Hispalenses y almerienses protagonizaron el último encuentro copero correspondiente a los dieciseisavos de final, dejando un precedente para olvidar. Ambos conjuntos llegaban a esta cita con todas las ilusiones puestas en el torneo copero, para aprovechar una ocasión idílica que diera la posibilidad de saltar el estrellato nacional. Los almerienses llegaron con la difícil misión de imponerse a un club como lo es el Real Betis, pero las polémicas decisiones de la renovada directiva verdiblanca, con unos precios excesivos dejaron al club hispalense prácticamente solo, sin afición alguna.

Los almerienses, disputaron un encuentro insólito e inédito en el Benito Villamarín, acostumbrado a presentar una gran entrada y aquejada en el encuentro por los altos precios del choque, inconcordantes con la situación que arrastra el club de las trece barras. Los rojiblancos llegaban tras una derrota por la mínima ante el Rayo de Jémez. Por el contrario, el conjunto local llegaba tras una victoria balsámica en Palamós ante la UE Llagostera, en un club renovado tras la llegada de Merino, que nada se asemejó al encuentro mencionado.

El sueño verdiblanco despierta al Almería

El encuentro comenzó con un único protagonista sobre el terreno de juego. El conjunto de Merino, replegado atrás ante un Almería muy superior, se vio superado. Los de Francisco asumieron la vitola de favorito desde el pitido inicial y comenzaron el choque asediando sin cesar la meta defendida por el exsevillista Julián Huertas.

El Almería comenzó con el gol de una jugada ensayada de córner, con gol de Mané desde la frontal del área. Minuto seguido, gol del tailandés Dangda que definió a la perfección en un mano a mano ante Dani Giménez.

Los verdiblancos desplegaron un juego apático, similar al demostrado a lo largo de toda la temporada. La incomparecencia bética permitió el dominio absoluto del conjunto almeriense.Un nuevo desajuste defensivo en un libre directo provocó el tanto de Quique González. Apenas un cabezazo de Perquis supuso la ocasión más peligrosa del Betis.

Una versión del Betis nunca vista, protagonizó un estilo de juego apático, ineficaz y errático en el centro del campo, mostrando numerosos errores. Los verdiblancos intentaron acercarse a la meta almeriense pero las ideas se esfumaron e imposibilitaron cualquier ataque hispalense.

La ilusión de un Betis diferente

La charla de Merino surtió efecto y los verdiblancos comenzaron con una actitud diferente a la mostrada en los primeros cuarentaicinco minutos. Los hispalenses intentaron revertir la actitud inicial desde el comienzo de los segundos cuarentaicinco minutos y nada pudo hacer la solidez defensiva visitante para noquear las posibilidades verdiblancas.

El técnico interino, dio entrada a pesos pesados como Jorge Molina o Kadir para intentar la machada pero esto fue imposible. La victoria, otorgó la posibilidad de debutar a canteranos como Dani Romera o José Ángel, este último danterano del club de las trece barras. La actitud visitante no cesó en el intento y Edgar, con un cabezazo puso punto y final al encuentro y con un cabezazo dilapidó la eliminatoria. Una vez más, los protagonistas béticos dejaron en evidencia a una afición incesante, que se marchaba del estadio poco a poco, incapaz de asumir la actitud de la escuadra verdiblanca. La inferioridad hispalense protagonizó uno de los capítulos más ridículos del Real Betis en los últimos años.

A pesar de ello, el club de las trece barras lo intentó con más corazón que cabeza y el de siempre, apareció una vez más anotando el gol que aparentemente serviría para maquillar el marcador. Precisamente, este tanto le consolidara como máximo goleador del Real Betis con 95 tantos, por delante de Manuel Domínguez. Acto seguido, Perquis a la salida de un córner anotó el segundo y definitivo tanto, otorgando un hálito de esperanza a la afición verdiblanca para la vuelta. Por último, Molina en el 89 anotó de cabeza para aportar el 3-4 definitivo y dejar un hálito de esperanza para los verdiblancos en la vuelta.