La vida está llena de pequeños momentos. Detalles. Los hay de todo tipo pero todos tienen un denominador común: la pasión. La vida es sentimiento. En filosofía, se encuentra la pasión en seis ámbitos: amor, odio, deseo, gozo, adversión y tristeza. Piensen ahora en el fútbol. Transpórtense a Galicia e imagínense un Celta de Vigo - Deportivo de La Coruña. Turcos y portugueses. Balaídos y Riazor. A Coruña y Vigo. El derbi es pasión y, por tanto, también es amor, deseo, gozo, odio, adversión y tristeza.

Amor

¿Amor en un derbi gallego? Sí, no es una equivocación. Hay amor, y mucho. Amor a unos colores. Amor a un colectivo. Amor a un club. Amor a una forma de vida. Los derbis exaltan una forma de amar diferente a la que se acostumbra a hacer referencia. Amar a un club puede parecer ridículo. Incluso, un comportamiento infantil. Pero es el amor más fiel y puro. Celta y Depor no se aman y jamás lo harán. Eso sí, sin los que les aman no serían nada. No habría derbis, no habría pasión.

Odio

En toda rivalidad hay parte de odio. Además de pasión, el fútbol también es rivalidad. Celta y Depor se desean lo peor el uno al otro, y no lo esconden. En menor medida, también ocurre entre vigueses y coruñeses. Parece incomprensible que dos ciudades vecinas, que deberían luchar por intereses comunes, se lancen continuamente pullas para ver qué ciudad es mejor. Industria, puertos, habitantes y, entre otras cosas, inversiones. La competición es diaria.

Entonces, si las ciudades compiten diariamente, ¿cómo no van a hacerlo a vida o muerte en 90 minutos? 90 minutos de odio sano en los que no importa nada más que ganar y machacar al rival. La victoria es un bálsamo para toda la temporada que incluso puede durar décadas. El orgullo está en juego.

O noso derbi

El derbi gallego es especial. Pero, ¿cómo se ve desde fuera de Galicia? El derbi gallego está, probablemente, entre los cinco derbis más conocidos de España. Tiene algo diferente: lo extradeportivo. El fútbol no es la única cuestión que está en juego. La continua rivalidad entre ambas ciudades le da un valor añadido a todo lo que engloba el partido.

Es posible que anteriormente fuese más esperado. Atrás quedaron las gloriosas épocas en Europa y los enfrentamientos que podían decidir ligas. Atrás quedaron también Djalminha y Mostovoi. Pero la pasión sigue siendo la misma. 'O noso derbi' apareció cuando ambos equipos jugaban en Segunda División y sirvió como punto de unión entre ambos clubes. Una unión que solo puede existir por Galicia, y ni eso.

A más de 1.000km de distancia es difícil apreciar la rivalidad entre ambas ciudades. Por lo contado y leído, Vigo y Coruña pelean, sanamente, como lo hacen la mayoría de ciudades o equipos que se encuentran en distancias cortas. Si la realidad hace difícil declinar la balanza, vigueses y coruñeses pueden focalizar su rivalidad en el fútbol y batallar durante 90 minutos por el orgullo. Rivalidad sana y necesaria. Así se ve un derbi que jamás debió irse de la máxima categoría. Que gañe o mellor.

Esteban Borrell, barcelonés, es redactor del FC Barcelona, SSC Nápoles y coordinador de fútbol internacional en VAVEL.com