Había muchas dudas. Muchísimas. Y no sólo dudas, también un estado un estado de nerviosismo ante el posible resultado que pudiese darse, y, atendiendo a las jornadas previas, no era una sensación infundada. Por un lado estaba Las Palmas: líder de la categoría, invicto, y con jugador como Araujo en un estado de forma tan espectacular que le había llevado a ser el pichichi de la categoría con siete goles en cinco partidos. Temible para cualquiera, pero, por relevante que fuera, apenas se habló de esto en la isla, pues todas las dudas blanquiazules tenían que ver con el propio equipo.

Una sola victoria, la lograda ante un débil Mirandés en un partido esperpéntico en el que solamente un regalo de la zaga permitió al Tenerife perforar la meta visitante, pues el juego colectivo, tal y como venía ocurriendo en las jornadas anteriores, había brillado por su ausencia. Es cierto que en Valladolid el equipo había mostrado una ligera mejoría en la segunda parte, pero en la mente de todos los aficionados quedaban los primeros 20 minutos de partido en los que los chicharreros pudieron verse goleados por culpa de una debilidad defensiva que llevaba años sin verse en la isla. Falta de juego combinativo, de gol, debilidad defensiva, dudas en la portería, ambiente crispado... El peor panorama posible para recibir al líder y eterno rival.

El Tenerife mostró en el derbi su mejor versión en mucho tiempo

Pero cuando De Burgos Bengoetxea dio el pitido inicial todo eso pareció formar parte de un pasado muy lejano. Para empezar, la grada estuvo en comunión con la plantilla desde el minuto uno hasta el 90, y los jugadores respondieron con una actuación magistral. Fue sin duda alguna el mejor Tenerife de la temporada, y, probablemente, el mejor Tenerife de esta nueva andadura en Segunda División. En ninguno de los grandes partidos de la temporada pasada, que los hubo (goleada a Las Palmas, remontada y victoria en Ipurúa ante un Eibar que acabaría siendo campeón...), se vio a un equipo tan intenso, tan luchador, tan trabajador, y todas esas virtudes con las que Cervera logró confeccionar una plantilla capaz de ganar a cualquiera. Ahora la plantilla ha cambiado, pero el choque del domingo demostró que, poco a poco, este Tenerife puede volver a ilusionar.

Es cierto, ha sido sólo un partido, pero no por ello se deben obviar ciertas evidencias. Así como un mal partido no señala la ineptitud de los jugadores, un buen partido sí puede mostrar virtudes de un equipo, y el derbi dejó varias. El cuadro chicharrero demostró ser capaz de dar un muy alto nivel; ahora le toca mantener esas virtudes a lo largo de la temporada. A continuación, analizamos las conclusiones más claras que se pueden sacar con un análisis en frío de este derbi.

¿Qué conclusiones se pueden sacar del derbi?

Cervera: estaba cuestionadísimo y con un sector de la afición pidiendo ya su dimisión (situación parecida a la que vivió el año pasado hasta la victoria en Ponferrada), pero el domingo se reivindicó de manera incontestable. El repaso táctico del técnico blanquiazul a Paco Herrera fue de esos de los que se recuerdan en partidos de tanta trascendencia. Las Palmas no estuvo cómoda, no dominó, no controló el juego, no generó peligro más allá de la jugada aislada del gol, no tuvo el balón, y cuando lo tuvo no supo qué hacer con él. Una red defensiva inexpugnable con la que Cervera demostró haber preparado el partido a la perfección, pero que no lastró el aspecto ofensivo del equipo, permitiéndole llevar el peso del partido cuando el marcador lo requería. Es un gran técnico, que se merece la confianza que se ha ganado.

Remontada: al contrario de lo que ocurrió en Valladolid, el gol tempranero no hundió al equipo, sino que le incentivó aún más. En el partido de Pucela los chicharreros se vieron también por debajo a los pocos minutos, y solo la suerte y la falta de puntería de los delanteros blanquivioletas impidió que el marcador fuera escandaloso tras los 20 minutos que llevó a los de Cervera a recuperarse del tanto encajado, pero nada tuvo que ver eso con lo que ocurrió en el pasado derbi. Solo el tiempo dirá cuál de las dos situaciones es la excepción y cuál la norma general, pero la plantilla demostró el domingo una gran fortaleza mental para sobreponerse a situaciones complicadas.

El sistema de Cervera se ve reforzado tras el choque

Por otra parte, la remontada merece también ser vista desde el punto de vista táctico. A diferencia de lo que se decía tras los malos resultados iniciales, el Tenerife demostró el domingo ser capaz de llevar el peso del partido y generar peligro ante un marcador adverso. Muchas de las críticas que trajo consigo la mala racha de resultados inicial se basaban en la incapacidad del equipo para mandar en el partido, y en que estaba diseñado única y exclusivamente para encerrarse y contragolpear, pero en los minutos que transcurrieron entre el inicio del partido y el gol de Cristo Martín se vio  lo contrario. Si bien aquello estuvo lejos de ser un asedio, el Tenerife cogió el balón, metió a Las Palmas atrás, y se fue a buscar el gol sin apenas conceder contraataques. Este equipo sí sabe mandar, y el planteamiento no es tan débil ante un gol encajado como pareció en Valladolid. El conjunto blanquiazul parece estar terminando de hacerse.

Bandas: todo empieza en las bandas. Suso o Cristo reciben un balón, el lateral les apoya, Guarrotxena se acerca para poder combinar y el juego ofensivo comienza. Por los costados llegó todo el peligro del Tenerife en el partido, especialmente por el diestro, de donde de hecho nació el segundo gol. Dos bandas muy distintas pero ambas muy peligrosas: la calidad de Cristo frente a la velocidad de Suso, la combinación y toque del ex del Marino frente al desborde y la verticalidad del tacuense. Dos estilos casi opuestos de dos de los jugadores más importantes en este estilo de juego de este Tenerife que parece tener una predilección por los extremos. Basta con ver que cuatro de los cinco goles anotados por los chicharreros han llegado tras rematar un balón centrado al área.

Roberto: dejando a un lado aspectos tácticos y atendiendo a las individualidades, la primera que hay que destacar es la del guardameta icodense. Más allá del enorme mérito de jugar al nivel que jugó un partido tan importante tres días después del fallecimiento de su padre, Roberto parece haber puesto punto y final al problema de la portería. Los errores de Jacobo habían costado puntos al equipo en tres de las cinco jornadas previas, y era ya la hora de dar la oportunidad al portero del norte de la isla. La lesión del vallisoletano a lo largo de la semana facilitó a Cervera esta transición bajo los palos, y Roberto respondió a la perfección, dejando un gran estirada tras un lanzamiento de falta de Nauzet Alemán que pudo suponer el empate en la última jugada del partido. Casi con toda seguridad repetirá titularidad.

Guarrotxena: se supone que a medida que Uli Dávila empiece a jugar con regularidad y que Diego Ifrán vuelva de su lesión dejará de serlo, pero ahora mismo es incontestablemente el mejor fichaje de lo que va de temporada. Ya ha jugado tanto de extremo, como de mediapunta o de delantero centro, y en todas las posiciones ha rendido de manera extraordinaria. El otro día ante Las Palmas firmó un choque sensacional, acaparando junto a Suso todo el peligro blanquiazul en la primera mitad y siendo máximo responsable del gol del empate (incluso autor, ya que aunque Araujo desvíe su centro éste ya iba dirección a la portería). Tiene una calidad a balón parado de la que carecía el Tenerife el año pasado pese a sus buenos rematadores, quienes sin duda la agradecerán. La Liga ya le reconoció esta mañana el sin duda merecidísimo honor de ser nombrado uno de los once mejores jugadores del mes de septiembre. Extraordinario.

Cristo Martín: es difícil saber hasta cuándo durará esta circunstancia, pero el lagunero parece estar ahora mismo por delante de Uli Dávila a la hora de ser elegido por Cervera para ser titular en el Heliodoro (por todos es sabida la costumbre del técnico de variar el once entre los partidos en casa y fuera). Pese a que el mexicano fue el elegido en el partido ante el Mirandés, el bajo nivel que ha mostrado en los escasos minutos disputados han llevado al tinerfeño a la titularidad, y será interesante seguir cómo gestiona Cervera este asunto. ¿Pueden jugar los dos juntos de forma habitual? ¿Quiere el técnico esperar a que Uli esté al 100% para situarlo en la mediapunta y echar a Guarrotxena a la banda en detrimento de Cristo? Muchos interrogantes, pero el derbi demostró que es el '8' quien parece un paso por delante en esta carrera por la titularidad.

Desde luego, según lo visto el domingo esta titularidad está más que justificada. Cristo mostró ante Las Palmas un nivel que no recordábamos desde su fatídica lesión la pasada temporada ante el Numancia, adaptándose a varias posiciones a lo largo del choque. Comenzó en la izquierda, pero el tanto de Momo hizo a Cervera plantear un dibujo asimétrico en el que el lagunero despobló el franco zurdo para situarse en la mediapunta, y así empujar a Guarrotxena hacia la delantera y combinar con Suso, con quien cuajó varias jugadas peligrosas. Tras el gol volvió a dejarse caer más a menudo por la izquierda, desde donde primero asistió a Aitor Sanz para que enviara fuera su remate y luego aprovechó un centro de Suso para hacer el 2-1 y convertirse en el héroe insular. Por la filosofía de Cervera será difícil que le veamos de partida en Leganés, pero parece haber vuelto a su mejor versión y estar dispuesto a dar una dura competencia a las nuevas incorporaciones.

Trivote: Cervera lo usó como recurso (no será la última vez) una vez que se vio por delante en el partido, y el resultado no le pudo salir mejor. Situó a Ricardo junto a Vitolo en el centro y adelantó a Aitor Sanz hasta prácticamente la delantera, y eso generó un muro en el centro del campo que Las Palmas solo fue capaz de superar a base de pelotazos sin sentido. Los centrales y el guardameta visitante tocaban una y otra vez el balón mientras buscaban otra línea de pase, pero era una misión prácticamente imposible. En lugar de encerrarse atrás para defender el resultado, el Tenerife encerró a los grancanarios en su campo sin darles opción a salir con el balón. Brillante.

Dentro de este trivote merecen una mención especial los dos jugadores que empezaron como titulares: Vitolo y Aitor Sanz. Eran muy pocos los que creían que el equipo sería capaz de funcionar si eran ellos dos quienes ocupaban los puestos del doble pivote, pero no cabe duda de que se han ganado la confianza de los detractores a base de un auténtico partidazo. El tinerfeño parece haber cogido la forma física que le faltaba cuando llegó y ha recuperado su mejor versión, mientras que para el madrileño comienzan a agotarse los calificativos. Lo que hizo el domingo está al alcance de muy pocos jugadores no solo en Segunda División, sino incluso en la máxima categoría del fútbol nacional. Prácticamente fue él quien ahogó a Las Palmas en su campo, cerró todas las salidas, robó balones, forzó pérdidas y malos pases, y dio cada balón recuperado con criterio a otro compañero en una posición ventajosa. Un recital, y visto lo visto no conviene descartar la opción de ver al madrileño más habitualmente en esa posición.

Aitor Sanz dio un auténtico recital a la hora de presionar

Velocidad: no conviene acordarse de los que no están, pero quizás si Ayoze Pérez hubiese sido el delantero del Tenerife en los últimos 30 minutos de partido podríamos haber hablado de una goleada. Aridane tiene muchas virtudes, la mayoría de las cuales por desgracia para él no destacan a ojos del público, pero una de ellas no es la velocidad. La ya mencionada presión de Aitor Sanz generó muchísimos robos de balón que pillaron a la zaga visitante descolada y dieron al delantero grancanario una ventaja para marcharse en un mano a mano contra Raúl Lozain, pero esta falta de rapidez le privó de tales oportunidades. Un planteamiento de presión tan adelantada como el que realizó Cervera en el final de partido requiere de un punta veloz para ser plenamente aprovechado, y fue lo que le faltó al Tenerife para redondear una gloriosa mañana. No obstante, todo cambiará cuando se recupere Ifrán, un jugador mucho más rápido y explosivo que Aridane y el "Ruso" García, pero en el derbi esto pudo haber costado caro.

Paciencia: tal vez no sea el único animal que lo hace, pero desde luego que el hombre tropieza una y otra vez con la misma piedra resulta innegable. Volvamos a la temporada pasada: mal inicio, dudas, críticas al entrenador y al equipo, y, de repente, mejoría, racha de resultados positivos, y todo olvidado. ¿Qué ha ocurrido este año? Pues no sólo más de lo mismo, sino que la paciencia que se ha tenido con el equipo ha sido mucho menor, llegando numerosas críticas incluso desde la pretemporada. Ya en la segunda jornada se pitó al equipo tras empatar contra el Albacete, y la llegada del Mirandés al Heliodoro en la jornada cuatro fue tomada prácticamente como una final de la que el equipo salió criticado pese a la victoria. Se creó un ambiente de crispación que no favorecía para nada a la plantilla, y justo cuando se abandonó dicho ambiente con motivo del derbi fue cuando el Tenerife mostró su mejor nivel. Puede que sea casualidad, pero es cierto que la grada influye mucho en los jugadores, y que siempre es mejor, al menos durante los 90 minutos que dura el partido, no transmitir inseguridad.

Por el mismo motivo, no se debe volver a cometer el mismo error pero a la inversa. Así como se cayó sin motivos en la depresión colectiva, hay que impedir que esta victoria, por importante que sea, lleve a un estado de euforia que pueda deparar una gran decepción. Como está escrito al principio, esto es sólo el análisis de varios aspectos positivos de un partido, y es ahora cuando los jugadores deben demostrar si son capaces de mantener esas virtudes durante las 36 jornadas que restan. La historia del fútbol está llena de equipos que "ascienden" y "descienden" en septiembre y que al final acaban dando la sorpresa. Miremos la temporada pasada más allá del ya conocido caso del Tenerife: Eibar y Deportiva, campeón y subcampeón, ocupaban la 15ª y 13ª posición respectivamente; el Mirandés, que acabaría descendiendo pese a ser repescado, era 9º; y Ponferradina y Recre, que no disputaron ni siquiera los playoffs, encabezaban la tabla. Y sí, el Tenerife era penúltimo. . Queda mucho, y ya habrá tiempo de preocuparse o ilusionarse a medida que avance la competición.

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Sobre el autor
Aitor Darias Oruezabala
Proyecto de periodista. Amante del fútbol desde pequeño y enamorado más tarde del baloncesto. De qué sirve vivirlo si no puedes contarlo.