Pocos meses después, nadie duda de la rentabilidad de este futbolista. Sin ser un genio técnicamente, sus recortes por banda derecha ayudaron a sumar puntos fundamentales para la permanencia. Cuando más pequeña parecía la portería contraria, ahí aparecía el Negro para anotar algún gol importante. Pero, en lo que este futbolista es un auténtico fenómeno, es en actitud y compromiso. Pocos jugadores habrá que se expriman en cada partido como lo hace Augusto y que, con mayor o menor acierto, lo den todo por el equipo como él. Le sobran ganas e intención. Virtudes que contagian al grupo y que sirven para que el equipo crea y crezca.

Profesional al máximo, con la llegada de Lucho ha ampliado su repertorio y ha participado, además de en su teórica posición de banda derecha, en otras demarcaciones. En Málaga y Sevilla, ha jugado como interior, ejerciendo de auténtico pegamento para cohesionar al equipo y convertirlo en un verdadero bloque. En alguna jugada, pareció olvidar que no estaba en banda, intentando sus típicos recortes y perdiendo algún balón que los de Schuster no aprovecharon. En el Pizjuán, ya se le vio como pez en el agua e incluso se permitió repartir alguna asistencia de gol con un pase interior a Charles, recurso que, teóricamente, no domina. Augusto pone la dosis de carácter que tanto necesita este Celta y que muchas veces se echa de menos en otros jugadores. La calidad técnica y la elegancia quedan para otros. Eso sí, donde haya que echar un cable allí está el Negro, si hay que apretar en el minuto 90 acude Augusto a morder y para ofrecer una línea de pase al compañero asfixiado siempre se puede contar con él. Y si un día le toca jugar de central, o de portero, seguro que también cumplirá, que nadie lo dude. A estas alturas, parece completamente imposible querer al Celta y no querer a un futbolista así.

Los partidos de Málaga y Sevilla serán recordados durante mucho tiempo porque más allá del resultado, al fin se vio un bloque cohesionado, con personalidad y con autoridad. Controlando el partido desde el minuto 1 al 90, algo complicadísimo de ver en este Celta cuando juega a domicilio. No cabe hablar de individualidades, se puede comentar lo bien que funcionó otra gente como Álex o Fontás pero en esa sensación de invulnerabilidad tuvo mucho que ver el papel de un fenómeno. La casta de alguien que estaba jugando fuera de su posición habitual y que se encargó de trabajar a destajo en defensa y ataque durante 90 minutos. Luis Enrique ya lo tiene calado y Alejandro Sabella también lo ha probado como titular en el estadio Centenario de Montevideo, ¿será capaz de hacerse con un sitio al lado de Leo Messi en el mundial de Brasil?

Internacional por Argentina y currante de profesión. Ese es Augusto Fernández, el pegamento del Celta. Un orgullo para todo el que sienta los colores celestes en su corazón. Ojalá que por muchos años.