El 28 de marzo de 1809, un alzamiento popular logró expulsar a los franceses y convirtió a Vigo en la primera localidad de Europa que logró expulsar al ejército de Napoléon de una ciudad conquistada. 205 años y un día más tarde, elCelta jugaba en su casa con la misión de volver a ganar, dos meses después de su última victoria como local, contra el Betis. Tan solo tres triunfos como anfitrión en Liga y una serie de malos resultados, que llevaron a los celestes a una situación de incertidumbre, hacía más necesario que nunca la reconquista de Balaídos.

Con esa perspectiva salió el Celta al campo. Nolito, Charles y Krohn-Dehli, inéditos en el Camp Nou, volvían al once. Solo Orellana se quedaba fuera entre los más habituales. El Sevilla llegaba crecido, con una gran racha. Seis victorias consecutivas que le dejaba a seis puntos de la Liga de Campeones, junto a una épica clasificación en la Europa League apeando al eterno rival. Con confianza. Emerysalió con el doble nueve, con una idea clara: cerrarle espacios al Celta y correr a la profundidad con Bacca, Gameiro y Vitolo, autenticos puñales al espacio.

Partido cerrado, bocas abiertas

Dicen que de bien nacidos es ser agradecidos. Balaídos se aplicó el dicho y le dio al césar lo que es del césar. Unánime y afectuosa ovación la que recibió Javi Varas en su regreso a Vigo. Solo un año como celeste, pero una infinidad de cariño, la que recogióJavito en la vuelta a la que fue su casa.

Los aficionados fueron los más perjudicados en la batalla táctica

El choque empezó espeso, sin fluidez. El Celta quería mandar, con muchos futbolistas cerca de la pelota, buscando avanzar con asociaciones y paredes. Sin embargo las ocasiones no terminaban de llegar. Un par de disparos lejanos de Rafinha y Krohn-Dehli, el bagaje de cara a puerta. Ideas claras en el Sevilla desde el principio. Dos líneas de cuatro replegadas en campo propio, esperando para robar y salir a la contra con una velocidad endiablada. Cada vez que los delanteros sevillistas pisaban área, se mascaba el peligro.

El centrocampismo seguía imponiéndose con el paso de los minutos. El Sevilla no quería exponer. El Celta no podía asaltar el castillo visitante. Como consecuencia de ello, el espectador fue el más perjudicado. Ausencia de ocasiones en una batalla táctica muy equilibrada. Sin espectáculo. Rafinha volvía al equipo, pero su inactividad le pesó. AlPríncipe le faltó capacidad de desequilibrio y se enroscó en zonas alejadas del área. No obstante, su presencia mejoró al equipo y, como sucede habitualmente, fue objeto de numerosas faltas.

Fontàs se adelanta a Gameiro. (Foto: Salvador Sas | EFE).

Los sevillistas tenían las ideas muy claras. Conseguido el primer objetivo, atascar el juego combinativo local, se hacía preciso encontrar el segundo. Tras un par de escarceos, los puñales visitantes estuvieron a punto de inaugurar el marcador. Una contra fulgurante, llevada por Bacca, acabó en Gameiro que dentro del área se encontró con Yoel, que tapó mucha portería en el mano a mano y despejó a córner con el pie. Era el minuto 35.

En los diez minutos restantes hasta el descanso, cada equipo gozó de una ocasión. Nolitoremató de cabeza un centro de Augusto, pero Varas, muy seguro, detuvo con tranquilidad. Acto seguido fue Bacca el que pudo marcar. El remate forzado del colombiano se fue desviado.

Poco cambió en la segunda parte

Como en algunas franquicias del cine, la segunda parte tuvo prácticamente el mismo guion que la primera. Los locales movían la pelota sin demasiadas ideas ante unos visitantes bien plantados atrás. Un par de tímidos disparos de Rafinha, fueron contestados con mucho más peligro por Bacca y Coke. El Sevilla olía a peligro cuando merodeaba el área celeste.

Fue una desgraciada situación la que dio una vuelta de tuerca al partido. Álex López, lastimado en la espalda, tuvo que abandonar el partido. En su lugar, Luis Enrique introdujo a Orellana, en un cambio claramente ofensivo. El chileno, eléctrico, le metió una marcha más al ataque vigués y la inercia del juego empezó a cambiar.

Aparece el Capitán Cansancio

Volviendo a los tiempos de la Reconquista de Vigo y las derrotas de Napoleón Bonaparte, aparece en la memoria la más famosa de todas. Cuando el general francés intentó expandir su imperio hacia Rusia, se encontró con un rival imposible de vencer: elCapitán Invierno. El frío extremo mermó a las tropas francesas que tuvieron que renunciar a su empresa.

El Sevilla olía a peligro cuando merodeaba el área celeste

De la misma manera, en esta contienda tan igualada, el paso de los minutos trajo a escena a un desequilibrante natural en los partidos. Elcansancio apareció, para abrir más el encuentro. Los celestes siguieron dominando con mayor intensidad, animados por los huecos que empezaban a aparecer en la muralla sevillista. Del mismo modo, el repliegue local ya no era tan efectivo y los visitantes tenían más espacio para matar a la contra. Cualquier cosa podía pasar.

Nolito celebra el gol con Hugo Mallo y con Jonny al fondo. (Foto: Xoan Carlos Gil | La Voz de Galicia).

Así llegaron las ocasiones. La más clara del Celta, en el 65, tras un centro de Jonny al segundo palo. Orellana controló y soltó un latigazo que se estrelló con violencia contra el larguero. El rechace tocó en Nolito y la pelota se fue fuera. Por su parte Emery introdujo a Jairo y a Reyes por Vitolo y Trochowski, buscando todavía más profundidad. Varios saques de esquina peligrosos, se sumaron a las peligrosas contras del Sevilla, que podía desnivelar la balanza a la contra.

La fe del converso encontró el premio

En fútbol se suele decir que lo que no se gana en 80 minutos no se debe perder en 10. Sin embargo el Celta no tuvo muy en cuenta esa premisa, ya que se lanzó al ataque con más ímpetu que nunca en el tramo final. Decididos a cambiar la dinámica como local, los celestes se convirtieron a la religión de la fortaleza como local.

El Celta fue a por todas en el tramo final

En el arreón final, Luis Enrique relevó aCharles por Bermejo, buscando quizá, la especial relación con la épica del cántabro. Y tras varios intentos llegó: Super Mario buscó una pelota dentro del área, que Fazio interceptó con el brazo derecho. El árbitro lo vio y se fue a los once metros. Penalti. Era el minuto 86 y Balaídos contuvo la respiración. Nolito asumió la responsabilidad y ejecutó a la derecha de Varas, con tranquilidad, perfecto. Gol. Balaídos explotó, pero instantes después tuvo que contener la respiración. Bacca recibió dentro del área, pero Yoel había puesto el candado a la portería. Colosal el portero vigués tapando al colombiano y concediendo córner. Colosal también Javito, en el marco contrario, cuando momentos antes evitó el segundo de Nolito en una prodigiosa estirada.

El partido murió y el Celta consiguió ahuyentar los miedos de Balaídos. Reconquista conseguida. Los vigueses dieron un paso de gigante hacia la permanencia, a costa de unSevilla que apuntaba a Champions y que ha visto frenadas sus aspiraciones. La semana que viene, contra el Espanyol, tendrá que intentar subirse de nuevo al carro europeo. Por su parte, los de Luis Enrique se quedan a solo cuatro puntos de lapermanencia virtual, y afrontarán con mucha más tranquilidad, el sábado que viene, un partido contra el Rayo que, de haber perdido hoy, tendría tintes de final.