Este año, el Celta B afronta un reto de altura. El máximo exponente de la nueva savia celtiña afronta su segunda temporada consecutiva en la categoría. No lo hace por méritos propios, tras ser incapaz de conservar la categoría en el curso 2013 / 2014. Solo la compra de la plaza vacante dejada por el Ourense les volvió a abrir las puertas de la Segunda B. Así que al filial le toca ganarse en el campo lo que ha conseguido en los despachos.

A priori, la composición del grupo primero de la Segunda División B pone al Celta B en un plano de posibilidades bastante amplio. Los seis nuevos equipos que acoge la división, entre descendidos y ascendidos, dejan entrever que la categoría será abierta. A excepción de equipos como el Real Oviedo, Mirandés, Racing de Ferrol, SD Compostela o UD Logroñés, llamados a estar arriba pase lo que pase, el grueso del campeonato lo conforman escuadras con muchas similitudes entre ellas.

El primero en fijarse objetivos será Fredi Álvarez. El nuevo técnico del filial llega a Vigo tras un difícil año en el Compostela. Difícil por el trayecto, que no por la meta, a la que el conjunto blanquiceleste llegó en décimo tercera posición. Una conclusión positiva que, a pesar de todo, no evitó que Fredi caminase en la cuerda floja durante varias fases del campeonato. Diciembre pudo acabar con él, pero el paso del invierno a la primavera trajo consigo la resurección del equipo.

La cantera cuenta más que nunca

Fredi intentará que el Celta B madure en la medida de sus posibilidades. Lo hará a base de técnica y táctica, un binomio de difícil aplicación en Segunda B pero al que no renunció aún en las horas más bajas de la Esedé. Las perlas de la cantera aprenderán este año lo que es el fútbol de trinchera, en campos cortos y espinosos, frente a rivales bélicos, de los que no dan tregua en 90 minutos. Además, aprenderán a tocarla y a mimar el cuero con el que se han criado.

Las aspiraciones del filial celeste han de cumplirse, no solo por el bien del mismo, sino también por el bienestar del primer equipo. Luis Enrique ya demostró durante la pasada campaña que el fondo de armario del Celta está en su cantera.

Siete jugadores del filial están presentes en el segundo stage

No dudó en subir a jugadores cuando la situación requirió tal refuerzo. Este año, su sucesor, Eduardo Berizzo, ha decidido llevarse a siete futbolistas del Celta B al segundo stage de pretemporada que se llevará a cabo en tierras británicas. Son los siguientes: el portero Óscar Santiago, los defensas David Goldar y Samu Araújo, los medios Borja Fernández, Jordan Domínguez y Yelko Pino; y el atacante Fernán Ferreiroa.

Los triunfos del filial son puntos futuros

Por si fuera poco, 15 de los 24 futbolistas que forman parte de esta lista han pasado por las categorías inferiores de A Madroa. Este dato refuta con creces la tesis que versa sobre la importancia de la cantera. A todos estos hay que unirles el éxodo de numerosos jugadores como Yoel, Roberto Lago, Jonathan Vila, Toni Rodríguez, Joselu, Iago Aspas, Dani Abalo, Joanthan Vila o Denís Suárez; hombres de primer nivel que se formaron como jugadores en la cantera del Celta.

El Celta, a sus 90 años de edad, sigue estando hecho de una pasta especial. Su naturaleza es la de de un filial evolucionado hasta la máxima exponencia. Su recuperación tras los fracasos se ha sostenido gracias a los suyos, a los que conocen la esencia de un equipo destinado a sufrir, pero en el que vestir la camiseta es más que un protocolo. Los éxitos de A Madroa son los éxitos del Celta futuro, por lo que toda la dirección técnica del Celta aguarda que un grato año en Segunda B sea el primer paso hacia el éxito en Primera.  

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Denís Iglesias
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