Otra imagen deprimente de un equipo que navega sin rumbo. Una más. El Betis volvió a caer derrotado, esta vez en casa y ante su afición, en un partido donde se le vio con falta de ideas desde el pitido inicial, y en el que se vio superado por un Alavés que llegó con las ideas claras al Villamarín y supo pescar en río revuelto. La derrota deja el futuro de Julio Velázquez en el aire.

El Alavés de Alberto López salió de inicio con Manu Fernández, Raúl García, Juli, Toti, Ion Vélez, Galán, Toribio, Migue, Castillo, Beobide y Einar.

El Betis, por su parte, salió con un once formado por Adán, Molinero, Bruno, Matilla, Rennella, Kadir, Xavi Torres, N'Diaye, Rubén Castro, Varela y Dani Ceballos.

Los jugadores verdiblancos salieron con una camiseta de apoyo a Álex Martínez, que se perderá el resto de la temporada por lesión.

El Betis empezó sin rumbo en el partido, incapaz de progresar con el balón y con N'Diaye, que jugó de central, como principal protagonista, pues por él pasaban todo el inicio de un ataque que siempre acababa en nada.

El Alavés se adueñó del centro del campo y no tardó mucho en ponerse por delante en el marcador. Corría la mitad de la primera parte cuando, tras los primeros pitos de la grada, Toti puso un centro desde la derecha que Juli cabeceó a la perfección de la red.

Lejos de reaccionar, el Betis se vio superado por el marcador, por el rival, por la grada y por sí mismo. Incapaz de crear juego combinativo, los pitos a jugadores, directiva y entrenador fueron en aumento ante el descontento general.

Varela, jugador del filial verdiblanco, debutó en el primer equipo y se encargó de lanzar las faltas laterales. La falta fue el inicio de un contragolpe letal favorable a los de Alberto López.

Y es que antes del descanso, el Alavés se aprovechó aún más del ambiente del Villamarín y del caos del equipo local para poner aún más tierra de por medio. Un contragolpe que Raúl García culminó con un disparo que se coló por la misma escuadra de la portería de Adán.

El Betis terminó la primera mitad deambulando por el campo y sin sensación de reacción ni peligro sobre el área rival, además de una desventaja importante en el marcador.

Cansados de la situación, los aficionados del Villamarín que poblaban las gradas del Gol Sur del estadio se marcharon en la segunda mitad y dejaron su hueco vacío. Y lo hicieron para irse a la puerta principal del estadio, para protestar contra la directiva, en una noche que acabó con incidentes en los adelaños.

En una segunda mitad pasada por agua, el Betis consiguió reengancharse al partido a los diez minutos. Las manos de Galán dentro del área permitieron a Rubén Castro acortar distancias y hacer soñar a los suyos con una épica remontada.

Y en los siguientes minutos, el Betis se fue con todo a por el empate. Pero el arreón fue insuficiente y la fuerza apenas duró diez minutos.

Cejudo gozó de una de las mejores ocasiones, pero el juego del equipo y el ambiente generado no parecían demasiado propicios para lograr, al menos, un punto.

El partido acabó con un claro señalado: Julio Velázquez. Los jugadores del Alavés celebraron una victoria que deja al técnico bético al borde de la sustitución, en un equipo lejos de los puestos de ascenso directo y cuyo juego es aún más preocupante que los propios resultados.

El propio entrenador reconoció, en sala de prensa, que "hoy el equipo no había por dónde cogerlo", señalándose a sí mismo con primer culpable. Aseguró que la dimisión no se le ha pasado por la cabeza.

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