Almería y Tenerife se citaron en el estadio Juegos del Mediterráneo en situaciones radicalmente opuestas en busca de un triunfo que hubiera sido muy importante para ambos. En un choque claramente dividido en dos fases, andaluces y canarios se repartieron los puntos, un resultado justo visto lo propuesto por unos y otros en el cómputo general del encuentro.

Una parte para cada uno

El primer tiempo tuvo dos colores: blanco y azul. Los hombres de Raúl Agné, que apostó por la continuidad del sistema y Nano en lugar del hondureño Lozano, entraron en el partido con el pie derecho y dominaron el primer tiempo sin demasiadas dificultades.

Y es que el Almería demostró el porqué de sus tres derrotas consecutivas y salió al césped acongojado por las circunstancias, dejando demasiadas concesiones a un Tenerife que las supo aprovechar pero no pudo hacer sangre durante los primeros 45 minutos y luego lo pudo pagar caro.

Nano respondió a la confianza con un nuevo tanto

Aunque los primeros avisos fueron de los almerienses, con disparos peligros de Chuli y Eldin, fue Nano el que estuvo más acertado de cara a portería. Antes lo habían intentado otros blanquiazules, pero fue el lagunero el que inauguró el marcador a los veinte minutos de juego. Tras un pase en largo de Vitolo, Nano definió ante Julián para generar dudas al Almería y poner por delante a los suyos.

Lo visto hasta el momento hacía justicia con el marcador. Los méritos de un débil Almería le llevaron a verse por detrás merecidamente, sin reacción posterior en lo que pudieron ser más goles de los tinerfeños. Pero no hicieron daño cuando los de Sergi Barjuan estaba tocados, y al descanso el 0-1 campeaba en el electrónico.

Dr. Jekyll y Mr. Hide

El segundo tiempo dio un vuelco a los visto en el primero para poner patas arriba el encuentro. El propio Barjuan, que se jugaba el puesto, retiró a Dubarbier e introdujo un nuevo punta para pasar de la defensa de cinco a un clásico 4-4-2. Y los cambios dieron resultado.

Primero avisó Fran Vélez con un gol anulado, pero a la jugada siguiente llegó el gol de la igualada. Un disparo de Míchel Macedo fue introducido en propia puerta por Alberto, volviendo el partido al empate al poco del descanso. Pero lo peor para los blanquiazules estaba por llegar.

Remontada ante un Tenerife desconocido

Metidos atrás y sin saber qué hacer con la pelota, los de Agné recordaron al equipo de las primeras jornadas, sin ideas y demasiado inocentes sobre el césped. Así, no tardó en llegar el segundo tanto local, esta vez de Chuli, en lo que fue una espectacular reacción del conjunto del Mediterráneo. 

Agne movió ficha para deshacer el trivote de la medular y dio entrada a Omar por Cámara, dando paso a Cristian al lateral. El Tenerife reaccionó entonces mínimamente pero lo que hacía sobre el verde no daba para inquietar a Julián y restablecer el empate.

Sin embargo, la fortuna esta vez se decantó por los tinerfeños y, en la última jugada ofensiva, llegó el 2-2 definitivo. Aurtenetxe cazó un balón dentro del área, y su disparo, desviado por un defensa, se coló en las redes de los locales. Visto lo visto, el empate es lo más justo para dos equipos que, incluso tras el choque, se marchan a casa con sensaciones muy diferentes en la maleta. Pero ambos deben mejorar para lograr sus objetivos.