Jorge Molina ha renacido. Su habitual figura introvertida recupera fuelle a ritmo de goles y juego colectivo. En un segundo plano desde la llegada de Julio Velázquez al banquillo heliopolitano, el exariete del Elche se ha hecho con un puesto de titular en el once en detrimento de Vincenzo Rennella tras el regreso de Mel al Villamarín.

Camino de su quinta temporada en la entidad verdiblanca, el espigado delantero alicantino se sitúa, de manera silenciosa, en el top 10 de goleadores históricos del Real Betis. Con todos los focos apuntando a Rubén Castro en la faceta goleadora, Jorge Molina también ha estampado su firma en los anaqueles de la historia bética con 51 tantos hasta la fecha en competición oficial, superando recientemente al actual entrenador, Pepe Mel.

El trabajo siempre ha estado ligado a su nombre, incluso en los momentos difíciles. Inseparable en ataque junto al canario, el aterrizaje del técnico pucelano le relegó al frío ostracismo de la suplencia.

Molina fue titular en las cuatro primeras jornadas, donde anotó un gol, el inservible tanto del honor en la sonrojante derrota en El Toralín por 4-1. La derrota en casa a manos del Albacete una semana más tarde, obligó a Velázquez a tomar medidas y el relevo del delantero por el francoitaliano Rennella fue una de ellas. Desde entonces, su entrada al equipo fue a cuentagotas. 154 minutos acumulados de 1260 posibles en Liga. La efímera etapa de Merino fue una continuidad de mirada al olvido. Todo cambió con Mel.

El cambio de sistema del 4-3-3 al 4-4-2 tan característico del preparador madrileño tras el partido de Alcorcón, volvío a colocar al alza a la inseparable pareja que conforman el grancanario y el levantino. Ante el Tenerife volvía a la titularidad, 15 partidos después.

Jorge Molina está de dulce. Incluido en el once ideal de la Liga en el mes de enero, el artillero suma dos goles y tres asistencias en los últimos cuatro partidos ligueros. El capitán bético promedia un gol cada 202 minutos. En 18 envites relucen cinco goles (cuatro en Liga Adelante y uno en Copa) y cuatro asistencias, dejando entrever que no solo el gol es su principal virtud.

En el otro extremo de la balanza, Rennella es el hombre que paga la irrupción del exariete franjiverde. Sin embargo, los numeros del de Sant Paul de Vence no son nada despreciables: seis goles y tres asistencias en 25 partidos, viendo puerta cada 210 minutos, ocho minutos más que Molina.

La lucha por acompañar a Rubén Castro sigue abierta.