La vida de Juanito Arza permaneció para siempre teñida de celeste tras la década de los 70. Nacido en 1923 desarrolló una muy notable carrera como futbolista que alcanzó su techo en el Sevilla. Allí permaneció 16 temporadas y se convertiría en El niño de oro conquistando un título de liga, una Copa del Rey y un trofeo Pichichi. Precisamente en la final de Copa de 1948 Arza vivió su primer gran momento con el Celta como telón de fondo. Hispalenses y vigueses se enfrentaron en aquel partido y Juanito fue el autor de uno de los tantos que dejarían a los Pahiño y compañía con la miel en los labios. El navarro no actuaba como delantero centro nato sino como interior en una de aquellas delanteras de cinco hombres tan típicas de la primera mitad del siglo XX.

Juan Arza recibe el Trofeo Pichichi en 1955 (Foto: estella.com.es)

Amor incondicional

Como técnico iniciaría su carrera en 1960 en su tierra de adopción, Andalucía. Allí iba a trabajar en varios proyectos, fichando en repetidas ocasiones por su querido Sevilla a mitad de temporada, siempre con la finalidad de evitar un descenso que se acabaría produciendo en 1968. El salvavidas, le llamaban por entonces. Un inquebrantable compromiso sentimental con el club de sus amores le impulsaba una y otra vez a repetir experiencia fichando con la temporada ya avanzada y en unas condiciones muy complicadas. Pero Juan Arza jamás renunciaba a echar una mano a su Sevilla, logrando con su trabajo superar todas las dificultades. Todas excepto las que surgieron en aquel año 1968 y que terminaron con una dolorosa pérdida de categoría. En la temporada siguiente, ya en la Segunda División, permaneció al frente del equipo sin cobrar, devolviendo al club hispalense a Primera. Pese al éxito la directiva volvió a cerrarle las puertas para su nuevo proyecto en Primera. Cualquier técnico actual al que se le plantease una situación similar probablemente dejaría el club de malas maneras y sin posibilidad de volver pero con Juanito Arza las cosas funcionaban de otra manera. No cabe duda de que lo suyo por el Sevilla era auténtico amor.

Grandes años en Vigo

Aun con todo había llegado el momento de buscar un cambio. Tocaba respirar un poco de aire fresco en el norte. El Celta lo contrataría en 1970 tras la dimisión de Roque Olsen, procurando una complicada salvación en Primera con apenas siete jornadas por delante. Con Arza el equipo solamente lograría cinco puntos de 14 posibles pero una victoria sobre el Deportivo se convertiría en piedra angular para eludir el descenso y enviar a los coruñeses a Segunda. Al finalizar la campaña, Juanito Arza renovaba como técnico y encaraba con ilusión su primera temporada completa al frente del Celta.

Una campaña, la 70-71, en la que se conquistaría el mayor éxito del club hasta sus años más recientes, finalizando la liga en sexta posición y logrando acceder a Europa. Grandes sensaciones que permanecerían en el recuerdo durante muchos años y que crearían un vínculo muy fuerte entre Arza y el celtismo. El técnico navarro supo manejar un vestuario con gente muy joven, convirtiendo al equipo en una gran familia en la que reinaba un sensacional ambiente, transformando pesados viajes en autobús por las tortuosas carreteras de los años 70 en verdaderas excursiones de amigos. Era un hombre claro, franco y le encantaba la buena comida.

Aquel Córdoba estaba dirigido por todo un bicampeón mundial como Vavá

En la temporada 71-72 los resultados ya no serían tan brillantes, con una temprana eliminación en Europa por parte del Aberdeen y un campeonato de liga en el que el Celta se movió más cerca de los puestos de peligro que de la zona noble. Era el Celta de los Alarcia, Hidalgo, Fernández Amado, Lezcano, Canario, Jiménez o Sanromán. Fue este el equipo que se enfrentaría al Córdoba en la máxima categoría por última vez hasta la fecha.

Grandes nombres en el Córdoba

Un Córdoba que vivió una década de los 60 brillante, acumulando 7 temporadas consecutivas en la máxima categoría para descender en 1969, precisamente en el año en que el Celta retornaba a Primera. Durante los 70 Celta y Córdoba solo coincidirían entre los mejores en la temporada 71-72, la última que vivieron los andaluces en la categoría hasta su ascenso en el play-off del pasado mes de junio. Aquel Córdoba estaba dirigido por todo un bicampeón mundial como Vavá y contaba en sus filas con dos finos centrocampistas. Uno, salmantino de 22 años, llamado Vicente del Bosque. El otro, Pepe Escalante, futbolista de la casa que acabaría por convertirse en historia viva del Córdoba gracias a su protagonismo –unas veces como futbolista y otras como técnico- en varios ascensos del club.

Fermín y Del Bosque, jugadores del Córdoba en la temporada 71-72 (Foto: leyendasdecordoba.blogspot)

Impotencia contra conformismo

Alarcia, héroe en El Arcángel (Foto: halacelta.com)

Corría el 9 de abril de 1972 y ambos equipos se enfrentaban en El Arcángel. El Córdoba llegaba metido de lleno en zona de descenso y con la necesidad imperiosa de vencer. El Celta, en zona tranquila aunque mirando de reojo a los equipos que venían por detrás, buscaba sumar algún punto que le permitiese continuar sin agobios su periplo en la segunda vuelta. Una primera mitad con un Córdoba incapaz de superar la telaraña céltica ofreció apenas un disparo de Escalante al cuarto de hora y un par de incursiones sin peligro. El Celta, replegado, tampoco inquietaba la portería andaluza. Fueron 45 minutos de un fútbol soso y preocupante para los locales, que no encontraban la manera de perforar la portería de Alarcia.

El segundo tiempo, en cambio, ofreció un intenso tono verdiblanco. El Córdoba salió decidido a resolver el partido y disfrutó de claras ocasiones ante la portería céltica, desbaratadas unas veces por el poste y otras por un excelente Alarcia, héroe de los de Balaídos en aquella tarde. Faltando 11 minutos para el final Arza refrescaba al equipo introduciendo a Dolfi en lugar de Jiménez, extremo izquierdo titular. Todos los esfuerzos de los de casa por hacerse con los dos puntos resultaron vanos y el reparto final beneficiaba claramente a los visitantes, que se llevaban un jugoso botín sin apenas haber disparado a puerta.

Efímero retorno a Andalucía

Los andaluces consumarían su descenso al terminar penúltimos mientras que el Celta, muy castigado por las lesiones, conseguiría finalizar dignamente la temporada en la zona templada de la tabla. En Balaídos se deseaba fervientemente la continuidad de Juan Arza pero el Sevilla, de nuevo en Segunda División, llamó una vez más a su puerta y Juanito no pudo negarse a echar una mano al club que ocupaba su corazón. Sin embargo no llegaría a completar la temporada 72-73 al frente de los de Nervión, al enterarse superadas las tres cuartas partes del campeonato de que, una vez más, la directiva le buscaba sustituto. Dice mucho de sus convicciones su inmediata dimisión al conocer este hecho, perdonándole además al club casi el 50% del montante de su contrato. Auténtica ciencia ficción en el fútbol actual. Una nueva muestra de la generosidad y de la pasta de la que estaba hecho este auténtico hombre de fútbol.

Últimas experiencias en Vigo

Volvería entonces a Vigo afrontando la que supondría su última temporada completa en el equipo, la 73-74. Un gran inicio con liderato en la quinta jornada incluido no tendría continuidad y el Celta finalizaría en la zona media-baja de la tabla. Juan Arza no llegó a un acuerdo con el entonces presidente de la entidad celeste, Antonio Vázquez, para renovar su contrato y retornó a tierras andaluzas. El técnico no volvería a entrenar en Vigo hasta 1980, año en que se le llamó desesperadamente para intentar evitar el descenso a Segunda B. Arza, en un nuevo alarde de compromiso y buena voluntad, acudió a la llamada pero no pudo evitar la caída. Sería, además, su última experiencia en un banquillo.

Profesional modélico, persona entrañable

Pese a la última decepción su recuerdo quedará para siempre en las retinas del celtismo, su profesionalidad y su dedicación permanecerán imborrables dejando un poso de seriedad y honestidad difícil de igualar hoy en día. Se le recuerda como una persona entrañable que tenía muy en cuenta el trabajo de los canteranos, a los que ofrecía oportunidades con frecuencia y para la historia del celtismo siempre figurará como el primer técnico que llevó al equipo a Europa. Vigo también le aportó muchas cosas a nivel personal, especialmente la parte gallega de su familia como consecuencia de la relación de su hija con un vigués.

En Sevilla también se le reconoció su labor años más tarde y durante los festejos del Centenario se le nombró Futbolista del siglo. Juan Arza fallecería el 17 de julio de 2011, a los 88 años de edad. Auténtica historia del celtismo que el Córdoba conocería en la que fue su última temporada en la máxima categoría. Un profesional modélico que, desde allá donde se encuentre, contemplará como casi medio siglo después el Córdoba y su Celta se verán de nuevo las caras en El Nuevo Arcángel.