El corazón del viejo escritor uruguayo dejó de latir apenas veinticuatro horas atrás y relegando a un segundo plano el dolor y el resquemor que aún queda sobre su triste marcha, quedan miles y miles de frases para el recuerdo. Analizando un poco más la mencionada en el subtítulo, bien se puede establecer una comparación con la hinchada verdiblanca, aquella que no entiende de títulos ni categorías y que allá por las tierras que pisa, entona una dulce pero a la par mordaz melodía para alentar a los suyos.

Como al igual lo dijo Richard Wagner, "El más antiguo, el más verdadero y el más bello órgano de la música, el origen del cual nuestra música debe provenir, es la voz humana", la misma voz que ruge sin cesar cada jornada y que no permite que los once protagonistas verdiblancos se sientan solos.

¿Qué desdichado osaría rechazar un baile con esta dulce melodía?

El pasado domingo, más de ocho mil béticos pertenecientes a Cataluña o también popularmente conocida en Andalucía como "la novena provincia" demostraron que el amor también es ciego y que la distancia, la grandeza de los clubes que les rodean o la categoría en la que jueguen los heliopolitanos no es un impedimento para quebrar su afición. Pero esto no supuso una mera o simple excepción, sino que repitió la masificación allegada a Palamós, Gerona o Sabadell, donde una vez más el Real Betis Balompié se sintió como en casa.

Padres, niños e incluso abuelos que probablemente nunca han pisado la capital hispalense y que en su corazón brota un sentimiento inquebrantable, que renace cada domingo y que se exalta cada vez que el equipo de sus amores, sí, aquél que lleva al "Manquepierda" por bandera, cada vez que pisa tierras catalanas sea cual sea la categoría que dispute.

Dicen que Sevilla es la ciudad de la 'Esperanza', la misma que nunca deja de aparecer en los corazones verdiblancos por muchos palos que sufran u obstáculos se opongan y es que la grandeza reside en la capacidad de levantarse y luchar contra los inconvenientes, algo que el aficionado heliopolitano está acostumbrado a lidiar día a día, tras más de cien años de historia.

Pocas líneas son las que se pueda dedicar a esta afición, pues muchos son los necios que han intentado descalificar, agredir y desacreditar a esta hinchada ejemplar y es que no existe persona alguna que pueda describir con exactitud la grandeza de la misma y la característica forma de amar y defender los colores verdiblancos. Una vez más, la hinchada demostró estar a la altura de las más grandes esperando que algún día, la plantilla y directiva se equipare a ellos.