La pretemporada del Real Club Celta continúa con buenas sensaciones. Más allá de los resultados, poco importantes a estas alturas, los pupilos de Berizzo siguen una línea ascendente de juego, a medida que van asimilando poco a poco las premisas del entrenador argentino.

Tan solo 18 horas después de empatar a dos contra el Norwich City, los celestes volvieron a saltar a un prado inglés. Al del Molineaux Stadium esta vez. El Wolverhampton se presentaba ante su afición en su último partido antes del inicio de la Liga. Los ingleses, mucho más avanzados en su preparación y más descansados que los vigueses, igualaban de esta manera la teórica diferencia de calidad.

La manada sale en estampida

Con el pitido inicial, los lobos salieron desbocados a la cacería. Agresividad. El Wolverhampton apretaba mucho a un Celta, de estreno con su indumentaria verde, que no era capaz de manejar el balón con continuidad, aunque sí de dejar esbozos de la idea que persigue el Toto: ser protagonista en los partidos.

De nuevo, un error defensivo obligó al Celta a remar contracorriente

Calidad contra intensidad. La batalla estaba igualada, con el Celta dejando claro desde el principio que no iba a ser la presa fácin para unos lobos hambrientos de victorias para su afición. Orellana y un gran Madinda lo intentaron en la primera fase del encuentro. El gabonés firmó unos minutos excelentes. Dinámico. El centrocampista mostró su mejor cara, aglutinando mucho juego y llegando a portería con peligro.

Sin embargo, la asfixiante presión del Wolverhampton incomodaba mucho al Celta en la salida de balón. Fue Jacobs el primer lobo que enseñó los colmillos, con un disparo cruzado. No mucho después, a la media hora de encuentro, Dicko fue el encargado de hincarle el diente al equipo celeste. Un error en una cesión de Samu a Sergio dejó al delantero de los Wolves solo ante el de Catoira y le batió a placer. La manada daba la primera dentellada a su presa.

Poco de amistoso

Con el gol de los Wolves se desataron las hostilidades. El Celta se contagió de la agresividad local y aceptó el reto. Cabral lo entendió mal. Convirtió esa agresividad en violencia y agredió a Dicko con un cabezazo. La jugada derivó en una tangana muy desagradable que el arbitró zanjó con una amarilla para cada futbolista.

El partido se agitó y el Celta subió una marcha. Los últimos diez minutos de la primera parte fueron de dominio absoluto. Asedio. Los celestes arrinconaron al Wolverhampton en su área, buscando el empate con insistencia. La falta de rodaje fue el lastre que impidió precisar a los de Berizzo en los metros finales. Solo Álex López a la salida de un córner, puso peligro real en la meta local.

La presa se volvió cazador

La segunda parte arrancó como acabó la primera. El Celta estaba decidido a no dejarse abatir por la manada de lobos. Al contrario. Quería salir de su madriguera con botín. Para ello, Berizzo dio entrada a su mejor cazador en esta pretemporada. Joaquín Larrivey salió al campo en la segunda parte y la sensación de peligro aumentó notablemente.

Pero el primer zarpazo lo protagonizó el Wolverhampton. En un nuevo descuido defensivo, Henry se deslizó hasta la frontal celeste y lanzó una nueva dentellada. Pero el mordisco no cogió carne esta vez: su potente disparo se estrelló contra el palo de la portería de Sergio.

Cuando el Celta igualó la agresividad, impuso su calidad

A partir de ahí, el Celta se volvó y Larrivey empezó su recital. Primero conectó un cabezazo a la salida de un córner que se fue desviado. Uno de los apartados que parece haber cambiado Berizzo en las semanas que lleva al frente del equipo es la pelota parada: hasta cuatro ocasiones tuvieron sus pupilos rematando saques de esquina. Después del atacante argentino, fueron Fontàs y Cabral los que estuvieron a punto de marcar aprovechando envíos desde el rincón.

A pesar de las ocasiones falladas, el Celta siguió percutiendo. Larrivey siguió percutiendo. El delantero argentino pinchó en hueso en el minuto 55, cuando envió al palo un disparo tras una perfecta media vuelta. Solo un minuto después lo intentó con una buena jugada que acabó con un chut algo flojo que detuvo Ikeme. A la siguiente que tuvo, Larri no falló. En el minuto 65, el de Gualeguay perforó por fin la portería del Wolverhampton, rematando con la zurda una asistencia de Nolito. El ex del Rayo convertía su cuarto tanto de la pretemporada, después del hat-trick que completó contra el Rápido de Bouzas. Extraordinarias sensaciones.

Faltaron fuerzas para llevarse la piel del lobo

El partido continuó, tenso, con una intensidad poco habitual en estos amistosos de pretemporada. Muchas patadas que, unidas a que las fuerzas flaqueaban con el paso de los minutos, deslucieron el tramo final. Un enfrentamiento entre ambos banquillos afeó todavía más esta fasedel encuentro.

Las sensaciones, positivas; los errores, propios de una pretemporada

Pero después de la tormenta siempre llega la calma. Poco a poco el partido recuperó la continuidad y el Celta tuvo su último tramo de dominio. Orellana y Nolito, muy activos, lo intentaron sin suerte. Eléctrico el ataque celeste en la segunda parte. Sin embargo, el partido jugado ayer y la preparación todavía incompleta, jugaron en contra de la precisión en el último cuarto de campo de los delanteros célticos. Sin puntería. Por su parte, los Wolves lo intentaron por a base de empuje. Arreones. El físico también bajó en los locales, pero no su agresividad. Como consecuencia de ello, llegaron tarde en varias acciones que supusieron entradas demasiado duras para un partido amistoso.

El encuentro murió con el empate a uno y sin que la sangre llegase al río. El Celta continúa transmitiendo buenas sensaciones, tanto en la idea de juego colectiva, como en el apartado individual, con jugadores como Larrivey, Nolito, Krohn-Dehli, Orellana o Madinda, dejando destellos muy esperanzadores para el equipo vigués. En el debe, las lagunas de concentración atrás, que regalan ocasiones a los rivales, y la falta de clarividencia en los metros finales, defectos muy propios de estas alturas de temporada. Los celestes tendrán ahora tres días para recuperarse de estos dos choques en 18 horas, para repetir de nuevo el mismo formato, contra el Burnley y el Everton, el martes y el miércoles respectivamente.

Goles del partido