Un punto de nueve posibles es el pobre vagaje que ha cosechado el Tenerife esta temporada. En el día de hoy, cuando debía despejar todas las dudas surgidas en las dos primeras jornadas, volvió a encadenar otra derrota preocupante por la forma de encajarla, con errores característicos de futbolistas de categorías  inferiores.

En el Girona FC, Pablo Machín no intorudjo novedades en el once respecto a la semana pasada en Alcorcón, manteniendo a Fran Sandaza en el equipo inicial, quien sería de vital importancia en el transcurso del encuentro, tal y como fue en Alcorcón.

En el Tenerife, fue cuanto menos sorpresiva la inclusión en el once del último fichaje blanquiazul, el mexicano Uli Dávila, que entraría en detrimento del tinerfeño Cristo Martín a diferencia de la jornada anterior ante el Albacete.

Mismos errores, mismas consecuencias

El encuentro comenzó igualado, con ambos equipos espectantes y sin crear peligro. A partir del minuto 5, fueron los visitantes quienes más comenzaron a entrañar peligro a la portería defendida por Isaac Becerra, con un disparo de Guarrotxena que pasó cerca del palo derecho de la misma. A pesar de clara ocasión de Sandaza en el minuto 10, en la que Jacobo ruvo que intervenir hasta en tres ocasiones, la conexión Uli Dávila con Guarrtxena, volvió a llevar mucho peligro. Balón al espacio del mexicano, y tiro del futbolista vasco desde la frontal que a punto estuvo de suponer el primero para los isleños.

El Tenerife suma ya 10 partidos sin vencer en Segunda División contando los de la pasada campaña

Antes de la debacle defensiva, Albizua estuvo otra vez muy cerca de marcar, al meter el pie a la salida de un córner que salió rozando el poste izquierdo. Como en jornadas anteriores, el Tenerife hizo lo suficiente para hacer gol, pero otro error defensivo de la zaga, volvió a propiciar que el rival se adelantase de manera muy sencilla. En esta ocasión fue Moyano, quien en el minuto 27, dejó en bandeja el gol a Fran Sandaza, tras no encimar un balón en área pequeña muerto tras centro desde la derecha. Una vez más, costó un mundo para intentar marcar, y sin embargo los tinerfeños encajaron gol dando muchas facilidades.

Una segunda mitad sin profundidad

Con el Tenerife tratando de ganar la posesión y algo ansioso, llegaría el descanso, tras el cual Álvaro Cervera sustituiría a un Suso muy poco acertado y alejado de su mejor versión, por Quique Rivero, con el fin de ganar la batalla en el medio del campo. Nada más lejos de la realidad, el Girona volvió a llevar el peso del partido, y en los visitantes, Uli Dávila y Guarrotxena no pudieron llevar todo el peso del ataque.

En el minuto 61, el ex futolista del Córdoba, pudo hacer el empate tras una indecisión de Becerra y Richy, pero este úlitmo envió a córner en línea de gol. A pesar de ello, a la contra, el Girona pudo haber sentenciado el partido. No fue hasta el minuto 65 de partido, cuando un centro desde la derecha fue rematado a bocajarro por Sandaza, para que Jacobo detuviese y en el rechaze Carlos Ruiz evitase con la mano el segundo, que conseguiría Felipe Sanchón de penalti, tras la expulsión del central blanquiazul.

A partir de ahí, no se volvió a ver más al Tenerife en ataque, con un Aridane que volvió a estar completamente desaparecido y con un Guarrotxena que lo intentaría hasta en dos ocasiones desde lejos. Tras ello, Mata pudo haber hecho el tercero en un mano a mano con Jacobo en el que no acertó por poco.

De esa manera llegaría el final en Montilivi, con un equipo local que se coloca en lo alto de la calsificación tras haber vencido en sus tres primeros enfrentamientos, y con un equipo visitante que se queda penúltimo a falta de concluir el resto de la jornada, y que mucho tendrá que mejorar para alejar cuanto antes los fantasmas de la Segunda División B, que de momento parece la única meta a la que aspira el conjunto de Álvaro Cervera.