Cualquier partido en la Catedral huele a fútbol. Ilustre escenario. Se palpó en Vigo toda la semana, mientras las peñas celtistas preparaban el viaje a una casa en la que siempre fueron muy bien recibidas. También se palpó en la ciudad olívica, el primer temporal del otoño. Una ciclogénesis explosiva tocó tierra en la Puerta del Atlántico, dejando lluvias torrenciales con vistosas inundaciones.

Lejos de Vigo, el Celta parecía a salvo de la tempestad. No fue así. La ciclogénesis no se llamó Margit, sino Athletic Club. La necesidad hace virtud, y los de Valverde fueron una tromba en cuanto la pelota echó a rodar. Con el agua al cuello, los Leones sacaron la cabeza y arrollaron a los celestes, que no conectaron dos pases seguidos en los primeros 20 minutos.

Impulso inicial

La actitud y las ganas estaban servidas por los locales. Solo faltaba que los acontecimientos acompañarán. Y así fue. En el minuto seis, Susaeta centró desde la derecha, De Marcos remató dentro del área y Sergi Gómez, de espaldas, se interpuso entre el balón y la portería. Fernández Borbalán se fue a los once metros. Había pitado penalti por mano del catalán. Riguroso. En cualquier caso, Aduriz asumió la responsabilidad y ejecutó a la perfección por el centro de la portería. Tras el gol, hubo un rifirrafe entre Sergio Álvarez y Susaeta, que agarró del cuello al guardameta celeste.

Con el resultado a favor y la Catedral desatada, solo hubo un equipo en el césped. El Athletic desató la tormenta contra un Celta que achicaba agua como podía. El embotellamiento se tradujo en dos ocasiones consecutivas de Susaeta, muy activo en el primer tramo. El Celta achicaba agua como podía Pero la más clara la tuvo Aduriz, que remató completamente solo a la salida de un córner. La reacción de Sergio, fulgurante, le permitió meter una mano milagrosa para ceder un nuevo saque de esquina. Minutos después volvió a marcar el ariete de San Sebastián, pero su tanto fue anulado, ya que el balón salió por la línea de fondo antes de que Susaeta centrase.

Por su parte, el Celta intentaba salir a la contra, pero sin demasiado peligro. Una internada de Orellana a pase de Nolito, acabó con el chileno por los suelos tras una pugna con Balenziaga, último defensor rojiblanco en ese lance.

Cuando las nubes aflojaron, empezó a verse el celeste

Tras una primera media hora de dominio apabullante, el Athletic bajó el ritmo . El dinamismo de Susaeta y De Marcos empezó a diluirse, la presión no fue tan intensa, y el Celta empezó a encontrarse consigo mismo. Álex López —muy bien hoy— y Krohn-Dehli entraron más en contacto con la redonda y los celestes se estiraron a su ritmo. Ayudados por Orellana, que derrochó energía desde la derecha, el partido se equilibró.

Fue el Ninja el que tuvo la ocasión más clara: un centro de Nolito desde la izquierda al segundo palo, en donde el chileno no afinó en su remate de cabeza, que se marchó fuera. A pesar de la igualdad en las fuerzas, al Celta le faltó algo de profundidad para poner en más aprietos a Iraizoz.

Segunda parte, nuevo chaparrón

Tras pasar por la caseta, se volvió a nublar sobre la Catedral. El Athletic salió nuevamente a por todas, buscando finiquitar el asunto. El cuarto de hora de receso sirvió para cargar las pilas a los Leones, que volvieron a encerrar al Celta en su campo. Nada más arrancar, de nuevo Aduriz al fondo de la red. Una magistral maniobra dentro del área, concluida con un remate cruzado certero. Sin embargo, nada de eso valía. El guipuzcoano estaba en fuera de juego (muy justo) en el arranque de la jugada.

Cuando el ritmo del Athletic bajó, el Celta se estiró

El Athletic siguió percutiendo, una y otra vez. El Celta, poco acostumbrado a ser dominado, aguantaba el chaparrón con cierta solvencia. Solo Planas parecía no contar con paraguas. El lateral catalán estuvo muy desacertado. Flojo también Sergi Gómez, desubicado en el primer tiempo y algo más centrado en el segundo. Con todo, el lado izquierdo celeste era el más débil, y por ahí lo intentaron Susaeta, De Marcos e Iraola.

El León deja viva a su presa

La inercia del partido apuntaba al segundo del Athletic, aun a pesar de que el Celta aguantaba bien. La jugada clave llegó en el 62, con Aduriz nuevamente como protagonista. El delantero rojiblanco falló una clara ocasión, prácticamente a puerta vacía. Esa jugada fue un punto de inflexión.

Berizzo movió el banquillo para intentar cambiar la dinámica. Pablo Hernández relevó a Krohn —algo agotado en el segundo tiempo— y Charles entró un poco más tarde por Álex López. Cambios ofensivos buscando meter una marcha más en la zona de arriba. Funcionó. El Athletic bajó físicamente y el Celta se estiró.

Binomio letal

Pero, al final, el fútbol es mucho más sencillo que cualquier sesudo análisis. Cuando los buenos aparecen, también aparecen las diferencas. Orellana y Nolito empezaron a entrar mucho más en juego, descargados de la presión local. Los celestes tuvieron más presencia que nunca en campo contrario. En una de esas acciones, el Ninja y el Afilador se juntaron y tiraron una pared preciosa, que el andaluz elevó a la categoría de golazo con un toque de interior sutil, preciso, al palo largo de Iraizoz.

Cuando los buenos aparecen, también aparecen las diferencias

Todavía restaba un cuarto de hora y aparecieron los nervios en San Mamés. La situación del equipo y la posibilidad de haber finiquitado el encuentro mucho antes, trajeron la tensión a las gradas de la Catedral. También al césped. El Athletic quiso reaccionar, pero el desgaste había sido grande. Valverde lo intentó con Toquero y Beñat y Berizzo reforzó el medio con Borja Fernández.

Pero no había gas. La tormenta había pasado definitivamente y la única ocasión del Athletic llegó a pelota parada, en un tiro libre de Ibai que Sergio blocó con seguridad. Antes la tuvo el Celta, con un magnífico pase de Pablo Hernández —poco a poco el chileno deja más detalles— a Nolito, que el andaluz no fue capaz de concretar.

No hubo tiempo para más. El Athletic no fue capaz de matar un partido que tuvo en su mano. El empate deja con cinco puntos a los rojiblancos que, jugando así, saldrán rápidamente de los puestos bajos. Por su parte, el Celta ofreció una cara distinta a la habitual. Supo aguantar el dominio rival y tirar de la calidad de sus dos mejores futbolistas para sumar un punto que le permite mantener la imbatibilidad lejos de Balaídos y continuar en puestos europeos.

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