Soporífero encuentro en el Benito Villamarín. El duelo regional se tiñó de desidia y desapego por practicar fútbol. El público también lo notó y no quedó satisfecha con la imagen de los suyos más allá de la derrota. El marcador se movió en la recta final pero las ocasiones se contaron con escasez. Y eso que Merino implantó reformas en su once. Dejaba a Bruno y Jorge Molina de inicio en el banquillo y apostaba por el regreso de Westermann (no jugaba desde diciembre) y Leandro Damiao. El ariete brasileño fue una de las decepciones de la noche.

El pistoletazo inicial de Clos Gómez trajo consigo una irrupción alocada del conjunto boquerón para que Antonio Adán siga llamando a las puertas de la selección.  A los dos minutos de encuentro abortó el gol malagueño por partida doble en una actuación memorable.

A raíz de eso, nada ocurrió en el partido digno de mencionar. Habría que  dejar pasar veinte minutos el reloj para encontrar. Una acción trenzada de Dani Ceballos desembocaba en un pase profundo para Vargas, que no logra poner un servicio decente al segundo palo. No pudo llegar Rubén Castro.

Al segundo periodo, el avance de líneas propiciaba el aterrizaje de nuevas ocasiones. La dupla Rubén Castro-Leandro Damiaose buscaba reiteradamente pero al brasileño aún le falta adaptación sobre el terreno de juego. A los diez minutos del segundo periodo, dispusieron de una doble oportunidad que no inquietó al Memo Ochoa.

A falta de diez para la conclusión llegaría el único tanto del partido. Una falta lateral es cabeceada por Camacho al interior de la portería. Llegó antes que todos a la bola y enmudeció al coliseo de La Palmera.

Poca historia en un partido que debió terminar en tablas. Betis, 34 puntos; Málaga, 39.

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