La ausencia de Hugo Mallo se nota. El Celta la ha notado mucho más de lo que cabría esperar. Todo pasó en el partido de vuelta de los octavos de final de la Copa del Rey en Chamartín. El equipo que, por aquel entonces, dirigía Paco Herrera, defendía el 2-1 cosechado en Balaídos ante el Real Madrid. Corría el minuto 45 y en la enésima confrontación entre Hugo y Cristiano Ronaldo sucedió: el portugués recortó hacia adentro y el marinense hizo un mal apoyo cuando quiso seguir a su par. Su rodilla no aguantó. Uno de los mejores futbolistas del Celta en lo que iba de temporada yacía sobre el verde del Bernabéu. Los gestos de dolor del muchacho hacían presagiar lo peor. Todo el mundo se lo temía; incluso el propio Cristiano entró en el vestuario celeste para preguntar por Hugo. La resonancia magnética confirmaba la rotura del ligamento cruzado. El gallego debía ser operado y decir adiós a la temporada.

La responsabilidad de Jony                                       

Había llegado la hora de Jony, que había mostrado unas muy buenas prestaciones, a las que dio continuidad en sus primeros partidos defendiendo el carril derecho de Hugo. Los partidos fueron pasando y la situación del equipo fue empeorando. Tanto en juego como en puntos, los celestes perdían posiciones cada semana, hasta meterse en puestos de descenso. La trayectoria del vigués fue en consonancia con el equipo. De más a menos. Su confianza menguaba cada vez más y su aportación no hacía más que reducirse. Muchos hablan de que la Liga BBVA le vino grande a un chico que hasta hace bien poco era juvenil. Es cierto que entre Tercera y Primera media un abismo tan grande que a veces no parece el mismo deporte. No obstante, Jony demostró su calidad, cuajando buenos partidos. Probablemente, lo que superó al joven canterano de 19 años fue la situación del equipo y no el nivel de juego. Cada semana más presión colectiva derivaba en más inseguridad individual. La situación del equipo le pasó factura a Jony Tanto en vanguardia como en retaguardia eran palpables sus miedos. En fase defensiva los demostró en varios partidos, al juntarse en exceso con el central en las coberturas, dejando una verdadera autopista en el carril izquierdo del rival. La falta de experiencia puede ser la causa ya que medir los espacios es una de las cosas más difíciles en fútbol y más teniendo en cuenta la diferencia de velocidades de Tercera a Primera. En fase ofensiva, Jony empezó valiente, ganando línea de fondo varias veces en sus primeros partidos. Pero el peso de la situación del equipo le fue echando atrás, dando prioridad a guardar la ropa en primer lugar y, en consecuencia, alejando a Augusto del área rival. La llegada de Abel incidió en ese hecho. Las comparaciones son odiosas. La gran temporada que estaba cuajando Hugo Mallo no puede servir para hacer de menos a un Jony al que no se le puede discutir su empeño y su esfuerzo. El canterano se ha vaciado en todos los choques que ha disputado y su margen de mejora para el futuro es enorme.

Un vacío difícil de llenar

¿Cuánto tiene que ver la baja de Hugo Mallo en la situación que se encuentra el Celta? Es imposible saberlo pero, teniendo en cuenta cómo ha cambiado la mecánica del equipo y su situación clasificatoria, probablemente bastante. Por desgracia, en la memoria reciente quedan los desafortunados incidentes de Riazor. Consciente de su error, el canterano pidió disculpas, pocas horas después de lo sucedido, lo que no evitó un linchamiento público en los medios de comunicación nacionales. Toda esta historia hizo que se dejase de hablar de Hugo por lo que mejor sabe hacer: jugar al fútbol. Tras un pequeño estancamiento el curso pasado, el Látigo de Marín empezó la presente campaña como un avión. Su rendimiento crecía partido a partido. Amparándose en un gran estado de forma, el lateral era de los más destacados del Celta. Rápidamente se asentó en la categoría y empezó a brillar con luz propia, llamando la atención de todo el fútbol nacional. Se hablaba del Real Madrid y de la selección.

Su gran temporada le había llevado a estar en boca de todos

Hugo aportaba muchísimo al equipo. En la faceta defensiva se convirtió en un baluarte. Un muro que frenaba las acometidas de los jugadores rivales de banda izquierda. Particularmente memorable fue el encuentro de ida de la Copa contra el Madrid. Aquella noche, el Látigo secó a Cristiano Ronaldo, llegando a desesperar a uno de los mejores jugadores del mundo. También firmó destacadas actuaciones en el Camp Nou y en el Calderón, donde protagonizó, junto a Arda Turán, un extraordinario duelo. Además de su calidad en el uno contra uno, su concentración siempre rozaba la perfección. Muy atento a coberturas, marcas y anticipaciones.

A pesar de haberse convertido en un puntal defensivo, donde el Celta echa más de menos a Mallo es en ataque. La fase ofensiva celeste ganaba muchos enteros con él. En cada partido ganaba varias veces la línea de fondo y ponía cinco o seis buenos centros. Su presencia era constante, convirtiéndose en una opción más para el equipo. En cada choque, el Látigo ofrecía una amplia variedad de recursos técnicos. Calidad. En momentos de agobio, era muy habitual que el balón llegase a Hugo, que le daba una salida limpia y aseada desde el carril derecho. La pelota nunca le quemaba en los pies. Sus controles, siempre perfectos, eliminaban rivales y ponían, rápidamente, el cuero en disposición de ser jugado. Un muro en defensa y un importante recurso en ataque La jugada mejoraba cuando pasaba por él, algo inusual en un lateral.  Su aplomo y su serenidad en el campo, eran impropios de un novato en la categoría con solo 21 años. El de Marín no se limitaba a subir la banda y centrar. Facilidad asociativa. Siempre se juntaba con sus compañeros para tocar, tirar paredes o hacer triangulaciones. De su entendimiento con Augusto Fernández nacía peligro en muchas ocasiones desde el costado derecho. Solo el hecho de doblar al argentino generaba espacios para el equipo.

Nadie sabe qué habría pasado si Hugo Mallo no se hubiera lesionado de tanta gravedad aquel nueve de enero. De seguir con esta progresión, su continuidad en el Celta sería muy complicada. Con esta realidad, su presencia en la plantilla la temporada que viene parece asegurada. La ciencia médica de hoy en día, así como la juventud del muchacho, invitan a pensar que volverá a recuperar el nivel exhibido esta temporada y, ¿por qué no?, seguir progresando. Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte. A buen seguro que Hugo superará este mal momento para volver a ser el Látigo que dominaba toda la banda derecha celeste.

Fotos del cuerpo del artículo: 1.- Momento en el que Hugo se rompe el ligamento cruzado. (Foto: defensacentral) / 2.- Mallo y Arda Turan disputando un balón. (Foto: Susana Vera | Reuters).

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Sobre el autor
Borja Refojos
Estuve en VAVEL desde octubre de 2012 a enero de 2016. En ese período coordiné la sección del Celta desde julio de 2013 hasta diciembre de 2015, así como la cobertura del Mundial 2014, además de escribir crónicas, reportajes y todo tipo de artículos informativos. Actualmente trabajo como redactor en la Axencia Deportiva Galega (ADG Media) y colaboro en tuRadio 88.4 Vigo. Email de contacto: [email protected]