El Celta se despidió de la máxima categoría del fútbol español tras finalizar la temporada 2006/2007, cuando ni siquiera la llegada al banquillo céltico de Hristo Stoichkov pudo evitar lo inevitable. Se daba paso a una complicada y duradera etapa vagando por la Segunda División. Los tres primeros años del conjunto olívico en la competición de plata no fueron, ni mucho menos, sencillos. Tanto en el plano económico como en el deportivo. La deuda financiera aumentaba y el club se veía obligado a entrar en la Ley Concursal. A su vez, los resultados en el terreno futbolístico eran un reflejo de la delicada situación de la entidad viguesa. El combinado celeste estuvo muy cerca del descenso a Segunda B en sus campañas iniciales, logrando eludirlo, a pesar de sufrir hasta el final, en las tres ocasiones.

Con la miel en los labios

La llegada de Paco Herrera en junio de 2010 supondría una vuelta de tuerca y un evidente cambio de objetivos en el conjunto céltico. Aquella temporada el Celta realizó una gran primera vuelta, llegando a ocupar repetidas veces las dos primeras plazas de la clasificación –que suponen el ascenso directo a la Liga BBVA-. No obstante, la irregularidad de los vigueses y la efectividad de Betis y Rayo terminarían arrastrando al conjunto olívico hasta la sexta posición. El play off se presentaba en Vigo como una oportunidad para lograr el ansiado retorno que no podía ser desaprovechada. El Granada –que, en su primera campaña en Segunda 23 años después, se hacía dueño de un meritorio quinto puesto- sería el primer rival que debía ser derrotado para tener acceso a la eliminatoria final. El encuentro de ida, disputado en el Estadio de Balaídos, daba rienda suelta a la ilusión del celtismo de regresar a Primera, ya que el Celta vencía gracias a un tanto de Michu.

El Granada despertó a los de Herrera de un sueño que se tornó en pesadilla

Una afición totalmente entregada a su equipo creía en la remontada y provocaba que las taquillas del Nuevo Los Cármenes se colgara el cartel de “no hay billetes”, gracias en parte a los 300 asientos ocupados por aficionados célticos que también apostaron por su club. El conjunto rojiblanco igualaría el marcador global de la eliminatoria por mediación del actualmente céltico Fabián Orellana. Pasaron los minutos y se cumplió el 90 con victoria por la mínima del Granada, por lo que se disputaría una prórroga en la ciudad andaluza. El tiempo extra no trajo más que problemas para el Celta, ya que Roberto Lago se iría a las duchas antes de tiempo tras ver una segunda cartulina amarilla. El choque se resolvería desde los once metros. Orellana adelantaba a los nazaríes y Trashorras igualaba de nuevo. A los de Paco Herrera se les ponía la final a tiro tras el fallo de Carlos Calvo en el segundo penalti de los granadinos. Los lanzadores de ambos conjuntos estuvieron acertados hasta el momento en que Michu pasaría de héroe a villano una vez erró en su disparo. El cancerbero local con pasado celeste, Roberto, haría gala de su entereza y sangre fría al ponerse delante del cuero para perforar la meta de Yoel, adelantando de nuevo a los suyos. Finalmente, David Catalá fallaría desde los once metros, lo que provocaría la ausencia del Celta en la final del play off. Lo que había comenzado en Vigo como un sueño se covertía en pesadilla.

El meta rojiblanco Roberto acerca al Granada a la final tras acertar desde los once metros (Foto: Atlántico).

El fin de una larga travesía por el desierto de la Segunda División

Llegaba la temporada 2011/2012 y el sueño del retorno a Primera revivía de sus cenizas. Se cumplía la quinta campaña consecutiva en la categoría de plata. Todo un lustro vagando por la Liga Adelante en una etapa convulsa y complicada de la entidad gallega. No obstante, tras terminar el curso anterior cerca de lograr lo inimaginable, aquel periodo gris parecía tocar a su fin de una vez por todas en la ciudad viguesa. Los de Paco Herrera ocuparon desde el inicio de la Liga la parte noble de la tabla clasificatoria, rondando los puestos que dan acceso a los play off de ascenso. El Celta cosechó durante toda la campaña buenos resultados, lo que supuso que el combinado celeste se convirtiera en el equipo que más veces perforó la meta rival y el que en menos ocasiones recogió el cuero del fondo de las mallas de su propia portería. Durante la segunda vuelta del campeonato los vigueses dejaron claras sus aspiraciones a optar a una de las plazas que conceden subir de categoría evitando las eliminatorias.

El empate era suficiente para Celta y Córdoba

En la penúltima jornada de Liga los vigueses obtuvieron los tres puntos en Tarragona, venciendo al Nástic por un gol a dos (por mediación de Iago Aspas y Natxo Insa), por lo que el Celta se planta en la última jornada del campeonato liguero rozando la Primera División, y a un solo punto de hacer efectivo el tan ansiado ascenso. Balaídos sería el escenario de un posible adiós a la categoría de plata por parte del combinado celeste. Dos puntos separan a vigueses y vallisoletanos, por lo que los hombres comandados por Miroslav Djukic no solo están obligados a vencer al Guadalajara, sino que dependen de que el conjunto de las Rías Baixas sea vencido en su estadio, ante su afición. Para finalizar la temporada en la segunda posición de forma matemática es necesario puntuar ante el Córdoba CF. A su vez, los verdiblancos viajan a Vigo como ocupantes del último puesto que permite disputar el play off de ascenso, con ligera ventaja sobre la UD Almería. No obstante, un punto es suficiente para que los andaluces no pierdan la plaza. En resumidas cuentas, ¿para qué arriesgar estando ambos equipos tan cerca de cumplir sus respectivos objetivos?

Partido insípido con final feliz

Domingo, 3 de junio de 2012. En una soleada tarde de primavera, las calles de Vigo rebosan de alegría. Se escuchan cánticos de apoyo al Real Club Celta en cualquier rincón de la ciudad olívica. Los rostros de los fieles seguidores célticos parecían recuperar una sonrisa. Conforme se acercaba la hora de inicio del encuentro, llegaba la afición celeste –acompañada por varios seguidores cordobeses- a un Estadio de Balaídos que fue ocupado en su totalidad por primera vez en mucho tiempo. Ante una ocasión como aquella, el club optó por retirar la lona que publicitaba la conocida cerveza “Estrella Galicia” para poner a la venta de nuevo billetes en la grada de Fondo. El partido daría comienzo a eso de las 19:30. Poco antes de que Hernández Hernández (colegiado canario) ordenara el inicio del choque, en los aledaños del fortín celeste se respiraba un ambiente de Primera. La euforia y la felicidad se apoderaron de una afición que presagiaba lo que acontecería dos horas después, algo que no era precisamente difícil de intuir. De hecho, el encuentro no haría pasar demasiados apuros a ninguno de los dos conjuntos. Ni Celta ni Córdoba tenían pensado arriesgar lo más mínimo, ya que tanto vigueses como cordobeses se conformaban con las tablas en el marcador. Faltaba dar un pequeño y sencillo paso para lograr el ansiado ascenso cinco años después.

La afición céltica insta a los suyos a dar el paso definitivo hacia la Primera División (Foto: Tomás Rodríguez Ontiveros | VAVEL).

El partido acabó con cero remates y muy pocas jugadas en ambas áreas

Herrera formaría sobre el terreno de juego un esquema 1-4-2-3-1 compuesto por Sergio; Hugo Mallo, Oier, Túñez, Roberto Lago; Borja Oubiña, Álex López; De Lucas, Bermejo, Orellana e Iago Aspas. También disputarían unos minutos Natxo Insa, Joan Tomás y David Rodríguez. Por parte del conjunto verdiblanco, dirigido por Paco Jémez, destacaba la suplencia del ariete Charles Dias, hoy por hoy futbolista del Celta. El encuentro fue una gran fiesta en Vigo para una afición céltica que veía más cerca la Liga BBVA y que, a falta de goles en Balaídos, festejaba los tantos que lograba el Guadalajara en Valladolid remontando a los blanquivioletas en el marcador (1-3), con lo cual el Celta se convertía automáticamente en equipo de Primera. A su vez, los seguidores cordobeses celebraban la consecución de un meritorio sexto puesto que daba acceso a los play off. En el fortín celeste tenía lugar de manera anticipada la celebración del ascenso a la máxima categoría del fútbol español, ya que el partido no dio mucho más de sí. El evidente “pacto de no agresión” entre ambos conjuntos provocó que el encuentro finalizara no solo con el marcador sin estrenar, sino que también con cero remates, ni a puerta ni fuera del terreno de juego. Celta y Córdoba tampoco fueron capaces de sacar un solo saque de esquina, y apenas hubo jugadas en ninguna de las dos áreas. Además, el número total de faltas fue de siete -dos por parte de los locales y otras cinco del conjunto verdiblanco-, todas ellas leves, por lo que Hernández Hernández no mostró ni una sola cartulina en todo el choque. El colegiado puso fin a noventa soporíferos e insípidos minutos de puro trámite, tras lo cual se desató la euforia en Balaídos.

Ambos conjuntos festejaron el resultado final, un partido sin goles que en aquella ocasión no fue un domingo sin sol, como acostumbraba a decir don Alfredo Di Stéfano. Todo lo contrario. El sol brilló en Balaídos y ambos conjuntos se mostraron contentos gracias a la consecución de sus respectivos objetivos. El Celta se convirtió en equipo de la Liga BBVA, mientras que el combinado cordobés obtuvo la clasificación para disputar un play off en el que finalmente no conseguirían proclamarse vencedores. Los andaluces fueron derrotados en las semifinales precisamente por el Real Valladolid, uno de los damnificados del “pacto de no agresión” en Balaídos. No obstante en Vigo continuaba la fiesta, y al sol le sucedió una resplandeciente luna que acompañó al conjunto olívico en una duradera noche en la que se celebró el tan ansiado y esperado ascenso a la Primera División, categoría que los vigueses nunca debió abandonar. Todo sucedió un día que quedó grabado con letras de oro en la historia del Real Club Celta de Vigo, aquel inolvidable domingo 3 de junio de 2012.