Importe victoria verdiblanca ante la presencia destacada de mujeres. Como cada año por estas fechas, el conjunto verdiblanco dedicaba el partido a las féminas en un día lleno de luz y color. Con el sol atisbando la inminente llegada de la primavera, ambos equipos andaluces comenzaron el duelo con excesivo recelo. En el Betis, Juan Merino solo modificó el lateral derecho. Molinero, sancionado, dejó su sitio al ya recuperado Martín Montoya.

Por parte granadinista, José González se quedó el sabor amargo de no llegar a la tercera victoria consecutiva. Su equipo pecó de conformista y no generó nada relevante en 90 minutos. Pero si hubo un protagonista, ese sería Iglesias Villanueva. El trencilla gallego amonestó a diestro y siniestro a jugadores de las dos filas ante la mirada desesperante del público local.

La primera parte puede definirse como horrenda a la par que calamitosa. Apenas se llegaba a puerta, la pelota transcurría mansamente en zona media y no se contruía nada de provecho. Al técnico linense no le gustaba lo que veía y a la media hora decidió sustituir a Cejudo en detrimento de Molina. Pasaba al esquema 4-4-2. Y se notó. El Betis fluía algo mejor pero el colegiado del encuentro se empeñó en parar el ritmo de juego hasta cansar a los presentes.

Dani Ceballos, desconectado y perdido lo intentaba en la recta final del primer acto con un disparo desde la frontal. Idéntico caso el de Jorge Molina. Una acción personal del alcoyano acabó topándose con Andrés Fernández.

No se inmutó en inferioridad numérica

La segunda parte continuaba por los mismos fueros. Interrupciones, protestas y escaso fútbol. A los ocho minutos, el peruno Juan Vargas iba a ser expulsado al ver la segunda amarilla. Una disputa en un salto acabó con el ex de la Fiorentina en la caseta. Cuando todo hacía indicar que los de La Alhambra darían un paso adelante llegaría la contención bética. Petros entraba al verde en detrimento de Ceballos. El Granada CF no se lanzó y acabó pagando su racanería. 

Vargas y Andrés Fernández fueron expulsados

En cuanto a ocasiones, un cabezazo de Bruno a la salida de un córner haría de preámbulo para lo que se avecinaba. Los últimos diez minutos de partido trajeron consigo toda la acción que no hubo desde el inicio. Los aficinados no cesaron de alentar a los suyos y su equipo recompensó el esfuerzo. No fue un partido de jugadas hilvanadas así que el balón parado cobraba especial protagonismo. La única llegada del Granada fue por esta vía. Barral, el cual sustituyó a Peñaranda tuvo en su cabeza el tanto. Adán, atento, atrapó sin demasiada complicación.

Este Betis es una caja de sorpresas. Y esta vez fue agradable. Un córner desde la parte diestra ejecutado por Joaquín lo aloja en el fondo de las mallas Alfred N'Diaye. Faltaban seis para el final, el Betis con 10 y el público no podía creer lo que veía. El senegalés se elevaba en área pequeña para poner su cabeza al servicio de Heliópolis. La Palmera retumbaba y el banquillo granadinista enmudeció. A base de coraje y entrega el conjunto hoy verdirrosa, ponía el ansiado gol al luminoso.

Ya en tiempo de prolongación, una contra conducida y finalizada por Joaquín a punto estuvo de suponer el segundo. Su disparo se marchó lamiendo la cepa del poste. La guinda al pastel la pondría Rubén Castro. La colaboración de su socio Jorge Molina no faltó. Balón en largo de Molina en una contra para la carrera de el de La Isleta y Andrés Fernández en su intento por frenar la ocasión toca la pelota con las manos fuera de sus dominios y obliga al árbitro a mostrarle la roja. Con los cambios ya realizados, Cristiano Biragui tuvo que ponerse bajo palos para ser espectador de lujo de la falta lanzada por el propio Rubén. Con el balón en el interior de la portería rojiblanca terminó el partido.

Jolgorio, entusiasmo y alegría en la parroquia del Villamarín. El Betis se diatancia en ocho puntos sobre el descenso y mira el tramo final de Liga con la tranquilidad que le otorgan los puntos. 34 en 28 partidos.