Manuel Agudo Durán llegaba a Vigo tras completar dos años agridulces como jugador del Benfica. En la temporada 2011-2012 el delantero andaluz cuajó muy buenas actuaciones con el equipo portugués, anotando un buen número de goles y dejando su sello en la Champions League. Pero al año siguiente todo se torció. Ni siquiera un buen arranque en su cesión al Granada le permitió terminar el año con buena nota.

En el Celta se esperaban grandes réditos de su sociedad con Rafinha y Charles, los otros recién llegados, pero a punto de cruzar el ecuador de la temporada su calificación global no supera el insuficiente.

Nadie duda de su calidad, de hecho los tres goles que ha anotado hasta la fecha con la camiseta celeste se han caracterizado por su indudable belleza. Pero su falta de continuidad le ha conducido a una situación de suplencia inimaginable a principio de temporada. Y es que hasta un futbolista casi descartado como Fabián Orellana parece haberle tomado la delantera. Sin duda urge una reactivación, las posibilidades de salvación de este Celta precisan de su aportación, tal y como se esperaba en verano.

Un repertorio conocido

La explicación hay que buscarla por una parte en lo táctico pero quizá mucho más en el planteamiento individual del propio protagonista. En la zona en donde lo sitúa Lucho, el extremo izquierdo, Nolito debería intervenir con una mayor asiduidad de la que lo viene haciendo. Y en buena parte la responsabilidad hay que atribuírsela a él mismo. Unas veces cuando le llega el balón se pierde en regates más propios de una coreografía de Fred Astaire que de un futbolista desequilibrante. En otras ocasiones busca hasta la saciedad su salida natural –y única en la práctica-, su pierna derecha para intentar el disparo. Sinceramente hasta la fecha no hay mucho más. Apenas coloca centros, le cuesta soltar la bola al primer toque para tirar paredes o habilitar a algún centrocampista que se incorpore al remate y jamás intenta el desborde hacia su zurda. Detalle importante porque aunque con este movimiento es muy probable que la jugada termine en nada, intentándolo de vez en cuando conseguiría hacer pensar a los defensores y de esa forma ganar opciones de salir hacia su derecha en la siguiente ocasión que se le presente.

A día de hoy cualquier zaguero que se estudie el libreto del gaditano lo conocerá a la perfección en pocos minutos. Y obviamente Nolito no es Arjen Robben, que puede permitirse el lujo de ejecutar siempre la misma jugada sin que los defensores sean capaces de frenarle pese a conocer sobradamente sus intenciones.

Opciones para Lucho

Tampoco estaría de más por parte de Luis Enrique modificar su posición en ciertas ocasiones. Ubicarlo en el extremo derecho de vez en cuando podría imprimirle confianza de cara a su juego asociativo, sin obsesionarse tanto con el disparo a puerta. Obsesión que a veces perjudica al equipo, como sucedió en la falta al borde del área que ejecutó en el Bernabeu cuando se adivinaban mejores opciones que un disparo tan forzado. Incluso una situación puntual de falso nueve podría aportarle soltura y permitirle más libertad que en la banda, donde tanto le cuesta variar su repertorio. Es posible que pegado a la cal se sienta un pelín encorsetado y presionado a la vez cuando las cosas no le salen, la sensación que flota en el ambiente es de cierta falta de alegría para ejecutar maniobras que sorprendan y desestabilicen las zagas rivales.

Queda mucho tiempo por delante y la situación de Nolito puede cambiar –debe cambiar- por su propio bien y por el de su equipo. Tres goles y una asistencia en 18 partidos no son datos para sentirse satisfechos. Y mucho menos el saber que la titularidad está, como mínimo, en entredicho. Pero tal y como dijo Luis Enrique, para salvarse no hay que sumar 21 puntos en la primera vuelta y 21 en la segunda, se trata de conseguir 42 en total. Posiblemente a eso se tenga que agarrar Manuel Agudo Durán. Sin marcarse una cifra de goles ni asistencias debe mejorar enormemente su rendimiento en la segunda vuelta. O quizá todavía hay tiempo para hacerlo en la primera. El Valencia de Pizzi espera. Mientras tanto el celtismo continúa esperando a Nolito.