La pasión de un derbi sevillano siempre es eléctrica y cargada de chispa. Es por ello por lo que el envite vivido en la tarde del domingo en el Benito Villamarín no defraudó a pesar de que ambas escuadras jugaron un duelo especulativo. Con contadas ocasiones de relevancia, el solitario tanto del filial verdiblanco, logrado en propia puerta por el zaguero nervionense Moi, confirma el cambio de dirección que toma la nave comandada por el gaditano Merino.

El partido arrancó con ánimo y vertigo en las filas locales, que empezaron a asediar la meta de David Soria desde temprano. Sin ir más lejos, el extremeño Álex Alegría tuvo en sus botas a los cinco minutos la primera oportunidad de abrir la lata.

Pasado el cuarto de hora, el tono de intensidad fue en aumento y las primeras cartulinas no tardaron en aparecer. Fabián por el bando local y Tena, por parte sevillista, fueron los primeros hombres pintados de amarillo. Los rifirrafes, tímidos pero presentes, daban muestras de cómo se vive un derbi en Sevilla independientemente de la categoría donde se produzca.

A los 21 minutos, una gran galopada de Rafa Navarro iba a desembocar en el primer y único gol del derbi. Su centro, casi a ras de línea de fondo, iba a ser introducido en su propia portería por Moi, en su afán por despejar ese cuero. Su toque con la puntera dejó como una estatua al cancerbero sevillista.

A raíz del gol, el Betis dio un paso atrás y especuló con el resultado de cara. En cambio, respaldados en su defensa, mostraron una imagen sólida y férrea atrás. En los compases finales del primer periodo, incluso pudieron ampliar el margen de diferencia, pero un atento David Soria abortó una doble jugada a balón parado.

Penalti para comenzar el segundo periodo

El segundo tiempo arrancó con dinamita, cuando con tan solo 20 segundos disputados, el trencilla aragonés decretaba penalti en área sevillista tras un dudoso derribo a Fabián. El capitán Carlos García, muy apático durante todo el partido disparó sin potencia ni colocación provocando la parada del meta de Nervión.

Matos, antes de ser sustituido por Borja Lasso, tuvo la ocasión más clara para el filial rojiblanco, consumando una brillante jugada personal que neutralizaba Montoya.

Tras el error en la pena máxima, todo hacía indicar que el conjunto de Diego Martínez se iba a venir arriba y así fue. La entrada de Nané dinamitó el ataque nervionense, que buscó sin cesar el empate hasta el final.

Las rencillas aparecían con el paso de los minutos y el juego empezó a pararse en demasía. Incluso los entrenadores, tuvieron sus más y sus menos en la recta final, presos de la tensión y el nerviosismo.

El Real Betis B supo mantener y dosificar la renta y acabó ganando el miniderbi siete partidos después. Cuatro victorias consecutivas para los de Merino, que yacerán en puestos de playoffs. Por su parte, el filial sevillista, bajará hasta puestos de descenso.