La solidez del proyecto de Berizzo fue puesta a prueba por el Getafe, rival con oficio donde los haya, siempre difícil de ubicar en pretemporada, pero con un bloque de jugadores de innegable experiencia y calidad. Un test de altura para una cita de altura: el estreno liguero en Balaídos.

Continuidad

Dicen por ahí que si algo funciona no debe tocarse. Eso debió pensar el técnico celeste, que apostó por un once similar al de los últimos partidos amistosos, que tan buenas sensaciones habían dejado. En la portería se inclinó por la experiencia de Sergio, un seguro en el juego de toque que ya parece obligado en Balaídos. En la defensa resolvió uno de los dilemas del verano otorgándole el lateral derecho a Jonny, seguramente animado por la capacidad del canterano para centrar balones al área. Idéntica capacidad a la demostrada por Planas desde la izquierda.

Cuando algo funciona no debe tocarse

El destinatario de tanto centro era otro de los fichajes veraniegos, Larrivey, que finalmente ganó la batalla a Charles a base de efectividad goleadora y lucha. El argentino se antoja como la referencia del equipo arriba, aquel que fijará a los centrales y facilitará el juego de los hombres de banda. Contra el Getafe cumplió a la perfección el guión, asistiendo a Nolito en el primer gol, y finalizando en el tercero.

Cara y cruz para A Madroa

Borja Fernández fue una de las sensaciones de la pretemporada. Un futbolista de 19 años, que ya había participado el verano anterior a las órdenes de Luis Enrique pero que este año, aprovechando la baja de Oubiña y que el nuevo técnico quiere a Krohn-Dehli y a Madinda más adelantados, parece haberse hecho un hueco en la plantilla. Berizzo decidió darle la alternativa en partido oficial a un diamante en bruto de la factoría de A Madroa, que ha irrumpido en el primer equipo con tanto estrépito como mimo por parte del cuerpo técnico.

No tuvo un debut plácido. Sammir, el mejor jugador del Getafe, se encargó de ponérselo difícil, sobre todo en la primera mitad. Tras el descanso, más arropado por sus compañeros, consiguió salvar la papeleta. Incluso fue ovacionado cuando dejó su puesto a cinco minutos de la conclusión al serbio Radoja, llamado a ser titular, y que apura todo lo posible su adaptación a una nueva cultura.

La otra cara de la moneda la representan otros dos firmes valores de la cantera: dos internacionales con un nombre hecho en la máxima categoría, Santi Mina y David Costas. De un papel destacado con Luis Enrique, sobre todo en el tramo inicial de la temporada pasada, han pasado a caerse de la primera convocatoria de Berizzo, que incluso ha especulado con la posibilidad de devolverlos al filial. Habrá que ver si esta tendencia queda en algo puntual o si efectivamente han perdido protagonismo en este Celta.

Presión alta

No es ninguna sorpresa que este equipo va a morder más arriba que el de Luis Enrique. Desde su llegada, Berizzo les ha pedido a los suyos un compromiso y un sacrificio totales, que luego agradece en cada rueda de prensa. Desde el primero hasta el último de sus futbolistas presionan, ayudan en defensa y reducen los espacios al rival hasta que la pelota llega a sus pies. Y no es extraño ver cómo jugadores que llegaron a ser cuestionados por su indolencia se esmeran en echar una mano en defensa. Jugadores como Nolito u Orellana, que incluso se llevó una tarjeta por protestar con excesiva vehemencia.

Los hombres de arriba se divirtieron sobre el campo, y redondearon la actuación con un gol por cabeza

Pero todo esfuerzo tiene su recompensa, y estos futbolistas lo saben. Es cuando el equipo recupera la posesión, tras provocar el fallo del rival, cuando empieza la fiesta. El Celta desarrolla entonces su juego de toque, el que lleva años perfeccionando. El ya famoso “fútbol de salón” que demanda la grada de Balaídos, y que con Berizzo parece haber ido un paso más allá. Contra el Getafe, el dominio fue, por momentos, total. Los hombres de arriba se divirtieron sobre el campo, y redondearon la actuación con un gol por cabeza. Es difícil ver un pelotazo largo y, lo que es más difícil: este modelo se mantiene con ventaja en el marcador.

Los riesgos

La idea de Berizzo busca defender el resultado a base de la posesión. Sobre el papel, quien controla la posesión obliga al rival a correr, a desgastarse. Especialmente si juega con prisas, con urgencias. Claro que la precisión debe ser máxima, porque cualquier error se puede pagar caro.

El Celta no parece dispuesto a renunciar a su apuesta por adversas que sean las circunstancias

Fue lo que ocurrió en dos ocasiones. La primera provocó un contraataque eléctrico de Lafita que le cedió a Sammir el gol que acortaba diferencias. La segunda, pudo acabar en empate. Los fantasmas sobrevolaban Balaídos, que ya había visto como el Espanyol levantaba un 2-0 hace justo un año. Pero este grupo también parece más fuerte mentalmente. Y, sobre todo, no parece dispuesto a renunciar a su apuesta por más adversas que sean las circunstancias. Así que se mantuvo fiel a su estilo y acabó por sentenciar el choque en otra acción de toque, velocidad y precisión.

La solución, desde el banquillo

Tener tantas alternativas dificulta la tarea de idear un once, pero también proporciona una gran cantidad de recursos durante el partido. Es uno de los aspectos en los que más se nota el salto de calidad desde el ascenso. Tras el empate, Berizzo echó mano de todo un subcampeón del mundo, que no había encontrado hueco como titular. Y Augusto solo necesitó dos minutos para lanzar el ataque definitivo, aquel con el que Larrivey ajustició al Getafe a pase de Nolito. Con el rival noqueado, el técnico ni siquiera necesitó más soluciones, y pudo darles un merecido homenaje a Borja Fernández y a Larrivey, sustituidos por Radoja y Charles, que deben ir entrando en la dinámica del equipo.

Y así se escribió este primer capítulo del curso 2014-15. Por primera vez en casi una década, con una victoria ilusionante en la máxima categoría. Ilusionante para una afición que está cansada de sufrir y que, de una vez por todas, se siente con derecho a soñar.