De los siete partidos que le quedaban al Celta para buscar esos cuatro puntos que le deben otorgar la permanencia, el primero de ellos era también el primero de los cuatro que debe afrontar ante rivales directos. Pero la visita a Vallecas no parecía propicia para arrancar nada positivo. De hecho, de las once veces en las que había jugado en allí, el equipo vigués solo había conseguido dos victorias y un empate. Las razones son difíciles de explicar, pero lo cierto es que, año tras año, los partidos contra el Rayo Vallecano se convierten en una sucesión de accidentes, algo que se extiende también a Balaídos. El Celta cuenta sus partidos contra el Rayo por derrotas desde el retorno a Primera División.

Con todo

Quizá por esta razón, Luis Enrique no se guardó nada. Álex López fue el único de los futbolistas con mayor talento que se quedó en el banquillo. Los demás formaron una alineación temible, con Krohn-Dehli, Augusto y Rafinha en la creación, y con Nolito, Charles y Orellana arriba. Sobre el papel, el Celta debía disputarle al Rayo la posesión Año tras año, los partidos contra el Rayo Vallecano se convierten en una sucesión de accidentesdel balón en un partido que se preveía apasionante.

Pero fue entonces cuando aparecieron esos intangibles, esas circunstancias extrañas que impiden al equipo vigués brillar cuando se enfrenta a los madrileños. Si la temporada pasada fue una discutible expulsión que acabó tirando por la borda una ventaja de dos goles, esta vez fue una jugada llena de carambolas la que resucitó todos los fantasmas.

Y eso fue solo el principio, ya que la cruel goleada se cimentó en otro par de acciones atípicas, sobre todo el error de Yoel, uno de los hombres clave de este equipo, en el dos a cero, para acabar cerrándose con un balón dividido al que no llegó Álex López y sí Trashorras. Cuestión de centímetros.

Ni contra diez

Otra de las cosas que se mantienen inmutables, y que ya ha sido comentada antes en estas líneas, es la incapacidad del Celta para aprovecharse de la inferioridad Cuando a Rat se le fue la cabeza, en todos los sentidos, el resultado era ya de tres a ceronumérica del rival. Cierto que, cuando a Rat se le fue la cabeza, en todos los sentidos, el resultado era ya de tres a cero. Pero, aún así, no hubo manera de nivelar la balanza, aunque fuese un poquito. Ni siquiera con la apuesta ofensiva de Luis Enrique, que acabó el partido con dos delanteros centro, Bermejo y Santi Mina.

Era imposible. Y no por un problema de actitud. Era algo más difícil de explicar, esa tendencia al drama que acompaña al equipo a Vallecas, y que ya casi ha dejado de ser algo casual para pasar a ser científico, una verdad inmutable.

Trece, buen número si no crece

Superado el duro trámite de Vallecas, el Celta ha hecho valer la buena situación con la que empezaba la jornada para terminarla en el décimo tercer puesto. Ha caído dos posiciones, en beneficio del propio Rayo y del Málaga. Pero la zona de descenso está a solo un punto menos, a cinco. Así que, asumiendo que el accidente del fin de semana ha sido solo eso, un accidente, la situación sigue siendo controlable.

Pero al Celta le conviene no dormirse en los laureles. Después de la visita a Vigo de la Real Sociedad, el calendario guarda tres enfrentamientos directos en los que se va a jugar la permanencia. Y el margen de error se ha reducido, hasta el punto de que cada hipotética derrota contra Almería, Valladolid y Osasuna neutralizaría en la práctica la ventaja que los vigueses acumulan sobre cada uno de estos equipos. Y, si no se hacen los deberes a tiempo, habrá que hacerlos en las últimas jornadas contra el Real Madrid y el Valencia.

Parte de guerra

El otro gran gran problema que dejó el accidente de Vallecas fueron las lesiones: Álex López terminó el partido con una lesión muscular que lo apartará dos semanas del equipo, justo cuando llega el tramo decisivo. Pero aún más preocupante es el estado de Charles, a quien Rat rompió la nariz. El brasileño es uno de los pocos titulares Asumiendo que lo de Vallecas ha sido solo un accidente, la situación sigue siendo controlableindiscutibles que tiene el Celta de Luis Enrique. Su concurso es fundamental para un equipo en el que, durante buena parte de la temporada, su único recambio era Santi Mina.

En el mercado invernal se intentó solucionar el problema con la incorporación de Welliton. No ha servido de nada. De hecho, se ha convertido en uno de los futbolistas con menos minutos jugados en la historia, solo 4, y ya hace muchas semanas que no entra en una convocatoria. Si la lesión de Charles le aparta de los campos, la buena noticia es la progresiva entrada de Bermejo, que lleva tres partidos jugando minutos importantes, y cobrando cada vez más importancia. Entre el cántabro y Santi Mina deberán llevar el peso del ataque.