En el fútbol hay muchas maneras de leer un empate. Todo, como en la vida, depende del color del cristal con que se mire. Pero el conseguido por el CD Tenerife deja un sentimiento agridulce en los seguidores blanquiazules que vieron cómo su equipo no lograba vencer a un equipo recién ascendido. No lo hicieron a pesar de que su rival jugara setenta minutos con un jugador menos sobre el terreno de juego. No obstante, el empate tiene su parte positiva en cuanto a la reacción de los canarios en la segunda mitad. Los de Pep Martí fueron de menos a más hasta lograr el tanto del empate.

El encuentro comenzaba con los compases de tanteo mutuo habitual en los partidos de las primeras jornadas de competición. El Tenerife intentaba tener el control del cuero, pero una alta presión defensiva de los andaluces dificultaba el juego blanquiazul. Por su parte, el Sevilla Atlético en ataque optaba por una ofensiva muy horizontal que no creaba peligro para Dani Hernández sino en una jugada individual de Carlos Fernández cuyo disparo se marchó desviado.

Sin embargo, a los veinte minutos de juego, un error infantil causado por la inexperiencia de Jorge Sáenz provocó el primer gol hispalense. Alberto Cotán robaba el balón al canterano cuando éste intentó regatearle en la frontal del área y se plantó solo ante Dani Hernández, que no pudo hacer nada para evitar el tanto del filial sevillista. El Heliodoro veía que el partido se ponía muy cuesta arriba. No obstante, un minuto después, el colegiado mostraba una discutible cartulina roja directa al centrocampista visitante Ivi, que dejó a los suyos con un jugador menos sobre el césped con aún setenta minutos por jugarse por una entrada sobre Raúl Cámara. 

El Sevilla Atlético se vio perjudicado por la expulsión de Ivi y un posible penalti no señalado 

La tensión se acumulaba en el Heliodoro y el conjunto blanquiazul seguía cometiendo errores en la salida de balón. Carlos Fernández recuperaba en campo local tras anticiparse a Carlos Ruiz en la recepción del balón. Por segunda vez en la noche, un jugador visitante se plantaba solo ante el guardameta hispano-venezolano del Tenerife. Sin embargo, Jorge Sáenz entro de nuevo en acción. Esta vez para robar el balón in-extremis, en una jugada en el que los jugadores sevillistas reclamaron un posible penalti que no señaló el árbitro, Óliver De la Fuente Ramos. La escuadra de Pep Martí le perdía la cara al partido con el paso de los minutos. 

Con un jugador más, el Tenerife empezó a tener algunas aproximaciones esporádicas al área de Suso y el Choco Lozano que no ponían en apuros a Juan Soriano. La posesión del cuero cambiaba de color rojiblanco al blanquiazul local y los insulares llegaban con relativa facilidad a las cercanías del área sevillista, donde perdía todas las ideas y un buen tramado defensivo visitante colapsaba de piernas defensoras los últimos metros imposibilitando que Vitolo, Suso y Omar Perdomo conectaran con el internacional hondureño o con el canterano Cristo González. 

Parecía que la segunda mitad comenzaba con otro color. Un recién incorporado por Raúl Cámara, Eduardo Oriol, se internaba por la banda derecha y, el único error del guardameta, Soriano despejó el balón directo a las botas de Omar Perdomo, quien estrellaba su disparo en la zaga sevillista. Sin embargo, fue un espejismo. El encuentro seguía por los mismos fueros que en los primeros cuarenta y cinco minutos. El Tenerife dominaba el balón, pero el Sevilla Atlético tenía totalmente bajo control cualquier detalle que acaeciera en el partido. Aunque eran menores en cantidad, las llegadas visitantes hacían temblar a un frío Heliodoro Rodríguez López que no terminaba de conectarse con el juego de su equipo.

Fue entonces cuando Cristo González gozó de una oportunidad en forma de remate de cabeza en un saque de esquina que atrapó Juan Soriano de una manera fantástica. Fue el atisbo de reacción que necesitaba la afición blanquiazul para confiar en una complicada remontada. Poco tardó el Tenerife en darles motivos. La defensa del Sevilla Atlético empezaba a sufrir con conjunto local que ahora jugaba bajo la batuta del nuevo fichaje, Marc Crossas, quien rindió a un muy buen nivel en su debut. A los pocos minutos, el Choco Lozano recibía un balón dentro del área en la única oportunidad en la que su marcador le dejó un metro, suficiente para que el hondureño, recién llegado de los Juegos Olímpicos de Río 2016, colara un fuerte derechazo por la escuadra izquierda del arco sevillista.

Los chicos de Diego Martínez empezaban a acusar el esfuerzo físico extra que supone llevar casi cincuenta minutos con un hombre menos sobre el tapete del Heliodoro. El Tenerife creía y la afición empujaba. Ale Pipo, que había entrado por Perdomo, colgó un centro a la cabeza de Lozano que no supo aprovechar que se le escapara el balón de las manos al portero hispalense. La escuadra canaria lograba, por momentos, que el futbolista más adelantado del Sevilla Atlético se situara a escasos metros de su propia frontal del área. 

Con los minutos finales, el encuentro entró en un periodo de imprecisiones por parte de ambos equipos que provocaba que el partido se convirtiera en un toma y daca. El Sevilla Atlético amenazaba con veloces contragolpes que no conseguían llegar a su destino y el Tenerife respondía con un centro raso de Iñaki que no logró conectar Lozano a pesar de tirarse a por el balón. Un carrusel de contraataques sin éxito que solo paró cuando el filial andaluz optó por parar el partido con faltas y pequeñas pérdidas de tiempo con las que se llegó al pitido final.

Con este empate, el Club Deportivo Tenerife inaugura su casillero de puntos en Segunda División con un punto de los seis disputados. Lejos del comienzo deseado para los aficionados tinerfeños, el equipo de Martí visitará el próximo sábado 3 de septiembre el Martínez Valero para enfrentarse al Elche, nuevo equipo del exdelantero blanquiazul, Nino. Por su parte, el Sevilla Atlético suma su segundo empate en dos jornadas y la semana que viene mide sus fuerzas con otro recién ascendido, el UCAM Murcia. Lo  mejor de todo, que esto no ha hecho más que empezar