Hay veces que el fútbol, como la vida, no tiene explicación. Que los buenos son ayudados y los humildes 'maltratados'. Eso, más o menos, es lo que ha pasado este miércoles en Barcelona. Porque el Real Betis cayó porque se enfrentaba al mejor equipo del mundo y, sobre todo, porque un señor con silbato quiso que así fuese. Ese señor vasco llamado Vicandi Garrido se inventó un penalti a la media hora que cambió todo. Adán despejó una pelota de puños y este hombre señaló la pena máxima. Nadie se lo creía, ni los mismos aficionados culés. Neymar envió el lanzamiento al larguero pero el colmo llegó cuando Westermann introdujo el rechazo en su propia meta. Messi, acto seguido, firmó el segundo y la sentencia con una hora por delante. Las sensaciones decían que no era la noche de asaltar el Camp Nou.

Y claro, cuando parece que te centras un poco y encajas al primer minuto de la reanudación un nuevo tanto, lo difícil se convierte en imposible. Luis Suárez estaba fino y el Barça quería cerrar 2015 convenciendo. Los de Pepe Mel, que fue expulsado por protestar, perdieron los nervios y quisieron llevarse algo positivo de Barcelona. El caso es que hay días que es mejor no levantarse de la cama, porque era misión imposible. Los de Luis Enrique firmaron el cuarto en el tramo final y gozaron de buenas ocasiones para hacer más sangre en la herida. Tres o cuatro balones a la madera, llegadas con peligro y seriedad a pesar del resultado. Así despidió el cuadro culé un año para el recuerdo. Como para el recuerdo quedará en el Real Betis el amigo Vicandi Garrido, un señor con trabajo para desgracia de todo el mundo.

El partido empezó raro, extraño. El Barcelona había salido a medio gas y el Real Betis no pasaba apenas del centro del campo, sin tener siquiera la pelota unos segundos. La cosa es que los locales no creaban peligro al marco de Adán. Al cuarto de hora, ya sabía el cuadro andaluz que el encuentro iba a ser largo. Bruno se lesionaba y dejaba su sitio a Pezzella. El central argentino, el fichaje más caro del verano, tenía que bailar con la 'MSN'. La más clara del duelo, quizá, la tuvo Dani Ceballos. El canterano se metió dentro del área tras un gran recorte a Mascherano y en el área pequeña cayó tras cortar la pelota por detrás Dani Alves. Pudo tirar, pudo pasarla o hasta tomarse un café pero el chico tardó media vida en decidirse. Casi tanto como en renovar. 

Si encima de todo, fallas oportunidades claras en casa del Barcelona, te estás 'cavando' tu propia tumba. En este caso, la tumba la cavó Vicandi Garrido al señalar un penalti sobre Messi o sobre el aire, porque Adán toca claramente la pelota en el despeje de puños. La realidad es la que es. La mejor liga del mundo para Javier Tebas, otro señor del que se podrían escribir largos artículos. Era impensable pensar que había decretado los 'once' metros, pero así fue. Alucinaba, obviamente, el Real Betis. También lo hacía el Barça y los más de 83.000 espectadores que se dieron cita para ver este partido. Neymar quiso ejecutar el lanzamiento pero no tuvo suerte, pues resbalaba justo cuando lanzaba. El golpeo, por cierto, es con los dos pies. Eso quiere decir que el penalti estaba mal lanzado y, por lo tanto, no debió haber valido.

'Ney' no estuvo fino

El colmo de los colmos para el Real Betis llega cuando Westermann, en su intento de despeje, se introduce el esférico en su propia portería. Y sí, también había algo ilegal en esta acción. Y es que Rakitic golpea por detrás al zaguero alemán antes de su chut, por lo que debió ser falta. Una acción, por cierto, que costó la lesión al espigado zaguero. Por si Vicandi Garrido tenía dudas. El caso es que el fútbol de Javier Tebas está diseñado para que los grandes ganen como sea. 1-0

Pepe Mel fue expulsado por protestar esta decisión del colegiado. Así de justa es la mejor liga del mundo. Nótese la ironía. El técnico madrileño discutió a Vicandi Garrido, que parece que es alérgico al verde porque no dudó en mandar a la grada al entrenador del Real Betis. Aquí no hay advertencias. Si te 'roban', te callas. Porque si hablas, te echan. El míster bético se marchó de su zona de banquillo con Roberto Ríos, que lo acompañó. Impotencia se llama la palabra.

El Barcelona aprovechó el desacierto y los despropósitos para hacer el 2-0. Neymar para Messi y Messi para dentro. Fácil el argentino, que jugaba este miércoles su encuentro número 500 con la camiseta culé. No podía irse sin 'mojar'. El Real Betis estaba tocado y casi hundido, cuando no se había llegado al descanso aún. Levantar ese marcador ya son palabras mayores.

La primera parte terminó de forma accidentada, especialmente el último cuarto de hora. Porque la primera media hora fue competida, sin mucho fútbol ni apenas ocasiones. Era lo que más interesaba, desde luego, al Real Betis. Lo que ocurrió a partir del 30' fueron para que la tierra abriese un hueco y tragase a los futbolistas verdiblancos. Dos lesionados. Además, los centrales titulares. El penalti más ilegal de la historia que termina con Neymar lanzándolo al larguero de forma antirreglamentaria al tocar la pelota con los dos pies acaba con Westermann, al que Rakitic hizo falta, marcándose el primero en su portería. A eso hay que añadir la expulsión de Pepe Mel, una pareja de centrales compuesta por Pezzella y Digard, el Camp Nou, un 2-0 en contra, Vicandi Garrido, solo un cambio y uno de los mejores clubes del mundo enfrente. Si alguien quiere decir algo más, es el momento.

La segunda mitad, más calmada en cuanto a ánimos, parecía otra cosa. El Real Betis tenía en la mente jugar mejor, ser un poco más atrevido frente a la portería de Bravo y llevarse algún tanto de Barcelona. Los de Luis Enrique, por su parte, no tenían otra intención que finiquitar este 'manicomio' de encuentro cuanto antes. Eso se lleva en el ADN culé.

Luis Suárez se tomó en serio esto último e hizo el 3-0 en el primer minuto del segundo acto. Solo ante Adán, tras una gran asistencia de Busquets, definió con pierna izquierda y por el palo corto del portero bético. Le crecían los 'enanos' a un Real Betis que estaba pensando en ese momento todo lo que había hecho mal para merecer semejante castigo. Salir con una actitud positiva tras el descanso para encajar en la primera llegada. Esoterismo al 100%. Otra explicación no hay.

Los andaluces se animaron un poco gracias a Van Wolfswinskel. Ricky se quedó solo ante Bravo pero decidió dejársela a Rubén Castro, que no conectó el remate de cabeza. Tenía poco ángulo para ejectuar un golpeo y el centro a un futbolista pequeño tampoco era la opción más recomendable. Buenos minutos del delantero holandés, con voluntad y movimientos interesantes. El Barça, ya más relajado, concedía espacios en líneas defensivas. Todo hay que decirlo.

Quería más el Real Betis. De perdidos al río. Una buena jugada colectiva, de equipo, terminó en un cómodo remate de cabeza de N'Diaye que detenía sin ningún tipo de problemas Bravo. Bastante activo el centrocampista senegalés, tanto en defensa como en ataque. De los mejores del conjunto sevillano en la noche del miércoles en el Camp Nou. Ganas de agradar. Eso se premia.

Faltando un cuarto de hora, aproximadamente, Pepe Mel empezó a pensar en el Eibar porque lo de Barcelona no tenía solución desde hace tiempo. Por ello, quitó a Rubén Castro para dar entrada a Van der Vaart. Muy desapercibido pasó el delantero canario por el Camp Nou, sin apenas tener la pelota. Entraba 'Fali', un ex del Real Madrid recibido por pitos en una casa donde no es querido. Los colores del pasado también cuentan y no se olvida de dónde se viene.

'VDV' jugó en casa del enemigo

El Real Betis siguió intentándolo, otra vez con Van Wolfswinkel. El delantero holandés recibió un buen balón de Dani Ceballos pero su remate se marchó demasiado cruzado de la portería culé. Más voluntad que otra cosa, pero algo es algo. Los béticos sabían que todo estaba perdido pero querían marcharse con un resultado más favorable.

En el 80', estuvo a punto de llegar el tanto de la honra. Del honor que nunca perdió el equipo de Pepe Mel en Barcelona a pesar de las adversidades. Saque de esquina peinado por Van Wolfswinkel y rematado arriba, completamente solo, por Pezzella. Relajación excesiva en los catalanes ante la fe verdiblanca. Increíble lo que perdonó el zaguero argentino.

La cuenta la cerró Luis Suárez, tras un pase mágico de Neymar. El 4-0 era la 'guinda' al pastel de un Barcelona que también tuvo ocasiones muy claras en la segunda parte. Especialmente, con balones a la madera de 'Ney', Dani Alves o Messi. Festejo de los de Luis Enrique, que cerraban este 2015 con una goleada y una alegría para los suyos. También con un liderato, con un partido menos, compartido con el Atlético de Madrid. Una bonita noche para acabar un año de los que costará olvidar, con hasta cinco títulos.

Terminaba un encuentro con poca historia en lo futbolístico pero extraño, demasiado raro para acabar como era de esperar. Un protagonista que no estaba invitado se encargó de fastidiar al Real Betis y favorecer, como casi siempre, a los que manejan el dinero en La Liga. Eso es lo que hay hasta que los humildes se unan para levantar la voz. Porque este miércoles han sido Real Sociedad y Real Betis. Pero, mañana, puede ser cualquiera. No hay derecho, Vicandi.