El Real Betis ha vencido en Málaga este sábado por 0-1. Un triunfo de mérito en un choque que olía a empate desde lejos. Un equipo que no ve puerta ante otro que no ve juego. Entre tanto, Rubén Castro solventó un encuentro absolutamente insulso. Mucho miedo a perder para acabar a cero. Es lo que pensará el equipo de Javi Gracia, que no hizo menos que su rival. Tampoco excesivamente más. Seriedad, concentración, fortuna y un pelín de pegada. Con eso, las cosas como son, la permanencia no debe peligrar. Siempre y cuando, obviamente, no cambie el chip. Misma elaboración, mismo héroe. Así va el asunto por Sevilla. Lo de siempre. El de siempre.

El duelo comenzó con alternancia de llegadas en ambas áreas. El Málaga, como local, buscaba dar una alegría a su parroquia. El Real Betis, como 'local', también pretendía contentar a una afición de manicomio. Álvaro Cejudo, titular en la noche de este sábado, comenzó activo. Voluntarioso. Que no es poco. El cuadro malacitano desplegó un juego bastante agresivo en los primeros compases. El 'Cholo' diría que intenso. Rubén Castro avisaba en primer lugar con un disparo duro que repelió Kameni.

El Málaga respondía con un chut del ex bético Juan Carlos. El extremo zurdo, libre de marca, trató de batir a Adán por el palo corto pero se mostró seguro un portero que está en buena forma. Una buena respuesta llegó superado el ecuador del primer tiempo. La conexión Joaquín - Rubén Castro funciona. El centro desde el costado del interior diestro fue rematado por el '24' de cabeza. No llegó a conectar bien la pelota, que se perdía arriba con un Kameni pillado a contrapié.

Con la baja de N'Diaye por lesión, Digard acompañó a Petros en el centro del campo. Estuvo mejor el primero que el segundo, sin hacer mucho más que el brasileño. El caso es que se cumplía la media hora con dos equipos que se medían, que se respetaban y que necesitaban ganar. Se juntaban el hambre con las ganas de comer. Rubén Castro también generó peligro en otra acción, no tanto como en las dos anteriores. El control se le fue algo largo e intentó sorprender con la zurda, que no mala. El esférico se perdía no por demasiado.

La última del primer tiempo la tuvo Van der Vaart. Joaquín trianguló con Rubén Castro que se la dejó a 'Fali' en bandeja, aunque el holandés se apoyaba con el brazo. El colegiado no vio las manos y el disparo con la izquierda, casi sin ángulo y sin fe, se marchaba al lateral de la red de la meta de Kameni. Descanso en Málaga. Lo mismo de siempre.

El segundo periodo arrancó con un cambio. Ficha por ficha. Parece que por diversos problemas físicos, pero Pepe Mel dejó en el banco a Digard en detrimento de Xavi Torres. No era cuestión de arriesgar. Ningún equipo se atrevía a adelantar líneas en busca de la victoria, por lo que el empate se empezaba a cocer. Aún así, quedaba tiempo por delante.

El fútbol tiene unas cosas que solo entiende el fútbol. Cuando nada parecía peligrar la derrota en algún bando, llegó el momento del 0-1. La firma la puso un delantero bajito, máximo goleador de la historia del Real Betis, que no ha pisado la Selección Española por empeño del Marqués. Varela recuperaba una pelota en el centro del campo que cayó a los pies de Rubén Castro. El canario corrió como el viento para batir libre de marca al meta del Málaga de disparo cruzado. Delirio en las gradas. En la zona verdiblanca. Siete dianas. El de siempre.

Pepe Mel siguió refrescando al equipo. Van der Vaart se tuvo que sentar porque no podía con su alma. Ingresó en su lugar Dani Ceballos, un chico fresco. Necesario. La idea era clara. Con el resultado a favor, contragolpe por un tubo. El Málaga pudo empatar en la más clara del encuentro. Un centro desde la banda llegó a Charles, más solo que la una, que enganchó una volea atajada por Adán. Don Antonio. Porque no solo los goles valen puntos. También las paradas.

El último cuarto de hora tuvo más sufrimiento que historia. Lógicamente, el marcador invitaba a pasarlo más para sacar los puntos. El Real Betis, a pesar de ello, supo aguantar. Buen trabajo de Bruno y Westermann más la seguridad de Adán para llevarse un derbi andaluz clave. Urgencia de puntos. Ahora, tras el triunfo, tocará mejorar el juego. Porque en Málaga ocurrió lo mismo de siempre resuelto por el de siempre.