Con los ojos vidriosos pero con urgencia por mantener la compostura se presentaba el conjunto heliopolitano este recién terminado curso en la Segunda de nuestro fútbol. Llegaba a la categoría plata después de sucumbir con estrépito. 25 puntos. Es la cifra sonrojante que alcanzó el Real Betis en un año donde además jugaba competición europea. Salió todo mal. En Liga el equipo no obtuvo la regularidad necesaria para discurrir con parsimonia.

Pepe Mel arrancaba con entusiasmo la temporada sin fichajes de su agrado, y eso a la postre fue un factor determinante. Chuli, Braian Rodríguez, Verdú, Dídac Vilà, Cedrick, Sara, Andersen, etc. Ninguno cuajó. El varapalo fue mayor cuando el eterno rival asestó una puñalada definitiva en Europa League. Por aquel entonces, Mel y Garrido (parche inválido y testimonial) se habían marchado y Gabriel Humberto Calderón tomaba el control de un barco que se hundía. La fatídica tanda de penaltis que guiaba al Sevilla FC a su tercera aureola continental supuso el suicidio programado. A finales de abril, en un partido ante la Real Sociedad, ya era matemáticamente equipo de Segunda División.

El fracaso es un peldaño necesario a escalar para llegar al éxito. Alexis Trujillo cogía el mando de la dirección deportiva después del paso de Vlada Stosic. El canario se remangó la camisa y emprendió la ardua tarea de armar un bloque con la exigencia de devolver al equipo a lo más alto. Mientras tanto, Manuel Domínguez Platas aferrado a la presidencia, saboreaba sus últimos meses en el cargo.

Julio Velázquez, el incomprendido

El ramillete de jugadores mencionados anteriormente picaron billete de la capital andaluza, además de Salva Sevilla y Chica, entre otros. La nómina de nuevos integrantes que iban desembarcando en La Palmera procedían en su gran mayoría de escuadras acostumbradas al sudor de la Segunda nacional. El primero en sumarse al proyecto fue Julio Velázquez. Un joven entrenador sobradamente preparado que dejó al filo del ascenso al Real Murcia una temporada antes. Su juventud irradiaba ilusión y un trabajo férreo a la par que elegante. Con él, regresó Álex Martínez y le acompañó Francisco Molinero. La plantilla seguía tomando color con las incorporaciones de Dani Giménez y Dani Pacheco (AD Alcorcón), Bruno (CD Tenerife), Casado (RM Castilla), Álvaro Cejudo (CA Osasuna), Alfred N’Diaye (Sunderland) y Cristiano Piccini (Fiorentina). La cruz de guía del proyecto volvería a ser Rubén Castro. Y con el canario, su socio Jorge Molina, y los polifacéticos Jordi Figueras, Xavi Torres o Antonio Adán.

Por plantel y por masa social la exigencia recayó con ahínco desde el albor de la competición. Durante la pretemporada ya quedó latente. Álvaro Vadillo, una de las señas de la cantera se lesionaba de gravedad en la rodilla durante un amistoso en Marbella y deslizaba el primer contratiempo por el técnico nacido en Salamanca pero abanderado con la bandera pucelana bajo el pecho.

Se acercaba el momento y por delante 42 jornadas. Una maratón con momentos álgidos. Nos adentramos en una retrospectiva que demora el fugaz cronómetro de la vida. Antes de que el balón latiera, Velázquez notaba que su presencia en un sector de la prensa no era agradable. A pesar de ello, trabajó y trabajó para sacar lo mejor de sí y de sus jugadores.

Domingo 24 de agosto. Una Nova Creu Alta se teñía de verdiblanco. Miles de seguidores respaldaron al equipo en el primer capítulo de un libro llamado regreso. 2-3 fue el marcador final. Cejudo, Matilla y Rubén Castro pusieron los goles en un partido que parecía cómodo. En las postrimerías, el Sabadell se encargó de recordarle que la Segunda es una categoría donde cada pulgada, cada pelota se lucha hasta enloquecer. Edgar y Tamudo sellarían el envite. Con la satisfacción del deber cumplido y pese al triunfo, las críticas incipientes copaban los medios deportivos de la ciudad hispalense.

El tren avanzaba y a comienzos de septiembre (jornada 3) se produciría el toque de atención de la derrota. En El Toralín, el Real Betis mordió el polvo al ser sacudido por la Ponferradina. El luminoso reflejaba un marcador de 4-1. Debutó sin suerte Piccini, a pesar de ser alabado por algunos periodistas al descanso cuando el cuadro andaluz ganaba parcialmente con gol de Jorge Molina. La inmediatez que tenemos para juzgar en este país es digna de estudio.

Los problemas en el juego se cobró la primera víctima. Kike Burgos, entrenador de porteros y hombre de confianza de Julio Velázquez, fue apartado del equipo tras unas quejas de Antonio Adán públicamente en la prensa. Engullido por las circunstancias y ubicado entre la espada y la pared, el entrenador bético decidió prescindir de su asistente en el marco tras no pronunciarse al respecto en exceso. Decisión cuestionable. David Relaño ocupó la vacante pero la problemática dejaría un reposo amargo en el carácter del preparador vallisoletano.

Las vicisitudes se agudizaban tan solo una semana más tarde cuando un recién ascendido como el Albacete asaltaba el Benito Villamarín y se llevaba los tres puntos con un solitario gol de Chumbi. Con la doble derrota consecutiva los puestos altos de la tabla se alejaban y la inquietud se apoderaba de una entidad presa de los nervios.

Los recién ascendidos se le atragantaron

Antes de llegar a los encuentros señalados en el calendario, ante rivales como Las Palmas y Valladolid, el conjunto heliopolitano doblegó a Girona y Mirandés, respectivamente. Uno de los pesos pesados del vestuario como Jorge Molina apenas tenía oportunidades en detrimento de Vincenzo Rennella. Por su parte, Rubén Castro, pegado a la línea de banda, comenzaba a ser un hombre importante pero aún lejos de lo que iba a llegar para su cuenta personal.

Sendos empates a cero ante pucelanos y grancanarios marcaron el camino de irregularidad que iba a seguir el Real Betis Balompié. En la jornada nueve, otro equipo ascendido desde Segunda B bombardeaba la estabilidad para Velázquez. Un gol en el descuento de Velasco en Butarque dejaba con cara de pocos amigos a un entrenador que se adentraba ante sus últimos momentos al frente del banquillo andaluz.

Julio Velázquez sufrió críticas hasta por su manera de vestir

Cal y arena, así sería el mes de noviembre. Victoria ante Recreativo de Huelva, derrota en El Sadar, triunfo en casa ante el filial blaugrana en un envite marcado por la grave lesión del lateral zurdo Álex Martínez, que no volvería a jugar hasta el final del campeonato. El infortunio le abrió las puertas del primer escalafón a Varela, ya que Casado nunca gozó de continuidad y siempre estuvo en el disparadero. El instante y punto de inflexión desembarcaba el 24 de noviembre a manos del Deportivo Alavés. El conjunto vasco ponía patas arriba el coliseo verdiblanco realizando un partido muy serio.

El Real Betis acorralado en un perfil sistémico lento y carente de energía se alejaba más y más de su objetivo: el ascenso directo. A ocho puntos del destino el Consejo de Administración, ya liderado por Juan Carlos Ollero tomó la decisión de destituir al joven entrenador castellano-leonés.

Antes de su despedida, el dirigente melillense contagió a la afición un estado de mentalidad coherente y positiva. Con tono veraz, las decisiones no tardaron en sucederse y la primera pieza en caer fue Julio Velázquez. Sin el beneplácito de un gran sector de la afición ni de la prensa, hizo las maletas no sin antes recibir críticas incluso de su forma de ser o de vestir. Con entereza y compostura mantuvo la conducta y puso fin a su proyecto más ilusionante.

Hasta la fecha, lo más relevante y halagüeño fue la aparición de Dani Ceballos en los esquemas del primer equipo. El de San Nicolás le dio la oportunidad de ganarse un sitio en la medular y no la desaprovechó. Calderón le hizo debutar el día que se consumó el desastre y Velázquez revalidó sus aspiraciones.

Juan Merino trajo tranquilidad a base de triunfos

La rueda no dejaba de girar, y el Consejo optó por darle las riendas del equipo al por aquel entonces entrenador del filial. El de la Línea de la Concepción, practicando un juego vistoso y resultadista en Segunda B llegó al primer equipo una lluviosa tarde de otoño en Palamós. Debutó en un estadio difícil y ante otro de los recién ascendidos manteniendo el bloque heredado por el del Murcia. El espíritu se adueñó de los futbolistas y a base de casta y coraje derrotaron a los catalanes por 0-2. Rubén Castro y Rennella, goleadores. El canario estaba a un paso de batir un récord majestuoso. Se convertiría semana más tarde en el máximo goleador de la historia del Club.

El 5 de diciembre en la ida copera frente al Almería, el ariete insular rubricaba su tanto número 95, superando de esta manera a Manuel Domínguez. Sus goles, desde 2010, sostienen a la escuadra de La Palmera.

Mientras tanto, y en medio del homenaje a Castro, Merino proseguía rumbo al pleno de victorias en Liga. Contra el RCD Mallorca, un huraño gol de Vincenzo Rennella iniciaba la escalada verdiblanca en la tabla. Diciembre el mes emblema y punto de inflexión para la interinidad del andaluz. Cerraría el año derrotando a Lugo y Racing. Precisamente, ante los cántabros Juan Merino ponía punto final a una difícil papeleta saldada con sobresaliente. Cuatro de cuatro en triunfos; doce de doce en puntos aupaban opciones. Parroquia y jugadores valoraron el esfuerzo del linense, que salió manteado el 21 de diciembre. El 2014 se acababa para el Betis.

Mel volvió a casa por Navidad

El periodo navideño trajo nueva hoja de ruta. Juan Carlos Ollero, decidido en imprimir al equipo de un carácter ganador convenció al madrileño para que se uniera a la causa. Mel estaba sin equipo tras probar suerte en la mágica Premier League a lomos del West Bromwich Albion, al que consiguió mantener en la liga más competitiva del planeta. Con un ramillete de ofertas bajo el brazo, Mel sintió la llamada de las trece barras y se sumergió en un propósito que podía hacerle revivir y crucificarle para siempre. El riesgo es parte del juego y así fue como el día de la lotería Pepe Mel se ponía al frente de la segunda al frente del banquillo bético.

A partir de ese momento, la regularidad fue su mejor alidada. Recuperó a Jorge Molina para la causa, olvidado y aparcado por Velázquez. Perquis, Chuli y Nono abandonaron la entidad en busca de minutos. Por el contrario, estacionaron en Heliópolis dos refuerzos: Héctor Rodas y Francisco Portillo. El malagueño petición expresa del técnico capitalino.

Mel supo rememorar la fórmula que le propició el primer ascenso desde el área técnica. Esa fórmula no fue otra que fundir la amistad y compañerismo de Rubén Castro y Jorge Molina. Ambos artilleros se echaron el equipo a la espalda y con goles disiparon las dudas de una afición que anhelaba con fuerza el retorno a Primera División.

Poco a poco fue metiendo en cintura a un vestuario desorientado por los acontecimientos del momento. Su redebut fue en Santo Domingo, donde no pasó del empate a cero. Posteriormente enlazaría tres victorias seguidas que presagiaban un giro de 180 grados en cuanto a continuidad de resultados se refiere. Tenerife, Sabadell pero sobre todo, Sporting de Gijón, imprimieron un carácter diferente a la actitud de un Betis que necesitaba creerse su supremacía en la categoría.

Matilla, hombre importante, se rompía el ligamento cruzado en el duelo ante los tinerfeños. Este hecho supuso que Ceballos ocupara con asiduidad la manija en el mediocentro. Mel ya avisaba en comparecencias: “Donde se va a ser millonario Ceballos es jugando por el centro”. El tiempo dirá si la predicción del capitalino se cumplirá.

De tres victorias se pasó a tres empates. Un pequeño freno desapercibido. 1-1 ante Numancia y Ponferradina y resultado gafas frente a Albacete serían la antesala del gran salto definitivo hacia los puestos de privilegio directo. Los rivales directos sucumbían a su paso. El Girona saboreó la hiel de la derrota en el Villamarín por dos tantos a uno. Molina, enrachado y Dani Ceballos, artífices del triunfo. Antes de legar a los partidos señalados en rojo en el calendario, empataría a nada en Miranda de Ebro, pero lo relevante fue la suficiencia con la se deshizo de Las Palmas y Valladolid, dos de los contendientes más temidos de la Segunda División.

El 8 de marzo, y con el día de la mujer en el trasfondo, el equipo de Mel vapuleó a un inofensivo Valladolid de Rubí. Molina abrió la lata y Rubén Castro, con un hat-trick encandiló una vez más a su público. Siete días más tarde, la expedición verdiblanca desembarcaba en Las Palmas de Gran Canaria para medirse al considero rival más correoso de los 22 que conforman la división de plata de nuestro balompié. Allí se aupó al liderato. 0-3 con contundencia en la isla. Dos goles de Molina y otro de Ceballos, todos ellos en la segunda mitad, colocaron al Betis en lo más alto. Puesto que ya no soltaría.

La cura de humildad la volvería a poner el CD Leganés. Los pepineros truncaron la racha de 15 partidos invictos pintándole la cara a las filas heliopolitanas en un esperpéntico envite de los de Mel. Una mala tarde. 0-2 al descanso. Renta que se aumentó cuando Postigo firmó el tercero. A todo esto, cabe reseñar que el cuadro madrileño jugaba con diez desde el ecuador del primer periodo, sin embargo, poco lo notó. Molina, en su idilio con el gol en casa, hizo el tanto del honor a falta de un cuarto de hora para la conclusión. Los rivales también pinchaban, por lo que el Betis continuaba ostentando el liderato.

Abril, mes de feria y pleno de triunfos

El mes de abril traía a la ciudad la alegría de las Fiestas de Primavera. El azahar cobraba protagonismo y el Real Betis rubricaba pleno de alegrías y triunfos en el mencionado mes. Recreativo (0-1), Osasuna (3-0), Barcelona B (1-2), Zaragoza (4-0) y Alavés (1-2), neutralizados. La Primera División miraba a los ojos de todo y cada uno de los seguidores béticos. Molina y Castro; Castro y Molina, emblemas de un resurgimiento con un padre futbolístico en común: Pepe Mel.

Llega mayo y con él la fecha del regreso matemático. En dinámica ascendente, solo faltaba conocer la fecha exacta de la consecución del objetivo. El mes de las flores arrancó con empate ante un resucitado Llagostera, a la postre revelación del curso. Mallorca, Lugo, con manita y paseo incluido por 5-1, y Racing de Santander observaban con envidia el destino verdiblanco.

Y por fin llegó el día que todos los aficionados a la escuadra hispalense esperaban. Dependía de sí mismo y no falló ante un estadio abarrotado. Llevado entre jolgorio y sonrisas, el clima hacía pensar que la noche del 24 de mayo nunca se olvidará en la mente del Benito Villamarín.

24 de mayo, hora de volver

El Alcorcón fue el invitado a la fiesta. El destino quiso que Pepe Mel consiguiera su tercer ascenso con el club (segundo como entrenador) con el mismo equipo con el que volvía a sentarse en el banco meses atrás, concretamente a principios de año. Rubén Castro desataba la locura a los 20 minutos con una soberbia vaselina que dejaba perplejo al meta alfarero. Estalló el quilombo en las gradas. Al comienzo del segundo tiempo, de nuevo el futbolista canario, esta vez desde los 11 metros, ampliaba diferencias. Su socio no quiso perderse la ocasión de poner su rúbrica al envite del ascenso haciendo el tercer y definitivo tanto.

Ya estaba hecho. El Real Betis Balompié era nuevo equipo de Primera División. La música, los abrazos y en definitiva, la alegría se apoderó de la Sevilla verdiblanca. El puente de Triana registraba colores de esperanza a altas horas de la madrugada. Se festejó por todo lo alto.

Las dos jornadas restantes pasaron a un segundo plano. No volvería a ganar. Tenerife y Sporting conseguirían sus respectivos objetivos a merced de un juego sin intensidad de los béticos. Tema de candente actualidad que se criticó desde Girona, gran damnificado en el último partido de la temporada regular.

Así acabó un año con idas y venidas donde Rubén Castro brilló con luz propia al proclamarse pichichi de Segunda con 32 dianas. Otros nombres como el de Molina, Adán, Ceballos o Jordi Figueras, se elevaron como piezas imprescindibles para la meta. La maratón de 42 kilómetros colocó al Betis en lo más alto del cajón.

La próxima temporada el Betis volverá a codearse con los grandes equipos del país. El club continúa judicializado, en embargo, el Consejo aboga por la continuidad de un proyecto sólido. Con Eduardo Maciá a la cabeza, los primeros fichajes ya lucen la camiseta bicolor. Se trata de Rafael Van der Vaart y Petros Matheus. 84 puntos en 42 jornadas otorgan a los de La Palmera un récord sin precendentes en la categoría. 25 triunfos, nueve empates y ochos derrotas con 73 goles a favor y 40 en contra es el balance del campeón.

Los números de los protagonistas

1.

Antonio

Adán

Partidos disputados: 40

Goles recibidos: 35

Portería a cero: 18

Minutos jugados: 3600

13.

Dani Giménez

Partidos disputados: 6

Goles recibidos: 11

Portería a cero: 2

Minutos jugados: 540

2.

Francisco Molinero

Partidos jugados: 39

Goles: 1

Asistencias: 5

Minutos por gol: 3102

Minutos jugados: 3102

12.

Cristiano Piccini

Partidos jugados: 15

Goles: -

Asistencias: 1

Minutos por gol: -

Minutos jugados: 935

6.

Jordi Figueras

Partidos jugados: 42

Goles: -

Asistencias: 1

Minutos por gol: -

Minutos jugados: 3734

36.

Caro

Partidos jugados: 5

Goles: -

Asistencias: -

Minutos por gol: -

Minutos jugados: 257

4.

Bruno

Partidos jugados: 34

Goles: 2

Asistencias: 0

Minutos por gol: 1465

Minutos jugados: 2930

25.

Héctor Rodas

Partidos jugados: 5

Goles: -

Asistencias: -

Minutos por gol: -

Minutos jugados: 319

20.

Damien Perquis

Partidos jugados: 12

Goles: 2

Asistencias: -

Minutos por gol: 135

Minutos jugados: 994

3.

Álex Martínez

Partidos jugados: 9

Goles: -

Asistencias: 1

Minutos por gol: -

Minutos jugados: 575

33.

Francisco Varela

Partidos jugados: 22

Goles: -

Asistencias: 3

Minutos por gol: -

Minutos jugados: 1956

23.

Jorge Casado

Partidos jugados: 18

Goles: -

Asistencias: 2

Minutos por gol: -

Minutos jugados: 1562

21.

Lolo Reyes

Partidos jugados: 36

Goles: -

Asistencias: -

Minutos por gol: -

Minutos jugados: 2257

14.

Xavi Torres

Partidos jugados: 28

Goles: 2

Asistencias: 2

Minutos por gol: 1100

Minutos jugados: 2200

18.

Alfred N'Diaye

Partidos jugados: 29

Goles: 1

Asistencias: 3

Minutos por gol: 2098

Minutos jugados: 2098

5. Javier Matilla

Partidos jugados: 18
Goles: 2
Asistencias: 2
Minutos por gol: 704
Minutos jugados: 1408

10. Nono

Partidos jugados: 5
Goles: -
Asistencias: -
Minutos por gol:
Minutos jugados: 178

22. Francisco Portillo

Partidos jugados: 21

Goles: -

Asistencias: 4

Minutos por gol:

Minutos jugados: 1555

16. Álvaro Cejudo

Partidos jugados: 33

Goles: 1

Asistencias: 2

Minutos por gol: 1595

Minutos jugados: 1595

17. Dani Pacheco

Partidos jugados: 25

Goles: -

Asistencias: 1

Minutos por gol: -

Minutos jugados: 1007

46. Dani Ceballos

Partidos jugados: 35

Goles: 5

Asistencias: 5

Minutos por gol: 557

Minutos jugados: 2425

11. Foued Kadir

Partidos jugados: 28

Goles: 1

Asistencias: 6

Minutos por gol: 1889

Minutos jugados: 1889

7. Álvaro Vadillo

Partidos jugados: 7

Goles: -

Asistencias: 1

Minutos por gol: -

Minutos jugados: 167

19. Jorge Molina

Partidos jugados: 36

Goles: 20

Asistencias: 8

Minutos por gol: 115

Minutos jugados: 2303

24. Rubén Castro

Partidos jugados: 46

Goles: 33

Asistencias: 13

Minutos por gol: 119

Minutos jugados: 3940

8. Vincenzo Rennella

Partidos jugados: 38

Goles: 7

Asistencias: 4

Minutos por gol: 248

Minutos jugados: 1734

9. Chuli

Partidos jugados: 4

Goles: -

Asistencias: -

Minutos por gol: -

Minutos jugados: 119

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