Medunjanin ha sido uno de los fichajes del Deportivo para afrontar su retorno a la máxima categoría. El bosnio ya conocía la Liga (jugó dos temporadas en el Valladolid) y sus características se ajustan al estilo de toque de Víctor Fernández. Un estilo, también hay que decirlo, que el Deportivo aún no está en condiciones de desplegar con eficacia.

Haris nació en Sarajevo hace 29 años. A los tres años tuvo que emigrar a Holanda debido a la Guerra de los Balcanes. Debutó en la máxima categoría con el AZ Alkmaar. Tras pasar por el Sparta Rotterdam, Valladolid, Maccabi Tel Aviv y Gaziantepspor, el Deportivo le ofreció este verano  volver a competir en España.

Medunjanin es uno de los habituales de la selección bosnia, habiendo sido convocado para el Mundial de Brasil 2014. Pudo jugar con la holandesa, pero renunció en favor de su país natal.

El jugón que no corre

Haris Medunjanin es un centrocampista que posee una clase innegable, pero que adolece de su poco despliegue defensivo y de algún problema de indisciplina (durante su estancia en Valladolid fue multado por una salida nocturna). Al  bosnio se le podría aplicar uno de los tópicos más manidos del fútbol: es un jugón que no corre. Jugadores de estas características se pueden encontrar en casi todos los equipos del mundo: Reyes, Banega, Trashorras, Parejo... son algunos de los ejemplos conocidos que se podrían poner.

En efecto, el bosnio ha dado señales de que es capaz de hacer funcionar el juego deportivista. Víctor Fernández le coloca por delante de Bergantiños, donde le acompañará Juan Domínguez la mayor parte de la temporada. Jugando con el gallego, Medunjanin retrasa su posición para colaborar en la construcción. El bosnio aporta fluidez y velocidad a las jugadas. Con él, el Deportivo tiene más el balón porque lo mueve mejor. Además, permite a Domínguez descolgarse y pisar el área contraria.

Haris Medunjanin también destaca por su buen golpeo de balón. De hecho, es el encargado de sacar faltas, córners y penaltis. Ante el Real Madrid anotó su primer gol, desde los once metros.

Sin embargo, el bosnio sufre cuándo su equipo no tiene el balón. Es un jugador intermitente que juega mejor cuando su equipo domina el partido, algo que no es de presuponer en Balaídos. Pese a su altura, no es un jugador que recupere muchos balones, le cuesta bajar a defender.

Buena parte de las opciones del Deportivo ante el Celta pasan por Medunjanin, imprescindible si los coruñeses quieren superar las trabajadas líneas de presión de Berizzo. Veremos que tal se desenvuelve en su primer derbi gallego.