La entidad de las trece barras volvió a reencontrarse con la victoria en un choque vital para sus aspiraciones, donde la efectividad del atacante canario y la solvencia de Antonio Adán salvaron a un equipo que desplegó un paupérrimo estilo de juego, una semana más.

Los de Pepe Mel sufrieron las incesantes envestidas de un Málaga incapaz de hacer gol, impedido por la estelar actuación de Antonio Adán, el mejor guardameta de la jornada. Las carencias en el mediocentro y la incapacidad de ocasionar peligro volvieron a condenar un Betis que avistó un oasis en medio del desierto y que el tiburón canario no supo desaprovechar.

El parón liguero servirá al técnico madrileño para recuperar efectivos y trabajar las carencias registradas hasta la fecha para intentar vencer a uno de los cocos de la categoría, en busca de tres puntos que les harían acercarse de nuevo a puestos europeos.

San Antonio Adán

A pesar de la imagen ofrecida, el Real Betis pudo enmendar los inicios registrados en semanas anteriores, encajando una y otra vez gol en los compases iniciales de los partidos, teniendo que nadar a contracorriente durante los noventa minutos. El pasado sábado los verdiblancos supieron evitar dicho hándicap, a pesar del incesante intento malaguista. Los blanquiazules, mediante un Juan Carlos inspiradísimo, asediaron a un equipo que volvió a registrar notables carencias defensivas por los laterales e incluso pudo recibir males mayores, de no ser por la meritoria actuación de un hombre que se alzó sobre el resto…

Entones emergió la figura de Antonio Adán. El guardameta madrileño volvió a demostrar su valía, confirmando ser uno de los arqueros de moda del país y siendo la pieza protagonista de la victoria. El mencionado Juan Carlos tuvo en sus botas hasta dos ocasiones para batir al arquero bético. Una internada por la siniestra y un disparo a bocajarro fueron repelidos por Adán, desatando la incomprensión de los aficionados costasoleños, impasibles ante el acierto del portero.

Si importantes fueron sus acciones en la primera mitad, igual valor tuvieron las de la segunda. Una triangulación sobresaliente entre Recio, Juankar y Charles levantó de los asientos a la hinchada malaguista, expectante ante un inminente empate evitado de nuevo por el arquero verdiblanco. El delantero local recibió solo en el interior del área y voleó el centro del carrilero exbético pero Adán, como si de un santo se tratara, sacó una mano salvadora que desató la impotencia de la afición sureña, evitando el tanto del empate.

Un estilo que sigue sin dar sus frutos

El empeño de Mel en desplegar un estilo vistoso y atractivo volvió a fallarle una vez más en esta nueva etapa como técnico verdiblanco. A pesar de disponer de mimbres para ello, la incapacidad del entrenador en hacer jugar a su equipo tanto el curso pasado en segunda como este en primera parece comenzar a agotar la paciencia de la parroquia verdiblanca, ansiosa de ver a los suyos codearse con los más grandes tras un letargo en segundo plano.

El madrileño introdujo a Van der Vaart en la medular junto a Digard y Petros. La presencia del canterano hacía prever un juego más atrevido, en busca del protagonismo con el balón y las transiciones con la punta de ataque. A pesar de ello, el Real Betis volvió a mostrar el mismo estilo predecible registrado en jornadas anteriores, una faceta más que estudiada por los entrenadores rivales, a los que apenas les supone dificultad alguna vencer a este equipo, aunque el acierto de Adán y Rubén Castro cambió el devenir del choque.

La aparición de los tres centrocampistas en zona de tres cuartos rival fue nula, sin abastecer apenas de balones óptimos a la parcela ofensiva. A pesar del 76% de pases acertados, la imagen demuestra que no tuvieron incidencia final alguna.

Un equipo que depende de los destellos de calidad de Joaquín, un hombre que atesora una magia incalculable en sus botas, pero que carece del estado físico que los aficionados desean, un físico digno de estudio al igual que el del resto del grupo y es que hace un lustro desde que la plantilla no goza de un estado físico adecuado a la categoría en la que militan, una faceta desaprovechada y relegada a un segundo plano por ensalzar el "trato del balón". Una vez más, la enfermería supuso noticia al término del choque, con hombres como Digard, Piccini o Van Wolswinkel con diversas dolencias.

Un conjunto lento y errante, repleto de sinsentidos a la hora de actuar con el esférico en los pies, jugadores fuera de zona y ocupando puestos que desconocen, una defensa lenta y deslavazada, dos laterales esperpénticos acompañado de una dudosa sapiencia técnica, hacen que este Real Betis sea incapaz de tratar de tú a tú a la mayoría de equipos de la primera división.

Rubén-dependencia

El tiburón canario volvió a demostrar su validez con el solitario tanto que consumó la victoria final ante el Málaga, en un choque vital para las aspiraciones verdiblancas. Una vez más, el juego del conjunto hispalense dejó mucho que desear y registraron una paupérrima imagen, poco deseada para cualquier aficionado. A pesar de ello, Rubén Castro volvió a aparecer para salvar a los suyos y anotar el séptimo gol en su cuenta personal, que demuestra de nuevo la incidencia de su pólvora en los puntos cosechados por el Real Betis.

Si bien es cierta la poca incidencia que tuvo el canario en el juego verdiblanco, por igual lo es la importancia de la misma. El delantero disparo cuatro veces a portería, aunque solo dos de ellos fueron válidos (Uno en posición antirreglamentaria y otro bloqueado por el defensa). Con dos tiros viables a portería, el atacante consiguió anotar un gol dejando su acierto a portería en un 50%, algo que le hace ser uno de los delanteros más decisivos del panorama nacional.

Sin sus goles, el Betis tendría 9 puntos menos

El canario ha 'mojado' en siete de las once jornadas disputadas. En las cuatro victorias cosechadas hasta la fecha, el delantero ha anotado al menos un gol en cada una de ellas, siendo decisivo para las aspiraciones verdiblancas. Sin su aportación goleadora, el Real Betis tendría nueve puntos menos y estaría en puestos de descenso, algo que demuestra la dependencia del club de al final de La Palmera de los goles del tiburón canario.

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