Por fin llegó su hora; 28 años tuvo que esperar. Manuel Agudo Durán ya ha sido reconocido como uno de los referentes del fútbol español. Un claro triunfo de la constancia, de las segundas oportunidades y del fútbol modesto. El extremo andaluz del Celta toca por fin el cielo tras haber trepado desde lo más bajo, sudando y creyendo en sí mismo, y después de haber sido rechazado por los más grandes.

El "golito" y la primera llamada de Luis Enrique

Un gol al Real Madrid. Así se presentó al mundo un jovencito rápido y muy técnico hace algo más de ocho años, una distancia que se antoja infinita hasta este maravilloso desenlace. "Golito de Nolito", rezaba con sorna la prensa madrileña, tras el imprevisto empate de los blancos contra el Écija en Copa; un don nadie con un sobrenombre simpático que tenía su día de gloria. Una temporada antes, este tal Nolito debutaba en Tercera División en las filas del Atlético Sanluqueño, el equipo de su pueblo, y pasaba al año siguiente a las filas astigitanas, una categoría por encima. Lejos de los focos, un futbolista internacional se forjaba en las categorías más duras de nuestro balompié, esas que parece que no existen.

Dos temporadas en el Écija, 67 partidos, 14 goles y notable rendimiento, pero el tren no llegaba. Ni caso de las categorías inferiores de la Selección. Pasaron los 20, terminaban los 21 y por fin, en verano de 2008 llegó la llamada: Can Barça requería a Nolito. El recién ascendido filial culé, lleno de talento, pero también de excesiva juventud, reclutaba hombres un poco más experimentados para sobrevivir en Segunda B. Un futuro amigo, Luis Enrique, capitaneaba el barco. Nolito sabía qué hacer, pese a ser consciente de que los fichajes tardíos en un filial no solían terminar bien. Mayor que Pedro, que Thiago Alcântara, que Gai Assulin o que Jeffrén Suárez, aprovechó los minutos que se le dieron; el premio, ver desde el banquillo un partido del primer equipo en Benidorm, en pleno camino hacia uno de los seis títulos que ganaría ese año.

Ni Jeffrén, ni Cuenca, ni Tello, ni Bojan, ni Deulofeu mejoraron lo que conseguiría

Volvió a explotar un año después. 12 goles para la causa, y el ascenso a Segunda como premio. Era protagonista y un tutor de excepción para los grandes futbolistas que venían detrás. Azares del destino, se presentó en la Liga Adelante en Balaídos. Primera jornada de la temporada 2010/11, y el Celta estrenaba el proyecto de Paco Herrera ante los de Lucho. Dos asistencias de gol -uno de ellos, de Fontàs- bastaron para mostrar que era un jugador único. El gaditano tomaba la medida al campo de su futuro equipo, donde varios de los jóvenes blaugranas terminarían años después jugando. El nombre de Nolito nunca sería el mismo en Vigo.

El filial del Barça terminó tercero en Liga, mientras Manuel hacía el más difícil todavía: 38 partidos, 13 goles. Más allá de eso, Pep Guardiola, que en pleno éxtasis azulgrana daba merecidas oportunidades a los que venían de atrás, llamó en alguna ocasión al andaluz. Cinco partidos, un gol en Copa y buenas maneras, pero los 25 años pesaban demasiado para un jugador del B que terminaba contrato ese mismo mes de junio. El cuerpo técnico negó la oportunidad a Nolito, priorizando a otros canteranos como Jeffrén Suárez, Isaac Cuenca, Cristian Tello, Bojan Krkic o Gerard Deulofeu; ninguno superó lo que conseguiría el sanluqueño.

Benfica, la inflexión

Pese a todo, Nolito contaba con un cierto cartel internacional que le permitió fichar gratis por un equipo de prestigio como el Benfica. El gaditano empezó como un tiro su aventura portuguesa, cinco goles en sendos partidos igualaban el récord anotador de un mito como Eusébio. Bajó sus prestaciones anotadoras conforme avanzó la temporada, pero sin desaparecer por ello del once.

Foto: Ricardo Grobas | Faro de Vigo.

Distinto fue el negocio al año siguiente. La llegada de Salvio y Enzo Pérez eclipsó al extremo español, relegado al banquillo lisboeta. Nolito sólo jugó los seis primeros partidos de Liga y después, desapareció. La situación requería un cambio que beneficiase tanto al club como al jugador, y la opción más idónea fue una cesión al Granada, que tonteaba con los puestos de abajo de la Liga. La venta de Orellana al Celta en enero abrió la puerta del andaluz al equipo de su tierra. Nolito no tardó en recuperar su identidad, se convirtió en un fijo en el once y ayudó con goles y asistencias a la supervivencia del cuadro nazarí.

Vigo, la senda del éxito

En verano de 2013, a su vuelta a Lisboa, sabía que volvería a tenerlo difícil para contar para Jorge Jesús. Tocaba hacer las maletas de modo definitivo. Medio millar de kilómetros más al norte, un viejo conocido como Luis Enrique llegaba al banquillo del Celta y comenzaba a reclutar antiguos pupilos del Barça B. El asturiano se decantó por Nolito antes que por el canario Vitolo, que acabaría fichando por el Sevilla. El sanluqueño se metía en el camino del éxito, una senda que no empezó fácil. Ni siquiera el mal momento de forma de Orellana despejó las cosas a Manuel, cuyo protagonismo iba cayendo al igual que el equipo en la clasificación. Terminó 2013 suplente, pero su orgullo lo levantó y lo erigió como una de las estrellas del equipo. Una recta final espectacular le permitió cerrar el curso como máximo goleador de una de las sorpresas del campeonato: 14 dianas, más que las logradas por Iago Aspas la temporada anterior.

Empezó en Tercera y ahora juega con los campeones de Europa

La vuelta de Rafinha al Barcelona, tras haberse erigido como la revelación de la Liga pasada, daba a Nolito el rol de estrella del equipo, flanqueado por el buen hacer de sus socios en el ataque. Por aquel entonces, el fracaso mundialista de España y la necesidad de un cambio de ciclo en la Selección ya había dejado algunos rumores en Vigo. Mientras, el andaluz seguía a lo suyo, refrendando la maravillosa forma con la que había llegado al verano, marcando y sirviendo goles para disfrute de la parroquia celeste; talento en el verde y alegría en el vestuario. Un premio, el de Mejor Jugador del mes de septiembre, avaló este fantástico nivel.

La recompensa llegó por fin. Duro fue conseguirlo y largo fue el camino. La palabra Nolito ya no levanta mofa entre el aficionado de a pie. El de Sanlúcar acaba de cerrar un triunfo del cada vez más vilipendidado fútbol modesto, suyo es el mérito. El joven que empezó tocándola en Tercera lo hará ahora con los campeones de Europa. Veremos si su histórica inclusión en la convocatoria no es un experimento ni una anécdota, y es un paso más en la historia de nuestro fútbol.