Un Tenerife con una alarmante falta de gol no pudo superar al Alcorcón en un partido aburrido e insípido, en el que los guardametas no pasaron de meros espectadores y el fútbol brilló por su ausencia. Solo un cabezazo de Aitor Sanz puso el 'uy' en boca de los aficionados tinerfeños en Santo Domingo.

El planteamiento excesivamente defensivo de Álvaro Cervera surtió efecto y los alfareros tampoco crearon ocasiones al canterano Carlos Abad-Hernández, que continuó bajo palos a pesar de la recuperación de Roberto Gutiérrez. Un disparo al larguero de los locales, en un centro que se envenenó, fue la ocasión más clara de un partido para aburrir.

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