ante el Real Madrid y 21 minutos ante el Celta de Vigo en la segunda jornada. Desde finales de agosto, su ausencia se prolongó hasta el 24 de noviembre ante el Sevilla, disponiendo de 30 minutos. Rubén Castro volvía al equipo poco a poco, pero su peso y contribución en el equipo no eran ni siquiera cercanos a la de años anteriores.

La primera vuelta, en la que prácticamente estuvo ausente, el delantero verbiblanco consiguió un tanto en Liga, ante el Celta en la jornada 2. La segunda parte de la temporada empezaría con otro ‘escándalo’ de Rubén. Al ser sustituido en el partido ante el Real Madrid en el Villamarín, el cual terminó con resultado de 0-5, el jugador decidió marcharse del estadio. Tras el encuentro, se produjo una intensa reunión entre todos los futbolistas en la que se sinceraron, intentando devolver el rumbo al equipo. Pero Rubén no estuvo presente.

Rubén Castro ha marcado 10 goles en Liga, lo que significaría una bajada del 63% en su rendimiento

Aquel partido significó el cese de Garrido y la llegada de Calderón, quien se estrenó en Vigo. Allí, Rubén Castro volvió a encontrarse con el gol. 2 tantos en tierras gallegas, a los que siguieron otros dos más ante el Espanyol la semana siguiente. El olfato goleador perdido fue recuperándolo paso a paso, para finalizar el campeonato con 10 dianas, a las que sumar 3 más entre Europa League y Copa del Rey, finalizando la temporada como máximo goleador del conjunto. En Liga, fue el sexto hombre de todo el campeonato con mayor número de tiros por partido, con una media de 3 por encuentro.

Su liderato en cifras goleadoras en el equipo era de esperar, pero no su gran bajada de rendimiento. Estableciendo como 100% los 27 goles logrados en su primer año en el Real Betis, en Segunda, en su segunda temporada logró 16 tantos, en Primera, y en el tercer año 18. Esta temporada tan solo ha conseguido 10 goles en Liga, lo que significaría una bajada del 63% en su rendimiento comparándolo con el primer curso. Sin duda, un año para olvidar el de Rubén Castro.

Jorge Molina

En el año más gris del Real Betis, Jorge Molina sería el delantero al que menos ‘peros’ se le pueden poner. Sus innegables fallos fueron evidentes, y la falta de pegada y de ocasiones para hacer gol siempre le han mantenido en el punto de mira del beticismo. El delantero alicantino gozó de parte de las ocasiones más clara del Betis durante el curso, pero bien por ‘dormirse’, bien por lanzar flojo, o bien por hacerlo desviado, no consiguió el premio del gol en varias ocasiones.

No se le puede negar que luchó y dio, sino todo, buena parte de lo que más podía. Jugó tanto como único punta como con un acompañante, además de hacerlo por detrás de otro delantero. A su presunción de ariete de área, se buscó que fuese la referencia en posiciones más atrasadas, bajando a buscar el balón para apoyar en las salidas, aguantarle y permitir a los compañeros llegar, además de ser uno de los jugadores en inicar la presión sobre los rivales. Su entrada en el juego le hizo ser el jugador que más faltas recibió durante el campeonato de Liga, con 1’6 por encuentro.

Sus cifras goleadoras, al igual que las del equipo, bajaron con respecto al año anterior. Sin embargo, Jorge Molina finalizó el año con 9 tantos ligueros, uno por debajo de Rubén Castro, y con tres más entre las otras dos competiciones, que le dejaron con un total de 12 goles. Segundo máximo goleador del equipo y segundo jugador de la plantilla con más minutos disputados. Fue titular en 25 partidos de Liga, disputando un total de 32, aunque desde la llegada de Calderón su participación decayó considerablemente. De ser titular en 18 de las 19 primeras jornadas con Mel y Garrido, con el técnico argentino no entró tanto en los planes, siendo de la partida en 7 de los 17 partidos que dirigió.

Leo Baptistao

La planificación deportiva del Real Betis quedó en evidencia ya a mediados de la primera vuelta. Ninguna parcela del campo funcionaba, por lo que el mercado invernal debía proporcionar soluciones. Tres fueron las que se buscaron en enero, con Adán, N’Diaye y Leo Baptistao. El caso del delantero brasileño tuvo particularidades, poniendo en el disparadero a Juan Carlos Garrido y las comisiones. 850 mil euros de sueldo para el jugador cedido por el Atlético de Madrid por media temporada, 1 millón 250 mil euros al conjunto rojiblanco por el préstamo del futbolista, y un montante total que podía ascender a los 2’3 millones de euros en cuestión de comisiones.

De Baptistao se esperaba que fuese el ‘salvador’ del Betis, que fuese a aportar goles y ganase el solo partidos. Su anterior temporada en el Rayo Vallecano fue muy fructífera, pero en el Betis su rendimiento estuvo de más a menos. Se estrenó ante Osasuna, en un encontró en el que se erigió como el principal protagonista. Intentó dinamitar el ataque verdiblanco, entrando por banda o desde el centro, o ofreciendo un abanico de posibilidades para encontrar portería. Su versatilidad para las posiciones delanteras venían a salvar muchos problemas de los que Garrido en su momento y luego Calderón tenían en la plantilla. Se trataba de un jugador que sabía crear peligro. El curso lo terminó siendo el jugador que más regates hizo del equipo por partido en la temporada, con una media de 1’4.

Leo Baptistao comenzó desde el banquillo el partido que certificó el descenso ante la Real.

Solo 2 tantos de un fichaje para el que fue necesario un importante desembolso de dinero

A veces por su cuenta, otras apoyándose en los compañeros, corriendo desde la banda o apareciendo en la punta. El juego del brasileño empezó a gustar en Heliópolis, por lo que era un bien para salvar al equipo. Sin embargo, un equipo sediento de goles necesitaba marcar, y esa condición no la ofreció Baptistao. Hasta el 8 de marzo no consiguió anotar su primer tanto con la elástica del Real Betis, ante el Getafe. 5 días más tarde, en el Pizjuán, logró su segundo tanto en el derbi sevillano en Europa. Ahí se terminaron sus registros goleadores. Tan solo dos tantos de un fichaje para el que fue necesario un importante desembolso de dinero por media temporada.

Braian Rodríguez y Chuli

Incorporaciones veraniegas que llegaron para competir con Rubén Castro y Jorge Molina en el frente del ataque. La salida de Pabón, Campbell y Pozuelo hizo al Real Betis acudir a la búsqueda de delanteros al mercado de fichajes. Tampoco en este apartado se dio con la tecla. Con un Rubén Castro renqueante y sin poder entrar en los planes, Braian Rodríguez y Chuli fueron los únicos contratados para ocupar su puesto en el once y sanar la debilidad en el gol que sin el canario tenía el equipo.

Braian Rodríguez llegó del Huachipato. Delantero de 1’90 que aportaba presencia física en el área, su lugar de acción. Fuera de ella, el uruguayo demostró no estar cómodo, por lo que su participación en el juego se limitó a esperar al balón lo más arriba posible. En la previa ante el Jablonec vio portería, acto que tan solo se volvió a repetir una vez más en la temporada. A principio de Liga, Pepe Mel le otorgó varias oportunidades a modo de minutos, a pesar de ser un delantero cuestionado. Se le vio ante Real Madrid, Espanyol y Granada, desapareciendo por completo hasta el mes de marzo, y solo disputando entre medio 60 minutos ante el Vitoria Guimaraes en Europa League, partido que terminó por sentenciarle.

Braian Rodríguez fue expulsado ante el Atlético.

Ya con Calderón, el delantero uruguayo volvió a tener presencia en el terreno de juego, viéndose un jugador más activo y no tan pasivo que anteriormente, aunque dejando una absurda expulsión ante el Atlético de Madrid. Braian terminó la Liga con un total de 423 minutos y un gol, ante el Almería, siendo titular en tan solo 4 encuentros.

La temporada de ‘Chuli’ fue similar, aunque su cartel era mayor pues llegaba de marcar 15 goles con el Recreativo el curso anterior. Sin embargo, con la camiseta verdiblanca solo consiguió uno (importante), en Guimaraes en Europa League, suponiendo la victoria. El delantero onubense ofrecía características de no ser un delantero de área, sino de tener contacto con el balón y aparecer desde distintos frentes del ataque. Sin embargo, su juego apenas produjo y su búsqueda de portería dejó que desear. 0 goles en Liga tras 18 tiros intentados, la mitad de ellos a puerta. Terminó el curso con 11 encuentros en el campeonato, de ellos 4 como titular.

Vadillo y Cedrick

Decepcionantes la temporada de ambos extremos. Tanto Vadillo como Cedrick no cumplieron con lo que se esperaba de ellos. El joven canterano verdiblanco tuvo suculentas ofertas económicas en verano, de equipos como el Tottenham. Tras finalizar el año, su cuota de mercado ha debido devaluarse, pues a pesar de ser un hombre con el que se ha contado y se le dio peso en el equipo, no mostró nada de lo que años atrás se había hablado de él, siendo uno de los canteranos más prodigiosos el Real Betis. 1 gol en Europa League fue su único tanto y algunos partidos, como en Málaga, en el que se echó al equipo a la espalda. El resto de encuentros hubo más bien que tirar de él.

Cedrick, por su parte, sí ofreció un mayor esfuerzo, pero sus condiciones no terminó de, o bien, dominarlas, o bien, entenderlas. La velocidad es su gran fuerte, y el regate le acompaña, pero más allá de eso se perdió. En el primer encuentro de Liga sorprendió con un quiebro a Sergio Ramos para asistir a Jorge Molina. El problema llegó cuando eso le dio rédito de cara a la afición, sin aportar mucho más que carreras llenas de velocidad en las que perdía el control de su juego. Los días que no pudo correr, se apagaba y desvanecía, hasta el punto de desaparecer.

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Sobre el autor
José Luis Galán González
Con mis más de 20 años y 500 noches he de decir que me salieron antes las canas que la barba. Estudio periodismo, por lo que sería redudante contaros que algún día espero dedicarme a ello. Esto es pasión y VAVEL donde os la muestro.