Alcanzadas las seis primeras jornadas del campeonato de Liga, la escuadra verdiblanca acumula 12 puntos con cuatro victorias y dos derrotas. Sin embargo, y a pesar de enlazar dos triunfos de manera consecutiva, la imagen no está siendo todo lo fluida que se le exige a la entidad con mayor presupuesto de la Segunda división.

Ponferradina y Albacete hicieron saltar todas las alarmas en el seno de Heliópolis. La doble pérdida ante bercianos y manchegos, destaparon todas las carencias de un sistema anclado en la hiperpoblación de un centro del  campo, que asfixiaba la fluidez creativa de un Betis falto de un cerebro contundente en sus filas.

Unido a los recalcitrantes y duraderos problemas en la zaga defensiva, la medular compuesta hasta la jornada cuatro por Lolo Reyes, Xavi Torres y Matilla, además de la presencia de Xavi Torres en detrimento del chileno, generó un clima de descoordinación en la columna vertebral del planteamiento de Julio Velázquez.

El cambio de sistema ha catapultado a Castro

Los resultados así como las lesiones obligaron al preparador criado en Valladolid a reformar un sistema táctico que agradece el cambio al 4-4-2. El mediocampo se sostuvo en Girona y ante el Mirandés con dos jugadores equilibrados. Matilla, acompañado por una pareja de baile más conservadora, intercambia el peso de la función transitiva con N’Diaye o Lolo Reyes. Nono y el de Jávea, baja hasta mediados de octubre, pugnan además del chileno por ser la pareja de baile del toledano.

La modificación realizada se traduce en más espacios en los costados, donde Kadir como Álvaro Cejudo deslizan sus galopadas desplazando a la línea defensiva rival, como pudo verse en el duelo dominical frente al Mirandés.

La centralización de Rubén Castro, heredada de esta permuta, irradia en el canario un insufle en la cantidad de ocasiones que tiene por encuentro, con el consiguiente incremento en la cantidad de goles. Con el 4-4-2, el bagaje goleador del de la Isleta sube a dos goles por partido, una cifra bestial, que hasta el momento, sostiene las carencias verdiblancas.

El gran damnificado de esta variación es Jorge Molina. El de Alcoy acumula dos envites sin gozar de un solo minuto. Julio Velázquez opta por la verticalidad del Vincenzo Rennella para abrir más espacios en una categoría donde los huecos en campo contrario son escasos. El francoitaliano parece haber convencido al exentrenador del Murcia a base movilidad, característica que no puede ofrecer el espigado ariete alicantino.