El Betis comenzó el partido aún sin despertar  de la siesta

El choque comenzaba con muchas imprecisiones por parte de ambos equipos. El Real Betis intentaba llevar la iniciativa para dar una alegría a su afición, desplazada a la ciudad catalana. Sin embargo, un Girona en alza y que cada vez se gusta más era el primero en golpear. Cuando no se había cumplido el cuarto de hora, Pons vislumbró una autopista entre la defensa verdiblanca y enfiló hacia la portería de Adán sin oposición. Su disparo era rechazado por el guardameta verdiblanco cayendo el cuero a los pies de Felipe que solo tuvo que empujarla. El Girona FC empezaba como un vendaval y el Real Betis con la misma apatía de ocasiones anteriores.

Mucha pólvora y poco oficio

El Real Betis no tardaba en reaccionar al gol del Girona. La posesión seguía perteneciendo al equipo catalán que trataba de matar el partido pero los verdiblancos aprovechaban un contraataque para igualar el electrónico; un pase entre líneas de Matilla dejaba el esférico a Rubén Castro para que con un disparo cruzado al palo derecho del portero igualase el encuentro.

El Real Betis  aprovecha su pegada en un partido loco

A partir de ese momento, el Betis se hizo con el control del partido, convertido en un correcalles. Una falta botada por Xavi Torres desde el costado izquierdo, sin aparente peligro, dejaba solo en el segundo palo a Jordi Figueras tras una prolongación de Rennella en el salto; el central del Betis la ponía en el área chica con un pase de la muerte para que un desafortunado Lejuene la introdujese en su propia portería tras un fallo en el despeje. Dos disparos a puerta le servían al Betis para poner el encuentro a su favor.

Intercambio de golpes sin mirar atrás

El Real Betis marcaba las pautas del enfrentamiento y el Girona entraba al trapo. Sin un juego muy vistoso, los verdiblancos buscaban jugar al toque rápido, conscientes de su superioridad en los 3/4 de campo. Dos minutos después de la reanudación era el Girona quien tenía la oportunidad de empatar en una ocasión calcada al gol bético salvo por el desenlace; el centro desde la banda izquierda se paseó por toda la defensa para que Carles Màs rematase en el segundo palo, marchándose desviado. Las ocasiones se sucedían una tras otra. Esta vez un disparo desde la frontal de Renella obligaba a Becerra a lucirse. Los minutos pasaban en medio de las idas y venidas de ambos equipos. La posesión seguía siendo del Girona, quien trataba de llegar a la portería rival sacando a relucir su juego, más de toque, pero las ocasiones no se materializaban.

Cambios en el Girona y vertiginosa salida al descanso

La posesión y las ocasiones caían del lado rojiblanco que peleaba con la intensidad y la premura de una final.

El equipo catalán era consciente de la dinámica en la que había entrado el partido y aceptó el planteamiento verdiblanco. El técnico del Girona, Pablo Machín, introdujo en el campo a Jaime Mata y retiró a Cristian Gómez, pasando del trivote al pivote en el centro del campo pero con más pólvora ofensivamente. El Real Betis, por el contrario, trataba de dormir un partido que mandaba en el marcador pero no en el juego. Las acometidas del Girona se suceían una y otra vez; primero con un pase por alto a la espalda de la defensa obligó a Adán a salir de puños y posteriormente con un saque de esquina que acabó en tangana entre el portero y el delantero Sandaza. A Julio Velázquez no le estaba gustando el juego de su equipo y decidió mover el banquillo, dando entrada a Pacheco en lugar de un tocado Kadir. Lo mismo pasaba con Machín que intercambiaba cromos sobre el verde. Sin embargo, nuevamente el Real Betis exhibiría su pegada; Nada más salir al terreno de juego Chuli, un pase suyo al hueco nuevamente sobre Rubén Castro era aprovechado por el canario para anotar su segundo gol y sentenciar el encuentro en la primera ocasión clara del Betis en la segunda mitad.

El Girona cincela su propia tumba

El tercer gol verdiblanco traía los nervios nuevamente al equipo catalán, que se dejaba llevar nuevamente y volvía a dejar un partido loco. El Betis se aprovechó de ello y comenzó a anudar la soga para el cadáver rojillo con la intención de maquillar el resultado. Casi lo consigue Pacheco tras una indecisión entre Becerra y Ramalho; el cuero cayó a los pies del bético con la portería vacía pero tardó mucho en disparar a puerta, otorgando a Becerra la posibilidad de enmendar su error.

Los porteros se convirtieron en los protagonistas y Adán no quiso ser menos. Se la llevó Jandro ante Perquis y solo ante el guardameta madrileño, disparó cruzado; la mano providencial de Adán evitó que los locales recortasen distancias. A partir de ese momento, el Betis entregó nuevamente la posesión del esférico al Girona. Los verdiblancos, conscientes de sus carencias defensivas, juntaron líneas en defensa y esperaron el paso incesante de los minutos. Finalmente, abultada derrotada para un valiente Girona que dominó el partido en ocasiones y juego pero no en goles.

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