Segunda derrota consecutiva del Betis en el Benito Villamarín. El equipo de Pepe Mel fue incapaz de sobreponerse al tempranero gol de Enzo Roco. La falta de fluidez en el medio del campo unido a la soledad de Rubén Castro en el ataque fueron claves para el devenir del encuentro. El Betis mejoró con la entrada de Dani Ceballos en el segundo acto, pero cuando parecía que podía llegar el empate Marco Asensio cerró el encuentro con dos asistencias en un par minutos.

Rubén Castro muy solo

Pepe Mel apostó de salida por una pareja de delanteros un tanta extraña. Joaquín, como ya lo hizo durante 25 minutos ante el Sporting, acompañaba en la punta del alza a Rubén Castro. Al poco tiempo el portuense recuperó su posición natural desplazándose Cejudo a la banda zurda y Portillo a la mediapunta. A partir de ahí llegaron los mejores minutos del Betis fruto de la calidad de Joaquín. Esquema fallido por parte de Mel.

El juego del conjunto verdiblanco continúo siendo trabado y sin fluidez. La doble pareja de medios centros defensivos no fue capaz en ningún momento de conectar con los atacantes. Es más, incluso se estorbaron en tareas de contención. Las carreras de Petros, en demasiadas ocasiones alocadas, fueron infructuosas. En casa, el Betis para llevar el peso del envite necesita otro tipo de futbolistas, véase Ceballos. Aspecto que se acrecienta cuando el rival, como en el caso de esta jornada, se pone por delante.

Caicedo y Asensio, un incordio

La pareja de centrales verdiblanca sufrió muchísimo con el juego de espaldas de Caicedo -Bruno habrá tenido pesadillas con él- y la movilidad de Asensio que se desplazó con total libertad entre la zona de los medioscentros y la zaga. Una línea defensiva tan adelantada como la bética no ayudó, y más cuando el equipo queda partido en dos por la presión de Petros y la incapacidad de dominar el balón del doble pivote. Ejemplo de ello es la jugada que precede al primer gol del Espanyol.

Varela lo pasó mal durante todo el encuentro. Primero con la verticalidad de Hernán Pérez y posteriormente con la frescura de Paco Montañes. Además, se le vio demasiado nervioso y dubitativo con el balón en sus pies. Sus subidas fueron escasas y carentes de valor. Su debut en primera como local, quizá, le pesó en exceso. Con el equipo totalmente volcado en busca del empate en el minuto 50, llegó la sentencia a la contra de los pericos. Mención aparte merece los dos goles encajados por el Betis a balón parado. La defensa totalmente estática viendo como remataban Roco y Víctor Sánchez sin oposición.

Ceballos debe jugar siempre

Renovado por fin, el mejor canterano de los últimos años debe ser indiscutible en este Betis. Aporta fluidez en el medio -aspecto del que carece el equipo de Pepe Mel- dinamismo, frescura y hace mejor a sus compañeros. Con su entrada en la segunda parte el Betis mejoró sus prestaciones, de hecho se intuía que antes del mazazo podía llegar el empate.

La impaciencia de Pepe Mel le costó un mala pasada a su equipo. Con toda la segunda parte por delante tiró al equipo a la desesperada al ataque y llegó la sentencia a la contra. Cuando el míster madrileño recondujo su error con la entrada de Van Wolswinkel para acompañar a Castro era demasiado tarde. El Betis tiene un problema en casa: le cuesta llevar el peso de los partidos y derribar el muro de los equipos de su `liga´, que sabedores del déficit verdiblanco, apuestan por agazaparse atrás, juntar mucho sus líneas y salir a la contra.