El año 2014 Real Betis Balompié pasará a la historia como el peor curso a lo largo de sus 107 años de vida. El año verdiblanco ha sido paupérrimo tanto en lo institucional como en los resultados, convirtiendo las ilusiones iniciales en una decepción tras otra.

El presente año comenzó con un Real Betis casi desahuciado, como colista de la primera división y con muy pocas opciones de conseguir la permanencia, suponiendo el dicho objetivo una completa quimera. Las actuaciones de los jugadores béticos en el primer trimestre de la 13/14 dejaron al equipo en una situación casi irreversible y el estilo desplegado por los jugadores no resultaba nada halagüeño de cara a la ansiada permanencia.

Los Campbell, Pabón y compañía que tantas alegrías brindaron a la parroquia hispalense en el 2013 quedaban ya demasiado lejos y la realidad ciñó a los verdiblancos. La dudosa renovación del club con jugadores como Chuli o Braian Rodríguez lastró las ilusiones de los aficionados, viéndose reflejado en los resultados. La sequía goleadora lastró al club hispalense jornada tras jornada, sintiéndose latente la agonía del conjunto hasta el final de temporada.

La citada sequía precipitó el fichaje de probablemente una de las mayores promesas de la liga BBVA, como lo era Leo Baptistao, que llegó a Sevilla sorprendiendo a todos, inmerso en un polémico beneficio del técnico del momento, Juan Carlos garrido.

El ataque perdió potencial, tanto en la punta como en los costados, y los hombres para ocupar las demarcaciones más adelantadas eran: Rubén Castro, Jorge Molina, Baptistao Braian Rodríguez y Chuli. Por supuesto nada de esto funcionó y el equipo consumó el inminente descenso ante la Real Sociedad en el Benito Villamarín.

Ya en la división de plata, el conjunto hispalense mantuvo a Chuli, Rubén Castro y Jorge Molina, acompañado de la vuelta de Renella, tras su cesión en el Lugo. Esta vez sí parece haber surtido efecto y el equipo es uno de los más goleadores del campeonato. A pesar de ello, Rubén Castro sigue marcando diferencias y está a años luz del resto de sus compañeros.

Rubén Castro

El rendimiento del canario se puede asimilar perfectamente al del Real Betis. Ya sea para bien o para mal, el jugador y la institución han ido de la mano en los acontecimientos sufridos este año. De menos a más, la salsa este año ha sido agridulce.

Indisciplina y descentrado. Esas dos palabras resumen perfectamente la actitud del jugador a principios del año. Los resultados no acompañaron y en buena medida esto se debía a la bajada considerable del rendimiento del canario. Unas polémicas lesiones y una denuncia por presuntos malos tratos dejaron la mente del jugador pensando en cualquier cosa que no fuera el Betis. Por primera vez, el rendimiento del atacante dejó mucho que desear y más aún su actitud. Tal fue así que incluso se marchó a su casa tras ser sustituido en la manita que le endosó el Real Madrid al club verdiblanco en el Villamarín. Esto dolió y mucho a la parroquia de las trece barras, que veía como su ídolo no daba la cara. Pero todo cambió.

El descenso del equipo le hizo tomar las riendas del nuevo proyecto y lucir con orgullo el brazalete de capitán. El último trimestre de 2014 sí parece haber sido el jugador que todos recordaban y ha roto todos los registros del club de al final de la palmera.

Rubén Castro parece haber olvidado los problemas pasados y está centrado en lo que mejor sabe hacer, anotar goles. El canario este año sí ha asumido el papel que le corresponde y con sus trece goles ya es pichichi de la categoría. En busca de records, este curso ha conseguido el más importante de su historia futbolística, erigirse como el mayor goleador de la historia del Real Betis Balompié. Tras su gol al Almería, el jugador consiguió la citada hazaña y sumando el gol ante el Lugo en el Ángel Carro, Rubén ya suma la insólita cifra de 96 goles con la elástica verdiblanca superando a Manuel Domínguez, por lo que ya es una “Leyenda viva”.

Jorge Molina

El alicantino, al igual que el resto del equipo no ha vivido su año más placentero. La ausencia de Rubén Castro, su compañero perfecto de tareas, hizo recaer en él todas las ilusiones ofensivas de cara a gol. A pesar de su innegable lucha y valía, su trabajo no tuvo recompensa y fue de más a menos. La responsabilidad cayó por su propio peso y el jugador fue incapaz de responder a las expectativas de un equipo incapaz de hacer el juego deseado por el punta alcoyano.

Su papel cada vez parece ser más secundario

En este nuevo curso, ha emergido la figura de Renella y ha relegado a Molina a un puesto más secundario. A pesar de ello, el alicantino no se rinde y aprovecha a la perfección los minutos que tiene. Muestra de ello fueron los dos últimos partidos del 2014, en los que el alicantino se saldó con una asistencia y un gol, saliendo en ambos choques desde la banca.

Sus cifras goleadoras, al igual que las del equipo, bajaron con respecto al año anterior. La vuelta de Pepe Mel ha instaurado todas las esperanzas posibles de nuevo en el jugador, que consiguió sus máximos registros con el preparador madrileño y espera que vuelva a sacar su rendimiento más óptimo para aportar y ayudar al equipo que tanto le ha dado.

Vincenzo Renella

El francoitaliano es sin duda la sorpresa positiva de este 2014. El atacante comenzó el año natural como lo acabó el pasado, maravillando y asombrando a todos los adeptos, debido a su espectacular campaña con el Club Deportivo Lugo.

"Qué bueno que viniste"

El atacante vino en principio para ser el tercer delantero y suplir a Molina y Rubén Castro cuando fuera necesario. Su valía le ha hecho ganarse un puesto jornada tras jornada y además de tener clase, ha demostrado tener gol. Sus cinco tantos en el presente curso ya le hacen ser uno de los preferidos de la parroquia verdiblanca.Su buen hacer le convirtió en el buque insignia del conjunto gallego, emergiendo como el punta de referencia. Sus números, 13 goles en 35 jornadas disputadas. Su actuación en tierras gallegas llamó la atención de la secretaría técnica, que confió en él para el proyecto retorno a Primera División.

Baptistao, Braian Rodríguez y Chuli

Estas tres probablemente, han sido las mayores decepciones del 2014, sumada a la del mediocentro Verdú.

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El brasileño llegó como fichaje estrella para aportar su granito de arena a la sequía goleadora que aquejaba al conjunto verdiblanco. Debutó ante el Osasuna maravillando a todos pero su trabajo no fue más allá de ahí. Sus ganas y su casta fueron premiadas en principio por la hinchada verdiblanca, pero la falta de gol lastró su éxito en la ciudad hispalense. No sería hasta el 8 de marzo cuando consiguió anotar su primer tanto con la elástica del Real Betis, ante el Getafe. 5 días más tarde, en el Pizjuán, logró su segundo tanto en el derbi sevillano en Europa. Ahí se terminaron sus registros goleadores. Tan solo dos tantos de un fichaje para el que fue necesario un importante desembolso de dinero por media temporada.

Respecto a Chuli y Braian, los dos que llegaron para competir con Rubén Castro y Jorge Molina en el frente del ataque, el protagonismo fue nulo. El onubense ha disputado tan solo 7 encuentros en el 2014, tres de ellos en la 14/15 y los cuatro restantes en el presente curso. Su nulidad de cara a gol hizo que se le buscara una salida en el mercado estival, pero la Liga de Fútbol Profesional rechazó su fichaje por el Real Zaragoza cuando el mercado ya expiraba, hecho que le obligó a quedarse en Sevilla, aunque todo parece indicar que buscará minutos fuera de Heliópolis en este mercado invernal. Su calidad técnica es innegable y a pesar de no ser un delantero de área, se le reclamaron goles y el onubense no los hizo.

Braian Rodríguez llegó y se fue. Tan solo un gol en el presente año, ante el Almería con el equipo ya descendido. Su continuidad era imposible y se marchó a Soria en busca de minutos, donde parece que sí los está encontrando.

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