La Copa del Rey volvía a dejar su huella en el Benito Villamarín por segunda vez en lo que va de curso, y de nuevo, revolución en el once verdiblanco. Julio Velázquez confeccionaba un equipo inicial con tres defensores y una distribución en tres cuartos de campo caótica. De hecho, tras la reanudación, el conjunto bético regresaba a un planteamiento con cuatro zagueros.

Con Piccini y Dani Ceballos de partida inicial, el técnico criado en Pucela modificaba el conglomerado de comienzo, aunque mantenía a su principal artillero arriba, el canario Rubén Castro. Hombres habituales como Matilla, Molinero y Jordi Figueras, repitieron titularidad en la noche de hoy.

El cuadro gallego, con un esquema plagado de no habituales, saltó mucho mejor al césped del Villamarín, que presentó una pobre entrada como era de esperar. Algo más de 10.500 aficionados presenciaron el postrero pase de su equipo en la tanda de penaltis.

David López, exjugador del Ahtletic de Bilbao, abrió la veda de las ocasiones a los cinco minutos con un intento de vaselina desde 30 metros, que a punto estuvo de sorprender a Dani Giménez, algo adelantado. Un Betis frío, como de costumbre, no terminaba de arrancar. La escasa fluidez de juego se atasca conforme gana metros en el verde.

Los de Velázquez, dormidos y desangelados como el ambiente del coliseo del La Palmera asistían atónitos a las llegadas gallegas. Álvaro Peña y Seoane, doble pivote visitante, atesoraron el dominio de juego y contemporizaron las salidas de pelota del Lugo. Pasado el cuarto de hora llegaría la segunda intentona lucense. El canterano y consolidado Iago Díaz iba a toparse con Dani Giménez en una acción dentro del área. El ex del Alcorcón mostró su valía sacando una mano prodigiosa a ras de césped.

El público recordó a Pepe Mel

La reacción y el despierte verdiblanco aterrizaría en el ecuador del primer acto cuando Rubén Castro logró conectar un esférico procedente de una falta botada por Matilla. Su volea se marchó a escasos metros del poste izquierdo. Acto seguido sería su compañero de ataque, Jorge Molina, el que solo ante Dani Mallo, marraba la ocasión más brillante de los béticos en todo el encuentro. Castro, relamiéndose en el rebote de la jugada, mandaba el balón a uno de los laterales de la red.

Uno de los jugadores más activos del partido, el canterano Dani Ceballos se reivindicó con una actuación más que meritoria. Además, tuvo en sus botas un balón que acabaría estrellándose con el larguero a falta de 12 minutos para el descanso.

El Real Betis se aviva después de un arranque deplorable y antes del asueto entre mitad y mitad, el tinerfeño Bruno, soltaba un testarazo a la salida de un córner que se perdía por encima del travesaño galaico.

Tras la reanudación y con el mencionado cambio de sistema en las filas heliopolitanas, el transcurso del encuentro cayó en picado hasta los últimos 15 minutos. Con Rennella, Kadir y Cejudo, la entidad que preside Domínguez Platas tampoco dio atisbo de mejora y por su parte, los de Setién estudiaban las opciones que podía ofrecerle tan cutre partido.

De nuevo sería el jugador de la Isleta, Rubén Castro, el encargado de arrimar peligro a las inmediaciones del Lugo después de aprovechar un servicio de Molinero en los aledaños del área. Una vez más, la mandó a las nubes.

Ya en el descuento, y con una segunda mitad a cuentagotas en cuanto a relevancia se refiere, Giménez salvaba los muebles haciéndose gigante ante un remate a bocajarro del central Jon García.

La prórroga, prolongación de apatía

La media hora de juego adicional no clarificó absolutamente nada. Los futbolistas de ambas escuadras, exhaustos, agonizaban y aguardaban con ansia la llegada de los penaltis. Sin embargo, un Lugo mejor, apostó por animarse en la recta final aunque no encontró premio.

El extremeño Lolo Pla tuvo en su cabeza el tanto en una llegada desde el segundo palo. Su remate, en plancha, se perdía en el horizonte sin encontrar puerta.

En los últimos 15 minutos, el Lugo agotó sus cambios con la entrada del trotamundos David Aganzo, que no tuvo oportunidad de inquietar la meta verdiblanca. El argelino Foued Kadir aportó la única oportunidad con un disparo raso que cruzó en exceso a falta de cinco minutos para la conclusión.

Sin ningún gol en 120 minutos, los once metros iban a ser los protagonistas y encargados de señalar vencedor.

Los once metros crucifican al Lugo

Con el cansancio normal de haber disputado un envite longevo, los lanzadores cargados de fe fueron convirtiendo, de uno en uno, todos los lanzamientos hasta el último disparo visitante. David López, especialista en golpeos, enviaba el cuero al cielo de Sevilla dando el pase a dieciseisavos a los de Julio Velázquez.

El Betis avanza en Copa pero las dudas no se despegan del cuadro bético, cuya afición volvió a recordar la perenne figura de Pepe Mel.

Resumen