Llegó Pepe Mel, llegó el 2015 y volvió el fútbol de plata. El Betis visitaba Alcorcón tras acabar el año, de la mano de Merino, con una formidable estadística. El objetivo, tras ver como sus rivales en la zona alta habían cumplido, no podía pasar por otro resultado que no fuera la victoria.

El Alcorcón comenzó más metido en el choque. Con más posesión y más velocidad, el dominio del juego era suyo, aprovechando cierta relajación bética en los choques y duelos individuales. No obstante, prolongando lo visto durante el último mes, la seguridad atrás no permitió al Alcorcón, con David Rodríguez como referente, tener ocasiones. Centros, en jugadas a balón parado y un par de internadas por banda, fueron lo más destacable de un Alcorcón.

La primera fue para el Betis, a la media hora. Castro, tirado a la banda, centró a la cabeza de Rennella, pero el franco-italiano, casi sin impulso, remató a la derecha de Falcón. El Betis se encontraba a sí mismo e iban llegando las ocasiones. Kadir centró tras recibir en fuera de juego y por tanto quedó invalidado el gol que Rubén Castro anotó después. 

Llegando al descanso, el árbitro equilibró el número de faltas, que superaban las 15, con el de tarjetas. Y es que en dos acciones hubo 4 cartulinas. Dos, a Guichón y Rubén Sanz, por la falta en sí y a N'Diaye y Rennella, por protestar las faltas sufridas. Pese a la acumulación de faltas, la primera parte no destacó por su dureza, aunque apenas existió continuidad en el juego lo que propició que las ocasiones para alfareros y béticos fueran escasas.

La tónica en el inicio del segundo período fue similar. No obstante, en ambos equipos empezó a existir miedo por encajar. Un gol suponía casi irremediablemente perder el partido. Los minutos avanzaban y poco cambiaba. Rubén Castro la tuvo de volea pero resbaló en el momento más inoportuno. A continuación, tras un barullo Guichón intentó una chilena en el área chica que tocó en su compañero David Rodríguez ante de perderse por línea de fondo.

El partido tomó una nueva dimensión tras la segunda amarilla, y consiguiente expulsión de Rubén Sanz. Era el minuto 65 y el Betis iba a tener 25 minutos para lograr la victoria. En pos de ese objetivo, Mel dio entrada a Pacheco por Kadir en el 69 y a Molina por Rennella en el 76. Gracias a la superioridad numérica, el Betis tomó el mando del encuentro aunque no fue sinónimo de generación de ocasiones de gol.

Intentando compensar tras la expulsión de Rubén Sanz, Piccini vio la segunda cartulina tras una falta en ataque. Mel recompuso el equipo cambiando a Ceballos por Molinero. Con 5 minutos por jugarse, Mel sabía que el empate era importante y evitar un gol era una máxima en esas circunstancias.

Con unos últimos minutos en los que se jugó poco, ambos equipos, mermados en lo físico, dieron por bueno el empate y bajaron el listón de intensidad. No querían sufrir más bajas de cara a futuros compromisos, ya que más de la mitad de los jugadores tenían cartulina amarilla. 

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Sobre el autor
Ignacio Garcia Vera
Ingeniería Electromecánica.