La de hoy fue una tarde de reencuentros en el Heliodoro. El de Aitor Sanz con el césped, el más añorado, y así lo demostró la grada con una sonora ovación cuando entró al campo; el del Tenerife con el gol tras 337 minutos, el más importante; y el del club chicharrero con la victoria, el más necesario.

Desde el 3 de noviembre no sumaba tres puntos un Club Deportivo Tenerife que se había metido en una dinámica y en una posición clasificatoria demasiado complicadas. Fue uno de esos triunfos en los que da igual cómo se consiga porque las circunstancias lo hacían imprescindible, de esos que hacen tan populares frases como "de penalty injusto en el último minuto, pero hay ganar", y al final no estuvo demasiado lejos de ser así.

Ni fue injusto ni fue en el último minuto, pero fue un penalty lo que permitó al conjunto chicharrero llevarse el partido ante un Racing de Santander que con un gran posicionamiento táctico maniató a los de Cervera durante gran parte del choque. No obstante, una vez que Suso abandonó la banda para acompañar a Aridane en la delantera los locales pudieron desplegar su velocidad y dominaron el partido sin muchos apuros.

Inicio atascado y un palo salvador

El Racing salió a hacer eso que tanto le gusta hacer al Tenerife: minimizar las virtudes del rival, y si no lo hizo a la perfección poco le faltó para llegar a ese calificativo. La presión de los santanderinos ahogó a los locales, en los que sólo Uli Dávila aparecía con muy poco acierto. Cada vez que Vitolo y Quique Rivero recibían un balón se veían rodeados por dos hombres que les obligaban a buscar un pase rápido, que la mayoría de las veces acababa siendo interceptado por algún jugador visitante, lo que permitió a los de Paco Fernández ser dueños del balón durante la primera media hora, si bien de forma poco productiva.

Miguélez pudo cambiar el partido con su remate al largueroEn este tramo Miguélez se hizo dueño del partido aprovechando muy intelegentemente los espacios entre el doble pivote y los dos centrales blanquiazules para recibir siempre con ventaja y ordenar el ataque racinguista. Fueron pocas las llegadas, pero todas llevaron su firma, y de hecho fue él quien estuvo cerca de inaugurar el marcador con un cabezazo que repelió el larguero ante la mirada impotente de Carlos Abad.

Estaba claro que el Tenerife debía cambiar algo, y así lo vio también Cervera, que decidió sacar a Suso de una banda derecha en la que estaba muy bien cubierto para situarlo en punta junto a Aridane con mayor libertad de movimiento. Uli Dávila y Cristo abandonaron las bandas en lo que fue una especie de 4-2-2-2, y con ello llegaron los mejores momentos de los locales en la primera mitad. En el minuto 30 Suso cayó a banda izquierda para poner un centro que a punto estuvo de cabecear Aridane en área pequeña, y poco después se intercambiaron los papeles pero el tacuense tampoco pudo empujar el centro del grancanario. No era con demasiado peligro, pero el Tenerife comenzaba a llegar al área del Racing.

Sería en el minuto 38 cuando Mario realizaría su primera intervención en el choque despejando un disparo de Suso desde la frontal, y cuatro minutos después el guardameta racinguista se vio obligado a volver a aparecer para repeler otro disparo del dorsal 10 que estacaba acaparando casi todo el peligro blanquiazul. Estaba lejos de ser un asedio, pero los de Cervera eran ya quienes controlaban el partido cuando se llegó al descanso. Pese a la pitada del Heliodoro, los síntomas de mejoría eran más que evidentes.

Gol y dominio

El segundo tiempo, si bien nunca de manera especialmente contundente, sería ya blanquiazul desde el principio. En el minuto 50, una volea de Carlos Ruiz tras un rechace en un córner estuvo a punto de suponer el 1-0, pero el balón se encontró con el pecho de Mario que no había podido ver la bola entre el bosque de piernas. Era la más clara del Tenerife en lo que se llevaba de partido, y supuso un aviso de lo que pasaría dos minutos después.

En el 52 tendría lugar la jugada del penalty, producto de una buena peinada de Aridane que dejó a Suso entrar con ventaja en el área y ni dio a Saúl otra opción que no fuera derribarlo. El árbitro no dudó en señalar la pena máximo, y Vitolo, por tercera vez en lo que va de temporada, transformó su lanzamiento desde los once metros para dar ventaja a los suyos. En un claro gesto de unidad, el de Santa Cruz corrió al banquillo para celebrar el tanto con Cervera, muy cuestionado tras los últimos resultados.

El gol no cambió el guión del partido, pero la mentalidad era ya otra. El Heliodoro respiraba aliviado después de cantar un gol casi un mes después, y la sensación de que los tres puntos no se movían de la isla se fue instaurando en la grada a medida que pasaban los minutos sin que los verdiblancos, hoy totalmente de verde, se acercaran a la meta de Carlos.

El Racing estaba muy atascado ante la presión un Tenerife que había ganado en decisión y que, sin volcarse, buscaba un segundo tanto que terminase de sentenciar el encuentro. Uli Dávila pudo hacerlo en 62 tras una buena contra de los blanquiazules, pero no remató del todo bien y su tiro se fue cerca del palo. Más clara fue la de Suso en el 71, que aprovechó de nuevo una buena peinada de Aridane para quedarse mano a mano con Mario, pero cruzó en exceso su disparo.

Carlos salvó dos puntos con una vital parada en el descuentoPaco Fernández buscó el empate a base de cambios ofensivos, pero las oportunidades no dejaban de llegar y los suyos concedían cada vez más espacios a un Suso inspirado y volvía a hacer intervenir al guardameta visitante tras una buena internada por banda izquierda. Parecía que el triunfo llegaría sin sufrimiento, pero nada parecer ser tan fácil para el cuadro chicharrero.

En el minuto 92 llegó el susto de la noche con el gol anulado a Adán Pérez, pero parece que no todo son pulgas para un perro tan flaco como es el Tenerife de estas últimas jornadas. El maño remató en fuera de juego un rechace concedido por Carlos Abad tras una espectacular parada a un potente disparo de Iñaki Sáenz que terminó de situar al joven guardameta como uno de los héroes de la noche y consagró la tan ansiada victoria.

Al final se rompió la racha, con una sensación de susto mucho mayor de la que el choque mereció, pero que hizo los tres puntos más placenteros. Los chicharreros viven ahora fuera del descenso, y toman un balón de oxígeno mucho más que necesario para afrontar este final de 2014 que puede marcar lo que queda de temporada.