Volvía la Liga al Villamarín tras el parón y lo hizo en una noche encapotada. La lluvía aterrizaba en la capital andaluza desde temprano pero respetó durante la contienda. El tiempo y la hora dejaron en casa a un buen puñado de béticos que optaron por quedarse en casa. Y bien que hicieron. Los periquitos evidenciaron las carencias de un Betis ahogado por el sistema catalán. Continuas interrupciones mermaron la capacidad constructiva de los de Pepe Mel.

Real Betis y Espanyol reanudaron trayectorias dispares antes del citado freno al campeonato debido a los compromisos internacionales. En los onces tan solo un cambio en cada bando con respecto a la última jornada. Mel apostó por un solo punta (Rubén Castro) dejando a Portillo de enganche y a Joaquín y Cejudo por los costados. En el cuadro periquito y pese a venir de dos derrotas consecutivas, Sergio González tan solo dio entrada a Fuentes en detrimento del lateral internacional almeriense sub-21, Rubén Duarte.

Con todo presto y dispuesto arrancó una primera mitad insulsa, fría como la noche y con demasiadas interrupciones que lastraron el ritmo de juego. Como toda el agua que anegó las callejuelas de la vieja Híspalis sentó el tempranero tanto de Enzo Roco. Tres minutos bastó al conjunto catalán para dejar boquiabierto a un debilitado público local en la noche sabatina.

180 segundos de juego y las trascadas hicieron presagiar lo que sería tónica predominante en el duelo. La del Betis la botó Varela para que Caicedo repeliera. Acto seguido, misma escena, distinta área. Allí estaba Marco Asensio dispuesto a dejar su impronta en la aciaga noche de los locales. En la frontal acarició la bola que voló suavemente sobre el área bética hasta conectar con la testa del defensor chileno, que ajustaba el cabezazo pegado al palo impidiendo así cualquier atisbo de posibilidad para el meta Antonio Adán.

El exjugador bermellón y propiedad del Real Madrid, quien estuvo pretendido por el Betis este verano, sacó la chistera y la varita y destapaba el tarro de las esencias. Con el Espanyol ya mandando en el luminoso Álvaro González mandaba arriba un cuero que servía el mallorquín desde la banda.

Tímidamente reaccionó el Betis, muy desordenado atrás y encomiado a Rubén Castro arriba. El canario fue el único que lo intentó topándose una y otra vez con un seguro Pau López. No lo veía claro Mel que ordenó calentar en el ecuador de la primera mitad a los tres hombres que a la postre ingresarían en el verde: Ceballos, Ricky van Wolfswinkel y Vincenzo Rennella. La más clara del máximo goleador de la historia verdiblanca llegaría en el minuto de su dorsal, el 24, con un testarazo que se abría a centro de Joaquín. El balón inerte se alejó del póster izquierdo de la meta blanquiazul.

Sin orden ni jerarquía el conjunto heliopolitano ahondaba en balones a los costados sin suerte pero tampoco sin juego. Así es complicado hacer daño en Primera División. El Espanyol, con una efectividad en proporciones superlativas sentenció al inicio del segundo acto.

Caicedo y Víctor Sánchez, selladores

El recién renovado Dani Ceballos entró tras la reanudación en detrimento de Cejudo. El técnico madrileño intentó ajustar el mediocampo para tener más pelota, la cual se esfumó por las recónditas líneas de la paciencia verdiblanca. El de Utrera puso en bandeja un par de esféricos pasados a los que no llegarían ni Rubén Castro ni Joaquín.

El Villamarín ovacionó a Asensio

Con el Betis basculando el ritmo y el juego a territorio catalán, una mortífera contra acabó por matar la contienda. Y como no, Marco Asensio presente en ella. Internada por la izquierda con velocidad y técnica para enviar un pase a Caicedo. El espigado ariete ecuatoriano se plantó ante Adán y lo fusila por bajo. Tocada y hundida la escuadra de La Palmera, aún vería como minutos después del segundo desembarcaba el tercer gol espanyolista. Marco Asensio rubricaba el lujo con otra asistencia apurada en línea de cal. Víctor Sánchez, libre de marcas, llegaba desde atrás e irradió un golpe colosal tal como le venía para perforar la meta bética y mandar a los aficionados a casa. Gran parte del público se levantó, aplaudió al internacional sub-21 en el cambio y enfilaron los pasillos del feudo heliopolitano con la mente puesta en Granada.

Salva Sevilla y Cañas fueron bien recibidos

Pepe Mel metió toda la carne en el asador y lo único que encontró fue el premio del tanto del honor, obra de Rennella a falta de cinco minutos para la conclusión. En tiempo de prolongación, Joaquín tuvo el segundo para los suyos en una jugada de finta y sprint. Se marchó en una baldosa de Pau López pero no atinó a meter ese objeto revoltoso y redondo dentro de la jaula.

Justo triunfo periquito en Sevilla. Los de Sergio aplacan la mala racha y se colocan en novena posición con 12 puntos. Con 11 y un peldaño por debajo queda el Betis, que la semana que viene visitará Los Cármenes.