Cuarenta y cinco minutos le costó al Tenerife encontrarse sobre el césped del Nou Estadi, feudo del Nàstic de Tarragona. Los tinerfeños, erráticos y sin fútbol en la primera parte, emularon durante los 45 primeros minutos al equipo que visitó al Valladolid, con idénticas consecuencias: marcador en contra y un hombre menos sobre el terreno de juego. La segunda mitad, sin embargo, fue un derroche de coraje e intensidad en la que lo más justo hubiera sido un empate.

Salida fría y con carencias ofensivas

Y es que el Tenerife se plantó en el partido sin una idea clara de lo que debía hacer para ganar el choque, quizás por el planteamiento de su técnico. Durante los primeros minutos fueron los locales los que llevaban la batuta del encuentro, comandados por un incombustible Emaná que aún atesora una gran calidad. 

Muñiz pudo ser expulsado por una salvaje falta sobre Vitolo

Pero del dominio a las ocasiones va un trecho, y ahí el Nàstic no estaba del todo cómodo. De hecho, fue el Tenerife el primero en intentar adelantarse por medio de Jairo, que disparó desde lejos sin demasiado 'punch'. Corría el minuto 16 y los locales comenzaban a cargarse de tarjetas, alguna de ellas merecedora incluso de ser tarjeta roja.

Sin una idea clara de cómo hacer daño a su rival, al Tenerife le costaba demasiado combinar entre líneas para encontrar al 'Choco', referencia ofensiva de los blanquiazules una tarde más. El Nàstic parecía tener las ideas más claras: apostar por la posesión y buscar espacios que generasen ocasiones. Pero el primer tanto de la tarde llegó de otra forma: a balón parado. Una falta de Muñiz fue cabeceada por Emaná, que estrenaba el marcador ante la mirada de Dani Hernández, que poco hizo para evitar el tanto.

Con el partido desequilibrado, llegó la acción que cambió el partido. Naranjo se fue en velocidad de Carlos Ruiz y Jorge Sáenz cometió falta sobre el ariete, que ya se iba hacia portería. La segunda amarilla para el central tinerfeño, que se fue camino de vestuarios antes de tiempo. Ya en superioridad, el Nàstic aprovechó para hacer el segundo tanto antes del descanso, aprovechando la ventaja numérica y dando el partido por sentenciado.

Reacción insuficiente en la segunda parte

Tras el descanso, el Tenerife cambió radicalmente para ofrecer lo mejor de sí e, incluso, poner en aprietos a los de Vicente Moreno. Omar cabeceó a gol en la primera acción de peligro del segundo periodo, tras un centro medido de Saúl, y añadió al partido emoción de cara a los más de 40 minutos que restaban por jugarse.

A partir de entonces, el que parecía estar con diez futbolistas fue el Nàstic. El Tenerife tiró de orgullo para intentar que no se notase la inferioridad, y lo consiguió a las mil maravillas. Disuelto el trivote, con Alberto de central, Martí introdujo a Cristian por Cámara para ganar profundidad por banda derecha y Jairo centró su posición. 

Omar llevó siempre peligro a la portería grana

Entonces, Omar volvió a demostrar que merece un hueco en el equipo a base de coraje y desborde. De hecho, tuvo el empate en un balón que se fue al palo, y en el que el grancanario reclamó penalti. Los minutos corrían pero parecía que los blanquiazules se acercaban al gol.

Lozano, de cabeza, volvió a tener una buena oportunidad para la igualada, pero se encontró con el meta grana, Reina. Los locales, noqueados creyendo el partido por resuelto, no acertaban a sentenciar el duelo, erráticos en el último pase y sin demasiadas ideas con el balón en los pies.

En los minutos finales pudo pasar cualquier cosa, pero el tanto finalmente no llegó. Tommy Martínez, que de nuevo disfrutó de minutos, tuvo la última oportunidad del encuentro, que atajó Reina para tranquilidad de la afición tarraconense.

Así, los blanquiazules se vuelven de vacío de tierras catalanas, conociendo la derrota tras tres semanas por hacerlo. Ahora a los de Martí les tocará el Huesca, mientras que el Nàstic visitará al Girona en siete días.

VAVEL Logo
Sobre el autor