Allá por el mes de junio, cuando se confirmó la llegada de Luis Enrique al banquillo del Celta, se empezó a especular con el sistema de juego que iba a emplear en el Celta, ganando fuerza la posibilidad del 4-3-3. El asturiano fue muy claro el día de su presentación: "El sistema irá en función de la plantilla que tengamos. No se trata de extrapolar un sistema a un grupo, porque a lo mejor no tienes jugadores para adaptarte a él. En función de lo que consigamos, del perfil de los jugadores y de su adaptación iremos variando ese sistema".

Buenas sensaciones en defensa

Mes y medio después, esa declaración de intenciones ha ido tomando cuerpo a lo largo de tres amistosos, el último de ellos, el sábado contra el Southampton. Luis Enrique sacó un equipo que utilizó dos variantes en la primera parte. Inicialmente un 4-3-3, que mutaba en defensa de cinco cada vez que el Celta perdía el balón, con Oubiña incrustado entre Fontás y Cabral, titulares fijos hasta el momento.

Exceptuando varias pérdidas de balón de Cabral en la zona de peligro, que pudieron costar algún gol, la defensa sigue dando buenas sensaciones, con Toni y Hugo Mallo como dueños de las bandas, incorporándose con igual alegría aunque sólo haya dos centrales en el campo.

Falta de gol

En ataque, la cosa cambia, y parece que Luis Enrique aún no ha dado con la tecla. Contra el Southampton apostó por una delantera nueva, con Nolito a la izquierda, Charles caído hacia la derecha, y Rafinha en punta. Una apuesta inesperada, que sólo duró un cuarto de hora, hasta la lesión de Rafinha. La entrada de Orellana devolvía a Charles a la punta de ataque.

Ninguno de ellos tuvo excesiva presencia ofensiva, seguramente porque se repitió el mismo problema de anteriores encuentros. Faltó posesión, el balón duró muy poco en las botas celestes y Augusto Fernández y Krohn-Dehli, pareja de interiores destinados a crear juego, tampoco lo tuvieron fácil. Cierto es que dispusieron de claras ocasiones para marcar y que, en general, dejaron una buena imagen.

La explicación puede estar tanto en el constante cambio de piezas en ataque, con abundantes pruebas del técnico en estos tres partidos, como en la libertad de movimientos que les otorga a sus jugadores, que no tiene mucho que ver con los ordenados sistemas de temporadas anteriores. Ambas innovaciones deberían soluccionarse con el avance de la pretemporada. Además, aún se espera la incorporación de otro delantero para completar la plantilla.
 
Sin sistema definido
 
Este esquema de Luis Enrique se mantuvo sobre Balaídos hasta la hora de juego, cuando los cambios masivos dejaron paso a la defensa de cinco, con Goldar, que sigue sorprendiendo positivamente, Vila y Túñez en el centro de la zaga, acompañados por Bellvís y Jonny, que dispuso de 20 minutos para ir cogiendo ritmo.

También se está valorando positivamente la aportación de Borja Fernández, heredero natural de Borja Oubiña. El hecho de que Luis Enrique sólo utilice al juvenil en la posición del capitán, colocando a Madinda y Álex López, los otros mediocentros, en posiciones más adelantadas, revela que espera el anunciado fichaje de otro hombre para la medular.

Álex López fue el hombre más enchufado en el tramo final, dispuesto a ganarse un hueco en el equipo titular. Canalizó el juego ofensivo, pero el Celta tampoco fue capaz de crear ocasiones claras con David Rodríguez ocupando el puesto de delantero.

El Memorial Quinocho se quedó finalmente en Vigo gracias al trabajo defensivo del Celta. En ataque, el equipo todavía no dispone de la frescura necesaria para hacerle daño a los rivales. Un único gol en tres partidos, contra el Coruxo, parece un escaso bagaje, pero ni Borja Oubiña ni el propio Luis Enrique quisieron darle excesiva importancia a la falta de acierto. Confían en que el gol llegará en los próximos encuentros. El celtismo, también. Sobre todo, a partir del día 19...