La coartada de la existencia de dos ligas ya no cala. El pretexto de que existen rivales con los que se puede competir y otros contra los que el Betis debe resignarse a ser sodomizado no debe valer nunca; hoy, menos. Un recién ascendido como la Unión Deportiva Las Palmas dio una lección de ambición y de coraje al equipo de Pepe Mel, que hubiera firmado las tablas en la caseta del árbitro antes de pisar el césped.

Fue encender el televisor y más de uno ya podía prever que el partido iba a ser otro de tantos en los que el Betis acepta su rol de ser avasallado y, con suerte, si había algún resquicio o falla en el equipo de Setién, y Joaquín y Castro tenían el día, se podía sacar algo positivo.

Se pudo comprobar que la trascendencia en este equipo del canterano Daniel Ceballos es ya innegable. Las buenas sensaciones que había dejado el nuevo dibujo de Mel con dos centrocampistas que apuntalasen la medular y el de Utrera como mediapunta transitando zona de tres cuartos de campo, y moviéndose con libertad para bajar e intentar dar una salida más “fresca” le había dado una mejor cara a un Betis que aún no sabe a lo que juega.

Sin embargo, Pepe Mel apostó por volver a jugar con dos puntas; Molina se reencontraba en el once inicial avalado por su gol ante el Celta. Van der Vaart o Portillo (el de El Palo lleva dos partidos sin jugar en Liga, contra el Celta ni entró en la convocatoria) podrían haber hecho las veces de Ceballos ayer en el Estadio de Gran Canaria, pero Mel no quiso apostar por ninguna similitud con los partidos anteriores; había que volver a ser la burda caricatura del 90 % de los partidos de este curso.

Aún así, el Betis tuvo alguna ocasión clara en la segunda parte para volver a ganar, probablemente, de manera injusta otro partido fuera de casa. En la primera parte no ocurrió prácticamente nada reseñable en ataque porque el Real Betis decidió hacer tímido acto de presencia en el partido a partir del minuto 46.

Pero el problema real del equipo de Heliópolis reside en el centro del campo. El frente de ataque del Betis, con una planificación evidentemente mejorable, presenta garantías de gol y eficacia muy por encima de sus competidores por mantener la categoría.

El principal lastre del Betis fue, y suele ser, tener un centro del campo conformado por jugadores que se mueven sin aposentarse entre el corte defensivo y el cariz creativo. Un interior reconvertido a centrocampista, Petros, y un centrocampista experimentado, Xavi Torres, que debería mostrar solvencia defensiva y que lleva sin recuperar un decente número de balones desde que llegó al Betis, fueron los “timones” de la escuadra de La Palmera ayer.

Fueron el fiel reflejo de una estructura de once futbolistas que se desmonta por la falta de coordinación y un plan consabido por los jugadores. Las quiebras aparecen con la presión alta del sector ofensivo, las medias tintas en avanzar la línea de mediocampo para continuar asfixiando y la relajación de una defensa que propicia la existencia de un gran espacio entre ellos y los pivotes; ofreciendo la posibilidad de que con un simple pase filtrado a la espalda de éstos, los puntas contrarios se encuentren en un vis à vis con los centrales.

En este contexto la dupla Petros-Torres se mostró impotente ante el centro del campo canario compuesto por Roque Mesa y Vicente Gómez. Sobrepasados en todo momento trazaron una endeble línea horizontal imaginaria, la cual se franqueaba con gran facilidad para los de Setién, y tras ella se plantaban ante la defensa bética con notable peligro. Los pío pío habían conectado 260 pases más que el Betis en el minuto 80´, y la posesión acumulada rozaba el 65 % al final del partido. Además, la salida del Real Betis continuó siendo un desastre; no aparecía ningún hombre con capacidad para ofrecer algo de criterio y dar más de tres pases seguidos en el ajado césped canario.

Incidiendo en la actuación del centro del campo bético, pudimos ver un abanico de imprecisiones de cabeza, llegadas a destiempo (no leyeron las transiciones de la Unión Deportiva para anticiparse) y pocas ayudas a banda derecha, donde Dani Castellano, Viera y Tana se ensañaron con un Piccini fuera de partido y un Joaquín que mostraba dificultades para aportar en defensa. La diagonal interior de Jonathan Viera se convirtió en un filón para los locales, que veían como a través del aclarado que propiciaba Sergio Araujo, Viera tenía la posibilidad de golpear desde fuera, buscar asociarse con Tana para llegar jugado hasta el área con el mismo Araujo, o abrir a banda izquierda tras haberse prodigado Dani Castellano.

La banda derecha del Betis y la izquierda del Sevilla. El próximo sábado el rival será el conjunto de Nervión, que basa principalmente su juego en el perfil izquierdo, donde Konoplyanka se está erigiendo como el mejor extremo de la Liga en este sector. El Betis debe trabajar esta semana y componer un plan de choque contra las internadas del ucraniano si no quiere sufrir un atropello desde esta posición. Piccini tiene mucho que aprender en la parcela defensiva aún.

Por otra parte, el Betis notó la ausencia de Alfred N´Diaye, que quizá sea el centrocampista que mejor ha entendido su papel en el equipo. El senegalés ha automatizado y comprendido que su labor es la de frenar las jugadas rivales trianguladas desde atrás mediante anticipaciones e imponiendo su físico. Asimismo, ofrece grandes prestaciones en los balones aéreos divididos. Atrás quedan otros momentos en los que el bético aspiraba a jugar más avanzado y acumulando una gran parte de la posesión bética que no solía llegar a buen fin. Aunque es cierto que suele tener varias llegadas desde segunda línea durante los partidos.

Por su parte, la defensa estuvo bastante timorata y Adán, que volvía a guardas las redes, tuvo que enfrentarse a varias situaciones de peligro tras despropósitos zagueros. De lo poco destacable de manera positiva fue la superioridad de Westermann por arriba sobre Araujo, aunque en los primeros minutos el argentino sorprendiera con el balón controlado a un alemán estático que le costaba seguir las zancadas del potente tren inferior del “Chino”. Adán no pudo ser una vez más "el salvador", lo solventó todo con la altura que le caracteriza, excepto, el último envite de William José que acabó por redondear un partido donde los canarios merecieron ganar de principio a fin y donde mostraron la ambición y el criterio del que careció el Real Betis, y su entrenador tras hacer cambios a partir del minuto 78 de un partido que a todos luces urgía otros mimbres.

Resultado justo, decepción para la afición bética tras dos buenos partidos en casa, y bofetada antes del derbi. Se apagaron las luces durante una semana en la esfera del Betis que es capaz de comparecer públicamente y afirmar que se buscaba el empate, como hizo Pepe Mel. O alegar falazmente que fue la única ocasión de peligro de la Unión Deportiva las Palmas, como hizo Álvaro Cejudo. Hora de jugar al fútbol y no hablar de ligas, porque ya el año pasado el Betis fue dominado por equipos como el Leganés, el Mirandés, la Llagostera o el Alavés. Entonces cabe preguntarse, ¿cuál es la liga del Betis?